Por Ana Milena Flórez Ortega
aflorez184@unab.edu.co
Era febrero de 1987, una tarde soleada y despejada, cuando Myriam Pinto una joven de 18 años se acercó a la esquina de la carrera 14 con calle 36 del centro de Bucaramanga. Buscaba trabajo, pues acababa de culminar sus estudios como bachiller. En esa esquina se encontraba un sargento pensionado de la Policía Nacional, José Espitia Suárez, quien tenía su local donde redactaba documentos y hacía gestorías en la DIAN (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales).
Espitia se había quedado sin secretaria, entonces le hizo una prueba de ortografía y de mecanografía. Al terminar, fue contratada pero con ganancias del 20 % de lo que se hiciera en el día, para lo cual ella aceptó; comenzaron a trabajar juntos y después de dos meses le ofreció a Myriam trabajar tiempo completo.
Myriam tenía la voluntad para aprender cosas nuevas y empezó a trabajar a pesar de no conocer sobre documentación legal. Aprendía de todo a la vez, porque siempre se presentaban casos distintos, pero los clientes empezaron a solicitar declaraciones de renta. Espitia no sabía hacerlas, él le pagaba a un señor llamado Campo Elías por ese trabajo.
Una nueva oportunidad
Un jueves, a eso de las cinco de la tarde, recuerda Myriam, llegó el Señor Campo Elías a entregar una declaración, pero Espitia había salido a jugar billar y estaba ella ahí sola. Campo Elías la saludó y empezaron a conversar, pero en un momento de silencio a Myriam se le presentó la oportunidad se seguir creciendo en su labor. “Señorita, ¿por qué no aprende usted a hacer las declaraciones?”, preguntó el señor, y a partir de ese momento comenzó a darle todas las indicaciones de lo que debía comprar para estudiar.
Pasaron así dos años y Myriam siguió ampliando sus conocimientos en el campo, hasta que Espitia Suárez, por motivos de salud, le ofreció la oficina tributaria. Para ese entonces, ella ya estaba casada con Gener Antonio Moreno Perea, y juntos buscaron los medios para comprar el negocio por $250.000 (unos seis millones de pesos en la actualidad). “Empeñamos algunas joyas y con unos ahorros completamos el dinero”, dice Myriam.
Los beneficios
El 22 de julio de 1989 se firmó la compra de la oficina tributaria. A partir de ese momento, cuatro metros cuadrados, una mesa, una silla y una máquina de escribir fueron las herramientas para sacar adelante la educación y bienestar de sus hijos. Myriam se encargaba de la oficina y Gener trabajaba en una empresa de la que se retiró por exceso de obligaciones de las cuales no había sido contratado. “Empezamos a trabajar juntos, criamos a nuestros tres hijos dentro de la oficina, era un poco incómodo pero debíamos acomodarnos a la situación”, recuerda Gener.

Myriam Pinto y Gener Moreno junto a sus hijos, en la casa que obtuvieron trabajando en la oficina de asesorías tributarias. / FOTO SUMINISTRADA
Así pasaron los años y el trabajo les dio para comprar un lote en el barrio Palomitas de Floridablanca, edificaron poco a poco, y actualmente es una casa con tres pisos independientes. Compraron su primer carro, un Renault 6 y Myriam estudió Contaduría Pública (se graduó en 2012).
La otra cara de la historia

La asesora tributaria Myriam Pinto el día de su graduación como contadora pública. / FOTO SUMINISTRADA
En el 2017 Myriam decidió irse a vivir a Palma de Mallorca, España. Dejó la oficina en manos de una amiga, mientras ella se encargaba del trabajo vía internet, pero no funcionó. Sin embargo, aún conserva algunos clientes de Bucaramanga a quienes atiende de manera virtual. Uno de ellos es el señor José Niver Pava, quien es cliente desde hace 10 años. Expresa: “Confío en el trabajo de Myriam, su compromiso, el profesionalismo y la confidencialidad con la información que maneja, así que todos los procesos que necesito acudo a ella así sea desde la distancia”.
En el 2018, tras un acuerdo legal, la oficina quedó a cargo del Gener Moreno, quien actualmente trabaja en ella como asesor tributario y comisiones de finca raíz. A pesar de que varios establecimientos de comercio estén cerrados por la pandemia, Gener mantiene su servicio trabajando desde casa.