Según estadísticas de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, el conflicto armado en Colombia ha dejado 8 millones 131 mil 269 víctimas a fecha de agosto del presente año, de las cuales 975 mil 494 fueron asesinadas.
Cada víctima marca el inicio de una historia de dolor y sufrimiento, dejando una cicatriz en la sociedad que en ocasiones pareciera olvidar lo ocurrido, a lo mejor, por la ya acostumbrada manera de vivir frente a los estragos del conflicto colombiano.
Sin embargo, existen aquellos que han encontrado en las mencionadas historias de las víctimas un motivo para recordarle a la sociedad que se necesita la memoria para que se desenmarañe y presente la verdad, pues “Colombia necesita saber qué pasó y qué no debe volver a suceder nunca más, para forjar un futuro de dignificación y de bienestar general y así contribuir a romper definitivamente los ciclos de violencia que han caracterizado la historia de Colombia”, como lo expresa el punto número 5 de los Acuerdos pactados entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc-EP), y según lo presenta el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición.
En esta nueva etapa de Colombia, de saber qué fue lo que pasó, organizaciones como el Archivo Oral de Memoria de las Víctimas (Amovi) se vuelven indispensables para narrar la historia de quienes sufrieron las barbaries de la guerra gracias a él las víctimas tienen la esperanza de que su sufrimiento haga parte de la memoria histórica del país.

Contar para no repetir Amovi es un proyecto de la docente, historiadora y archivista, Ivonne Suárez Pinzón, que nace de una investigación en 2013 sobre narrar el conflicto armado en Colombia desde el recuerdo de las víctimas desplazadas que viven en el área metropolitana de Bucaramanga. Este archivo es apoyado por la Universidad Industrial de Santander (UIS), que en el afán de encontrar respuesta a ¿qué van a heredar las generaciones futuras?, encontró en la recolección de testimonios un “aporte a la construcción de la memoria histórica del conflicto armado interno en miras a la construcción de paz”, afirmó la profesora.
Suárez Pinzón asegura que los archivos posteriormente recolectados deberán ser de fácil acceso para toda la población colombiana, pues “la historia es manipulable dependiendo de intereses económicos, sociales, políticos y culturales, puede llegar servir a los intereses del gobierno”, y si se usaran de la forma indebida causaría un daño irreversible en la sociedad.
El Archivo se compone actualmente de 11 sub-fondos entre los cuales están la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (Asfaddes), la Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos (Credhos) y la Fundación para la Promoción de la Cultura y la Educación Popular (Funprocep), con los cuales se ha logrado la recolección de 264 audios de entrevistas, 411 videos, cerca de 30 mil fotografías y más de mil 500 libros, material con el que buscan reescribir la historia de Colombia para “dejar atrás el pasado… y desde el presente, iniciar la creación de una sociedad futura soportada en la paz con justicia social”.
Ramón Abril Espíndola, miembro de Credhos, historiador e investigador, considera que para la población que sufrió las atrocidades del conflicto, contar su historia y los hechos que atentaron contra su integridad física y moral es una nueva forma de sanar las viejas heridas que el conflicto colombiano les causó, “campesinos del Magdalena Medio están dispuestos a perdonar y olvidar todo el sufrimiento por el que pasaron con tal de sentir el apoyo del estado y la promesa de que serán reconocidos y que no se volverán a violaran sus derechos”.

De las víctimas para la sociedad Amovi reúne todas la entrevistas realizadas a personas afectadas directa e indirectamente por el conflicto, las anonimiza y las publica de manera gratis para todos aquellos que quieran conocer la historia de las violaciones de derechos, que tuvieron que sufrir comunidades de campesinos en toda Colombia.
Ha publicado 13 artículos y 4 libros, dictado 17 conferencias en eventos y seminarios y presentado 11 ponencias nacionales e internacionales, en honor a la memoria de las víctimas que tuvieron que dejar atrás sus hogares y familia, para tener la oportunidad de vivir.
Uno de los libros publicados es “Voces contra el silencio, memoria contra el olvido” en el que lograron recolectar los testimonios de 25 personas que por diferentes hechos (desplazamiento forzado, homicidio, mutilaciones por minas, secuestro, tortura, reclutamiento de menores, despojo de tierras, agresión sexual, amenazas y atentados, desaparición forzada y robo de bienes) que según la Unidad de Víctimas son los crí- menes más comunes; sufrieron y por esto decidieron probar suerte y buscar en Bucaramanga lo que en sus pueblos natales no pudieron tener: la oportunidad de no perder a un ser querido o el simple hecho de no vivir con miedo.
Por Lina María Sanabria Muñoz
lsanabria450@unab.edu.co