Se ha vuelto habitual que el cine de Hollywood recurra a fórmulas exitosas del pasado, antes de apostarle a nuevas historias que posiblemente les hacen más difícil asegurar la taquilla presupuestada. Esta vez el turno le corresponde a una nueva historia sobre Jason Bourne, saga que inició en el 2002, interpretado en esta y en sus primeras tres películas por Matt Damon. En la cuarta precuela, ‘El legado Bourne’, el actor decide no participar porque en esa oportunidad no le atrajo la propuesta del director Tony Gilroy; entonces, la película fue protagonizada por Jeremy Renner, quien interpretó al agente Aaron Cross.
Esta quinta película es dirigida por Paul Greengrass, quien había dirigido la segunda y tercera parte de la trilogía inicial: ‘El últimátun Bourne’ (2007) y ‘La supremacía Bourne’ (2004). Greengrass escribe el guion de esta versión junto a Christopher Rouse, montajista de dos películas de la saga y de esta última, en donde Matt Damon, además de volver como protagonista, también es productor.
Bourne sobrevive y malvive peleando en circuitos de combates cuerpo a cuerpo, ilegales, en países al este de Europa, hasta que es contactado por Nicky Parsons (Julia Stiles) una ex agente de comunicaciones asignada a la Operación Treadstone, el mismo programa secreto que creó a Bourne. Se citan en Grecia, en un ambiente álgido por las revueltas civiles perpetradas a causa de la reciente crisis económica. Nicky contacta a Bourne para informarle que tiene información de su pasado (parte del argumento de las sagas anteriores es la confusión de Bourne porque no sabe a ciencia cierta quién es él y cómo llegó a ser agente de la CIA).
Nicky ha hackeado información de las operaciones secretas de la CIA y descubre que el padre de Bourne, que en realidad se apellida Webb, también participó en la operación Treadstone. Este hecho motiva a Bourne a volver e investigar que sucedió detrás del asesinato de su padre, lo cual esclarecería el secreto de su origen como agente asesino.
Pero la CIA y las demás agencias de inteligencia, apoyadas en la tecnología, son cada vez son más eficaces, rápidamente descubren el hackeo y la conexión entre Bourne y Nicky. El director de la CIA Robert Dewey, interpretado nada menos que por Tommy Lee Jones, despliega toda su fuerza para atrapar a Bourne, por un lado designa a Heather Lee (Alicia Vikander) experta en tecnología para que establezca los movimientos de Bourne, aunque ella le insiste que puede hacerlo volver de forma pacífica; por otro lado, Dewey contacta a uno de su agentes más letales, Asset, interpretado por el legendario actor francés Vincent Cassel, quien debe eliminar de una vez por todas a Bourne.
Entrelineas la película plantea un futuro más oscuro que en las anteriores. En esta versión se va configurando un villano más complejo, educado y de élite, Heather, la experta en tecnología de la CIA, y Kalloor, un genio que desarrolla una nueva plataforma social, provienen de la Universidad de Stanford, reconocida porque sus egresados han consolidado compañías como HP, Cisco Systems, Yahoo, Google, entre otras. Heather más que Kallor, es ambiciosa y muy sagaz; la película, evidencia que ella puede manipular a personajes como Dewey, el director de la CIA (cargo que ella quiere ocupar), a Russell, director de inteligencia, y al mismo Bourne, aspectos que configuran a un villana contemporánea: bella e inteligente, y que se mueve con astucia en el mundo de los adultos, donde los cargos, los títulos, la edad y la experiencia no son garantes de nada en un entorno donde media la ambición y el interés personal.
Por René Alexander Palomino*
rpalomino@unab.edu.co
*Docente del Programa de Artes Audiovisuales de la UNAB.
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