Los vendedores ambulantes del parque La Libertad del municipio de Piedecuesta aseguran que el vuelo masivo de las palomas les causa alergia y optan por trabajar lejos de la Parroquia San Francisco Javier y la Alcaldía, ubicadas en la parte superior del parque que es el principal punto de concentración de al menos 2 mil de estas aves.

Los palomares se destruyeron hace seis años, lo que generó la aparición de palomas muertas por el consumo del maíz envenenado. Raúl Uribe Gómez, de la asociación de Animalistas de Piedecuesta, ha expuesto la situación desde la alcaldía de Ángel de Jesús Becerra (hace seis años) con el fin de adelantar el control de natalidad de las palomas, así como las enfermedades en los perros y envenenamiento de gatos. “Ninguna de las ideas se justifica porque todo es coyuntural y no hay voluntad política”, explica el líder.

La propuesta de los ambientalistas

La dieta estas aves se basa en granos como la soya, guisantes, lentejas, cebada y maíz. Sin embargo, la paloma bravía, que es la especie que habita en Piedecuesta, come restos de basura y maíz que le arrojan los transeúntes. Al pasar mucho tiempo sin alimento, recurren a la ingesta de arena para mantener activo su sistema digestivo.

Aún con un corto tiempo de vida la reproducción es rápida. A los 18 días luego del apareamiento ponen de dos a cuatro huevos. En cinco años, como mínimo, una habrá engendrado 10, los cuales pueden reproducirse a los seis meses de vida. Al no tener buena higiene y estar mal alimentados albergan ectoparásitos y ácaros, que son trasmisores de enfermedades e infecciones como la criptocosis que perjudica el sistema nervioso central, la histoplasmosis que genera la inflamación de ganglios e hígado. A esta lista se suma la artritis o desgasta de cartílagos, la psitacosis que tiene síntomas similares a la neumonía y llega hasta la inflamación de la cámara y válvulas cardiacas.

Como parte de la solución, los animalistas proponen el uso de ornisteril, una sustancia hormonal que se le pude aplicar a los granos de maíz e inhiben la fecundación. La veterinaria Carina Arciniegas explica que se debe suministrar 30 gramos por paloma, en dos dosis, de abril a junio, y septiembre a octubre. “El tratamiento se extiende por 150 días al año y se da en estos meses porque las condiciones climáticas facilitan la reproducción. Al alcanzar la población deseada, se reduce a una dosis por año”, añade Arciniegas.

El uso de ornisteril tiene como resultado retardar el crecimiento de los huevos a los cuatro o cinco días de comenzar su gestación, efecto que desaparece a pocas semanas de suspender la administración del producto. La reducción del número de aves es progresiva y estas se concentran en donde se les suministra el alimento, facilitando que no ocupen espacios deseados por la comunidad. La idea de los animalistas es ir corriendo el maíz hasta el Cerro de la Cantera y allí construir abrevaderos y palomares. De igual modo, el aspecto y nutrición de las palomas mejora; son menos proclives a ectoparásitos y ácaros.

 Una vez se tiene el límite de población deseada los costos se reducen, siendo el método más económico y efectivo en comparación con captura con redes, uso de un sonar que emita frecuencias que ahuyenten a las aves, envenenamiento y trampas filosas puestas en la parte alta de infraestructuras que habiten estos animales.

 Política animal

La asociación se encarga desde intervenciones veterinarias hasta daños ambientales o riesgos para la salud por proliferación de animales. Luz Marina Castillo explica: “La administración no asume que es un problema de ellos, se lavan las manos y nos lo envían a nosotros. Como no tenemos corazón para dejar morir a ningún ser, es una inversión económica grande para nuestros bolsillos. Además, esto requiere el manejo de profesionales”.

Las normativas como la ley 5 de 1972, pasando por la ley 84 de 1986 y la 1774 de 2016, establecen sanciones de carácter policivo y judicial ante el maltrato animal. Los actos que no provoquen la muerte serán sancionados con multa de cinco a 50 salarios mínimos legales mensuales vigentes. Por el contrario, quienes ocasionen el fallecimiento de algún animal incurrirán en pena de prisión de 12 a 36 meses y una multa de cinco a 60 salarios mínimos, esto último dependiendo de la especie.

La Alcaldía de Piedecuesta tiene la colaboración del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, la Corporación Autónoma Regional de Santander (CAS) y la asociación de Animalistas de Piedecuesta para la eliminación del maltrato animal. Los dineros recaudados por multas ante un agravio a estos seres, se destinan a la divulgación, ejecución y seguimiento de políticas para la salud y amparo de los animales.

 Marta Uribe Ruiz, vendedora ambulante de La Libertad, comenta: “Uno no conoce a nombre propio quiénes matan a las palomas, en lo personal me da alergia los ácaros que levantan con el vuelo. Hay gente que apaga los cigarrillos en la nuca de las palomas o se las roban, pero las aves son un atractivo turístico y representan la venta de maíz en el parque”. Cabe mencionar que en 2010 los perros callejeros fueron víctimas de maltrato y algunos, según Uribe Gómez, desaparecieron. Al parecer, “los canes eran arrojados a los leones de los circos que llegaban al Municipio”. Pese a que la queja se elevó a la administración municipal, en ese momento a cargo de Jorge Armando Navas Granados, no se dio respuesta.

Por Silvia Juliana Tarazona Ardila

starazona551@unab.edu.co






Universidad Autónoma de Bucaramanga