”Quiero estudiar Biología y ser científico. Yo solo quiero ciencia, ciencia y más ciencia”, asegura Alejandro Gómez Gómez, un niño que siente pasión por los libros, la biología y el deporte. Su día a día no es como el de los demás chicos de su edad. A parte de entrenar esgrima, él dedica gran parte de su tiempo libre a seguir investigando y nutriendo su proyecto “Extracción de ADN por parte del tejido epitelial a través de la técnica Salting Out” y, asimismo, se prepara para la ponencia que dará en Dubái (Emiratos Árabes Unidos) sobre mutación genética.

Son pocos los menores a los que le brillan los ojos y se emocionan al hablar así como lo hace Alejandro. “Antes del proyecto leía muchísimo, a veces sobre gravedad y el espacio, pero leer sobre ciencia siempre me ha encantado porque… ¿¡cómo decirlo!? A uno le da muchas ideas sobre lo que puede hacer con una célula, cómo puede cambiar la forma del ser humano o cómo uno puede crear nuevas cosas”, afirma.

Su rutina empieza cuando el despertador marca las 5:00 de la mañana. Se baña, despierta a su papá, el médico Gustavo Gómez; se viste, desayuna y alista todo para dirigirse al Colegio Panamericano.
Los miércoles son los días que más adelanta su investigación, puesto que tienen una clase en la que los estudiantes deben dedicarse a sus proyectos de ciencia; no obstante, él ocupa ese tiempo elaborando las diapositivas que utilizará en la ponencia que dará para el mes de septiembre en el encuentro internacional.

A las 3:30 p.m. regresa a casa, almuerza, descansa un poco, hace sus tareas y a las 4:30 va junto a su madre a entrenar esgrima, deporte que le ha permitido viajar a diversas ciudades del país como Bogotá, Cali, Pereira y Medellín. Es de resaltar que también ha representado a Colombia en El Salvador.

-¿De dónde nace el interés por estudiar el ADN?
-En el colegio nos dieron una clase de lectura y nos dejaron leer un libro cualquiera, yo vi uno sobre un mamut que estaba congelado y lo estaban intentando clonar, eso me interesó mucho. Cuando llegué del colegio le pregunté a mi papá sobre si era verdad que estaban clonando, cómo funciona eso, cómo se puede hacer, si eso ya lo hicieron ¡y bueno! como un millón de preguntas más. Él me dijo que todo se basaba en la biología. Por eso le pregunté a mi profesora de ciencia, Anita Villamizar, sobre qué era eso.

¿Cuál es su científico favorito?
-Albert Einstein.

-¿Qué le recomienda a los demás niños?
Que empiecen a leer muchísimo y verán que su imaginación se abre. Empiecen a investigar bastante y a portarse bien en el colegio.

-¿Cuál es su libro preferido?
-Son tantos los que me gustan que no sabría decir cuál. Pero hay uno que me regalaron, es sobre reciclaje y cómo evitar caer en la drogadicción, ese enseña muchas cosas y es de mis favoritos, se llama “Alberto el reciclador”.

-¿Cuánto demora leyendo un libro?
-Normalmente en un libro no me demoro tanto, leo muy rápido, no sé por qué. Yo creo que tardo como dos horas si es un libro de ciento y pico de páginas. Aunque depende obviamente.

-¿Qué libro se está leyendo ahora?
-Uno sobre la destrucción de las torres gemelas. Es que me gusta leer sobre cosas de no ficción.

Sus temas favoritos para leer son los de ciencia e historia /FOTO JUAN CAMILO RODRÍGUEZ

Luego de que su profesora de ciencia le explicara que el ácido desoxirribonucleico (ADN) es el núcleo de las células y contiene el material genético de los seres vivos, y asimismo, de qué está hecho, cuáles son sus bases nitrogenadas, azúcares y para qué sirve, Gómez Gómez empezó a estudiar por su cuenta cómo funcionaba exactamente todo esto en los humanos. Al inicio no fue tan fácil, pues aunque obtenía información de los libros, le resultaba complicado o demorado; además, internet tampoco ayudaba, ya que como asegura él “buscaba en Google y literalmente me aparecía lo mismo en todas las páginas”.

Pero esto no sería un obstáculo, buscó a la docente Villamizar y le preguntó dónde podía encontrar los datos que necesitaba, ella le recomendó las revistas de ciencia. “Las leo en inglés porque las entiendo mejor, se me hacen más fáciles”, asegura este estudiante de nueve años de edad.

Luego de esto, su padre Gustavo Gómez, director médico del Instituto de Ortopedia y Reumatología de la Fundación Cardiovascular – Hospital Internacional de Colombia, lo lleva a este último para que conozca los laboratorios y observe lo que son las células vivas y bacterias. Con la información obtenida inició la primera parte de su proyecto.

Su mamá, Yolanda Gómez, comenta que su hijo quería participar en el Encuentro de la Red Colombiana de Semilleros de Investigación, Redcolsi, por lo que decidieron inscribir el proyecto. Este se realizó en la Universidad Industrial de Santander (UIS). De los 350 trabajos presentados se escogieron seis que pasaron a la fase nacional, incluyendo el de Alejandro, cuyo evento se organizó en Pasto (Nariño).

