El nombre de Mario Sábato se volvió popular en Colombia –y Latinoamérica– gracias a los triunfos de deportistas como Nairo Alexánder Quintana Rojas, Mariana Pajón Londoño, Jarlinson Pantano Gómez, Johan Esteban Chaves Rubio, Darwin Atapuma o Rigo- berto Urán Urán, que han atraído la atención del público a las transmisiones de ciclismo, y también gracias a que desde muy joven ha aprendido a aprovechar las oportunidades y a aplicar mucho de su personalidad descomplicada y altiva a su trabajo.

Pero antes, cuando el ciclismo latinoamericano no brillaba con el esplendor de hoy, hace 20 años, se comenzó a acostumbrar a ser mirado como un bicho raro al decir en las salas de redacción deportivas que le interesaba el ciclismo en un medio que tiene los mayores espacios e inversiones para el fútbol. Hoy su terquedad está dando frutos.

Este argentino, de 38 años de edad, se ha metido en el corazón de muchos colombianos que dicen que su estilo de narrar las carreras, con gritos apasionados en las narraciones, les hace sentir deseos de ver carreras de ciclismo por televisión; y también se ha ganado la molestia de otro grupo de aficionados que prefieren una narración más pausada. Pero se abrió, poco a poco, un espacio privilegiado en la cadena ESPN, en la que pasó de transmitir un Tour de San Luis, en 2009, a narrar Vuelta a España y Giro de Italia, y ahora como el presentador estrella de la cadena cuando se trata de hablar de ciclismo. Actualmente es director de ESPN Bike, y de Sports Center en el canal argenti- no, además, desde el año pasado, la voz oficial en la narración del Tour de Francia.

Pasó de ser, hace 20 años, un practicante en la agencia de noticias Télam, de Argentina, a convertirse hoy en su jefe de redacción de deportes. Y ahora vive con gusto, dice él, este momento en que la gente lo reconoce en la calle, aunque “tengo familiares que no saben qué hago, y me sorprende que llego a Colombia y mucha gente me reconoce”, señala.

Luego, en 2005, se dio a la tarea de crear un programa de televisión y una revista llamada “Ciclismo XXI”, con la cual se abrió camino como el pionero de los medios de comunicación argentinos que se especializan en el deporte del pedal, en un país en que este deporte no domina la agenda de los medios.

Sábato ha dedicado 20 años de trabajo arduo a su pasión por el ciclismo, desde los micrófonos, las letras y las imágenes, y dice que ha logrado cumplir su sueño y confirmar las palabras de su papá, quien le aconsejó, cuando era niño: “Tienes que estudiar lo que te guste, porque cuando trabajes en lo que te gus- te, va a parecer que vas a vivir de vacaciones”. Así se siente, de vacaciones permanentes, hablando de su deporte favorito.

Mario Sábato es un buen escritor. Se califica como un obsesivo por el buen uso de las tildes, de la gramática y la redacción. Dice que “una persona que escribe bien puede trabajar en cualquier lado”, y que quien logra dominar la buena escritura “tiene una ventaja por sobre el resto, porque tiene una fluidez superior a los demás. De tanto escribir o de estar buscando un sinónimo, progresas mucho en cuanto a conocer el idioma”.

Mario Sábato durante su conversatorio en la Unab con los estudiantes del programa de Comunicación Social. Durante el encuentro, les dijo que para ser buen periodista deportivo y destacarse en su labor lo más importante es especializarse en un deporte, si es diferente al fútbol mejor, porque eso les abrirá más puertas en los medios. /FOTO ALEJANDRO MENESES
Mario Sábato durante su conversatorio en la Unab con los estudiantes del programa de Comunicación Social. Durante el encuentro, les dijo que para ser buen periodista deportivo y destacarse en su labor lo más importante es especializarse en un deporte, si es diferente al fútbol mejor, porque eso les abrirá más puertas en los medios. /FOTO ALEJANDRO MENESES

También es un apasionado de la lectura, como fuente de la redacción y la gramática, y de mantenerse informado acerca de la actualidad nacional e internacional. Todas las mañanas, antes de salir de su casa, procura leer los diarios e informarse de deportes y del acontecer político del mundo. Sabe que este conocimiento for- talece su capacidad de narración deportiva. “Me doy cuenta de que los chicos no leen. Noto que los estudiantes de periodismo no leen, no están actualizados. No se trata de ser expertos, pero sí de tratar de conocer qué está pasando, para tener un panorama general que le puede servir para sacar ventaja cuando se va a competir por un puesto”, aconseja el periodista argentino.

La preparación ha sido una clave en su carrera. En cada temporada hace una lista con más de 2.000 ciclistas del mundo, los cataloga con 16 parámetros como edad, altura, peso, años como profesional, títulos alcanzados en cada terreno, y otros que le sirven para entender mejor las carreras. “Eso permite que cuando uno está en carrera y si hay cinco corredores escapados yo sé cuál es la condición de cada uno, y puedo decirte quién va a ganar, quien va a ser segundo o tercero. Con esos datos, la posibilidad de fallar es poca”.

Estos años de preparación y de seguir las reglas le han permitido en este momento saltarse un poco los manuales y decir cosas al aire como “no me importa quien gane la etapa, mostrame a Nairo”, “¡como una moto!” o repetir una y otra vez “el uno y el tres”, haciendo referencia a cómo van a llegar los ciclistas a meta, frases con las que se ha ganado ese cariño y esa molestia de los fanáticos.

“No puedo ser periodista objetivo –dice–, pero cuando narro quiero que gane Nairo (Quintana), que gane Rigo (Rigoberto Urán) que gane Chaves (Esteban), pero por suerte me ponen siempre un comentarista que me baja a la tierra y explica lo que está pasando en carrera”. Su compañero en las tres grandes (Tour de Francia, Vuelta a España y Giro de Italia) y en los Juegos Olímpicos de Río ha sido el colombiano Óscar Restrepo Pérez, de gran trayectoria en el periodismo deportivo nacional.

Estos últimos tres años han sido explosivos para Sábato. Ha visto cómo su fama en Colombia crece a la par de la fama y el gusto por el ciclismo, ha visto cómo es reconocido en las calles cuando viene el país, y se ha encontrado de frente con eso que llaman “fama”. “Es muy difícil, porque yo soy un chico de barrio, de las afueras de Buenos Aires, y esto ha sido un cambio tremendo. Es difícil mantener los pies sobre la tierra, pero trato de hacerlo lo más que puedo, porque para mí es la clave de la vida: mantener la humildad. No dejo de firmar un autógrafo o de tomarme una foto con alguien”, dice con modestia, y en efecto, así demore una hora más en cada actividad a la que asiste, siempre permite un espa- cio para las fotos, los autógrafos y los saludos.

Por Javier Ferreira
jferreira4@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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