En las salas de cine se encuentra una cinta francesa titulada ‘Mon roi’ (Mi Rey), pero el título fue traducido al castellano como “Mi amor”, es la segunda película de Maïwenn Le Besco, actriz, guionista y directora francesa, conocida simplemente como “Maïwenn’, cuyas películas no son muy conocidas por estas tierras; pero sí una de sus interpretaciones, la de Diva Plavalaguna, la exótica soprano lírica que canta durante una escena de la película “El quinto elemento” de Luc Besson.

Su primera película fue “Polisse” que retrataba la vida cotidiana de una brigada de protección de menores en Paris. Hay quienes dicen que su cine se construye de vivencias propias, que sus historias son representaciones exageradas e irónicas de episodios biográficos. Al igual que directores como Abdellatif Kechiche o Xavier Dolan, Maïwenn se esmera por construir escenas complejas en las que sus actores deben dominar arcos diversos, arcos de intensidad, por las sensaciones que sus interpretaciones les exigen.

En esta, su segunda película, vuelve a trabajar con la actriz Emanuelle Bercot, quien interpre- ta a Tony (papel que le significó el premio a mejor actriz en el 68 Festival de Cine de Cannes), una bella y soltera abogada que durante una noche de rumba reconoce a un hombre apuesto, Giorgio Milevski, interpretado por Vincet Cassel, un cosmopolita empresario y cocinero francés. Tony lo recuerda de sus tiempos de mesera, cuando él visitaba el bar donde trabajaba. Él acostumbraba a humedecer sus dedos en las copas y salpicar sutilmente los rostros de sus nuevas conquistas, de esta forma lo aborda Tony. Ella le pregunta si recuerda su rostro.

Tony, su hermano y la novia, esperan afuera del bar por un taxi. En ese momento sale del lugar Giorgio, quien se acerca a Tony y le dice que la recuerda, y le propone que desayunen juntos. Los cuatro se van para el apartamento de Giorgio, un lugar con mucho estilo, en donde él resulta ser un buen anfitrión. Rápidamente surge un intenso romance entre Tony y Giorgio. Él es un hombre culto, adinerado y con un gran sentido del humor. Rápidamente el mundo de Tony da un giro inesperado, en poco tiempo se casan y él decide que quiere tener un bebé. En este idilio aparece la ex de Giorgio, una exótica modelo que al parecer tiene problemas depresivos. Al enterarse del embarazo de Tony, la ex intenta suicidarse, el dramático episodio hace que Giorgio se sienta responsable de ella y se obligue a cuidarla.

Esta situación aleja a la feliz pareja, Tony debe asumir sola su embarazo, en el proceso comienza a descubrir que realmente no conoce muy bien a su Giorgio. En pocos meses este hombre del cual se enamoró es distinto al sujeto egoísta y mentiroso del que espera un hijo.

Sin embargo, Giorgio vuelve y la reconquista constantemente, siempre argumenta de manera convincente su falta de atención y sus ausencias. Tony se acostumbra a estas intermitencias, a los cambios de humor de Giorgio y a la constante aparición de la traumada exnovia, pero sin darse cuenta los años pasan y su vida sentimental es una constante montaña rusa de la cual no sabe qué esperar. Esta incertidumbre la lleva cuestionarse su vida. Aún amando a Tony, debe tomar decisiones en medio de su divorcio, la custodia de su hijo, su carrera en ascenso, y las afec- taciones físicas y psicológicas que le han producido esta tormentosa relación.

Esta segunda película evidencia que Maïwenn es una directora que busca retratar el realismo y el desespero que transitan los sujetos sometidos a situaciones límite, en las cuales la vida se hace más patética y menos esperanzadora.

Por René Alexander Palomino*
rpalomino@unab.edu.co
*Docente del Programa de Artes Audiovisuales de la Unab.

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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