Gómez investigó sobre la electroforesis en gel, una forma de separar cadenas de ADN diferenciando las cromatinas de cada persona, esa es la forma de verlo a partir de un experimento casero en el que se necesita sal, alcohol isopropílico, agua, un colorante y vasos desechables. “Participó en la categoría calificativa. Compitió con estudiantes de cuarto, quinto, sexto semestre de Medicina de varias universidades del país. Allá habían alrededor de 3.500 personas ¡era una locura! Los que ganaron tenían el derecho de ir a Dubái al encuentro internacional. Allí se escogieron 35 proyectos. Él sacó 100 puntos de 100”, añadió su madre.

El viaje a Emiratos Árabes Unidos es la próxima estación para exponer y adelantar su proyecto. “Me gustaría clonar seres vivos extintos, volver a la vida cosas que nos servirían en la actualidad, que vuelvan los dinosaurios y, si pudiera, también clonar personas que han muerto y quiero que vuelvan a existir”, explica este estudiante de cuarto grado.

Subcampeón panamericano de esgrima

La curiosidad por conocer más y las ganas de experimentar cosas nuevas, son algunas de las características que tiene Alejandro Gómez. A parte de ser admirado por su proyecto de investigación también lo es por ser el subcampeón panamericano de esgrima en la categoría de ocho a 10 años, y convertirse así en el deportista más joven en traerle medallas a Santander con esta disciplina.

Su interés comenzó por un juego que le enseñó un amigo. “Yo estaba con mis papás en un restaurante y estaba jugando, entonces les pregunté si ese deporte existe y me dijeron que sí, que se llamaba esgrima. Les pregunté si lo había en aquí en el departamento, ellos buscaron y resulta que había liga de esgrima en Santander”. A los pocos días ya estaba entrenando.

Este deporte tiene tres armas: el florete, la espada y el sable, esta última es la que utiliza Alejandro, es la más liviana y tiene su propia posición, un pie hacia adelante y el de atrás apuntando hacia afuera. En el sable no se pueden cruzar ni tocar los talones, a menos de que esté yendo hacia atrás.

La constancia con la que entrena le ha permitido se parte de la Selección Colombia de esgrima, razón por la que obtuvo el aval para presentarse en El Salvador, país del que se trajo la medalla de plata panamericana.

Para Yolanda Gómez, los hijos deben formarse a partir de mucho amor, disciplina y rutina, pero eso sí, sin que esto sea impedimento para que disfruten al 100 por ciento su niñez. “Yo la tenía clara. Lo primero que hice cuando me lo entregaron fue darle un beso, la bendición y me dije: ‘Alejandro tiene que ser un buen hombre, quiero entregarle a la sociedad una persona de bien’. Yo soy súper disciplinada con mis cosas y le inculqué eso, él se despierta, come y se duerme siempre a la misma hora. Por eso él no pone lata para nada”, asegura.

Otro deporte que le llama la atención es el tenis, además, considera que fue gracias a este que obtuvo la fuerza necesaria en los brazos. Es así como este niño de nueve años se convierte en una promesa para la ciencia y el deporte.

“Un niño feliz”

Sus padres son las personas que más lo han apoyado. / FOTO JUAN CAMILO RODRÍGUEZ

Yolanda Gómez añade que aunque su hijo es estudioso y disciplinado, también disfruta de su etapa de niñez no solo en el colegio, sino también en casa.

-¿Cuál sería un defecto de Alejandro?
-El único lío que tenemos es que come despacio, pero eso sí, come
de todo. Del resto no ha puesto problema con absolutamente nada.
Si se castiga y se le dice que no tiene iPad, dice «ok» y se pone a
leer un libro.

-¿Por qué lo castigan?
-La verdad si se le ha castigado ha sido muy poquito porque no recuerdo, incluso, hace unos días me llegó una nota del colegio en la que me decían que se había portado mal en clases. Yo casi mando a enmarcar esa nota, o sea, él fue feliz; además, eso nunca había pasado, por eso no lo regañé ni nada, hasta bonito me pareció.

-¿Qué es lo que más le gusta comer y lo que no?
-Le encantan las verduras, en especial el brócoli a vapor con sal.
Las gaseosas no las recibe, dice que no le gusta el sabor, ni como
se sienten en la lengua y que son malas para la salud.

-¿Cuál es el consejo que siempre le da?
-Siempre le digo que sea muy feliz, que haga las cosas que le gusten.
Y sé que es feliz porque llega del colegio con el uniforme sucio de
tanto jugar (risas).

-Dígame uno de los momentos que más disfruta con él.
-Son muchos, pero ahora antes de dormirnos bailamos salsa. Ya se sabe los cuatro pasos básicos. Yo trabajo medio tiempo y la otra mitad se la dedico a él.

Por Danyth Fandiño Lerma
dfandino664@unab.edu.co