
Por Estefanía Pedraza Bautista
epedraza803@unab.edu.co
En 2019, según la Organización Mundial de la Salud, la capital santandereana debía tener 191 mil 40 nuevos árboles sembrados. Sin embargo, a la fecha solo había 60 mil 386 en la ciudad. En el informe de deforestación que presentó en 2018, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), en Santander fueron deforestadas 2.713 hectáreas de bosque; en comparación con las 5.336 hectáreas del 2017 se deduce que la actividad bajó. El Ideam aún no tiene listos los datos oficiales del 2019.
Juan David Pérez Quintero tiene 24 años y es invidente por un desprendimiento de retina debido a su prematuro nacimiento. Nació de cuatro meses y tres semanas; desde los cinco años empezó a jugar fútbol, a los 12 perdió totalmente la visión y a los 16 años ingresó a una selección de fútbol sala para ciegos. “Desde ese momento entendí que uno debe trabajar por la sociedad, entonces lo poco que me habían enseñado lo quería compartir a otros compañeros invidentes”, comenta.
Estudia trabajo social en la Universidad Minuto de Dios desde el 2018 y a principios del año pasado, a través del programa “Sembramos inclusión” de la Fundación Progresa, Juan David conoció a David Carvajal Guerrero, estudiante de Derecho de la Corporación Universitaria de Ciencia y Desarrollo de Bucaramanga, quien lo motivó con el tema de la siembra de árboles. “Este año quise comenzar mis propias siembras e involucrar a la población con discapacidad. Ya hemos hecho pedagogía en dos actividades de reforestación”, manifiesta Pérez Quintero.
En la Universidad Industrial de Santander nació el ‘vivero forestal UIS’ en agosto de 2018, en manos de ‘David Guerrero’ como se hace conocer, y más de 100 voluntarios que se fueron uniendo a la causa en el transcurso del año. “Nuestra meta es crear huertos forestales en barrios y colegios de Santander. En el último año han salido aproximadamente cinco mil árboles de nuestro vivero”, cuenta Carvajal Guerrero.
El estudiante ha sembrado 50 plantas en su barrio ‘El Refugio’ de Piedecuesta, 25 árboles fueron donación del ‘vivero forestal UIS’, más 25 que compró en el mismo a 4 mil pesos cada uno. La zona es un área de sesión de la junta de acción comunal del barrio, y con donaciones, Pérez Quintero mandó a podar el terreno que es de grande como la mitad de una cancha de fútbol.
Después de un mes la maleza que crece esconde la ubicación de los árboles sembrados. Ese descuido fomenta que las personas sigan arrojando basura, y al no contar con los medios económicos para volver a mandar podar el lote, el piedecuestano busca promover jornadas de limpieza voluntaria los fines de semana. “Piedecuesta tiene mucho terreno apto para reforestar y contamos con árboles que van a crecer en buen estado bajo el respectivo cuidado. El árbol necesita de nuestra ayuda los tres primeros meses, de ahí en adelante él ya se vuelve independiente”, expresa Juan David.

También plantó 41 árboles con estudiantes de octavo y décimo grado del Colegio Promoción Social de Piedecuesta, los cuales fueron donados por la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (Cdmb). Gracias a que una amiga compartió uno de sus videos promocionando la jornada de siembra, la información llegó a una trabajadora de la Cdmb a quien le pareció interesante el tema y lo invitó para recibir una donación de árboles.
Siete voluntarios se reúnen para trabajar en esta iniciativa y tres de ellos son invidentes. “Quiero que sean muchas personas con discapacidad para quitar tantos paradigmas que rodean a esta población. La idea es que nos comiencen a ver por igual”, sostiene Juan David. “Para alguien con una discapacidad las condiciones físicas pasan a un segundo plano, cuando el corazón está dispuesto a ayudar, todo es mental y emocional”, dice David Guerrero, admirado por la labor de su compañero activista.
Laura Nathalia Lozano Reyes es estudiante de Ingeniería Civil en la UIS y hace dos años es voluntaria en el ‘vivero forestal UIS. Reconoce la importancia de trabajar con discapacitados que son activistas ambientales. “Cuando hay deficiencia en un área cognitiva se potencia otra, ellos pueden ser buenos para memorizar y hablar de cualquier tipo de árbol, en su tacto son más sensibles y pueden definir mejor el estado de una hoja o describir mejor una planta que uno”, explica Lozano Reyes.
Desde abril de 2019, Juan David Pérez tiene un canal en Youtube llamado “El Sancocho TV” en el que toca temas de responsabilidad social, con su amigo Iván René Castro Flórez. Juntos han trabajado en ambos proyectos con la esperanza de sembrar la cultura del cuidado del medio ambiente en Santander.
Con el ejercicio de la reforestación ven la necesidad de contar con su propio vivero y entre los voluntarios han empezado a germinar semillas en sus casas. “Una amiga que también es invidente nos cedió un espacio en el patio de su casa para hacer un vivero forestal en el barrio ‘Cristal Alto’ de Provenza en Bucaramanga, la dificultad es que aún no contamos con el dinero para arrancar en forma”, dice Iván René.

El activista invidente es promotor e imagen deportiva de la Fundación Progresa, aunque recibió ayuda económica el año pasado para la actividad de “Sembramos inclusión”. Este año no quiere recargarse a una sola entidad y busca otros medios para recibir colaboración, “he pedido ayuda en Facebook y algunas personas me han escrito, creo que en el momento alcanzo a reunir 100 mil pesos para la ayuda del vivero”, dice Pérez Quintero.
Inversión para reducir cifras
En diciembre de 2019, en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), efectuada en Madrid (España), Colombia recibió la más grande ratificación de cooperación internacional que representó la ayuda económica de 366 millones de dólares para la lucha contra la deforestación. En febrero de este año, para aportar a la meta de 180 millones de árboles que se trazó el Gobierno Nacional, con el apoyo del Ministerio de Ambiente la Cdmb anunció el lanzamiento de la Red de Educación Ambiental de Colegios Privados, para las instituciones de Lebrija, Girón, Bucaramanga y Piedecuesta que estén interesadas.
Los últimos tres reportes del Ideam dicen que en 2016 se deforestó 178.597 hectáreas de bosque en Colombia, 219.973 hectáreas en 2017 y 197.159 hectáreas en 2018. Según el informe del 2018 la región Andina agrupa el 14,2 % de la superficie deforestada y presentó la mayor reducción de tala de árboles, pasando de 36.745 a 28.089 hectáreas.