El escritor peruano, ganador de varios premios como el Alfaguara de Novela, Santiago Roncagliolo, participó de un conversatorio dirigido por Norberto Vallejo, director del programa radial Club de Lectura. Este año Ulibro se realizará del 28 de agosto al 2 de septiembre. /FOTO COMUNICACIÓN ORGANIZACIONAL UNAB.

El escritor peruano y ganador del Premio Alfaguara de Novela 2006, Santiago Roncagliolo, fue el invitado al lanzamiento de la Feria del Libro de Bucaramanga, Ulibro 2017.

En su visita a la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Unab, el 26 de abril, habló con el profesor del Programa de Literatura Virtual, Julián Mauricio Pérez para la alianza de medios conformada por Soy Autónomo TV, Periódico 15 y Unab Radio.

Ha publicado varios libros, cuentos, novelas, algunos parecen guiones. ¿Cómo ha sido su trayectoria como escritor?

A mí me gusta mucho experimentar y probar cosas distintas, aunque siempre hay una base, una temática que me preocupa, qué es el miedo y qué cosas nos aterrorizan de los otros seres humanos. Lo cierto es que cada miedo encuentra su propia historia de narrarse y, entonces, aunque siempre alrededor de esta temática he escrito mucho de humor, mucho de thriller, novela negra, mucho humor negro también y siendo fiel a mis obsesiones de lo que me interesa, trato de explorar distintos territorios, distintos géneros y siempre sorprenderme a mí mismo porque es también lo que yo quiero cuando leo, que cada libro sea una experiencia diferente, que cada libro sea un viaje diferente, no todos los libros el mismo.

En el 2004 se publicó “Pudor”. Según la crítica especializada y no especializada se dice que es la novela que en Perú lo lanzó al reconocimiento, incluso, como una figura literaria latinoamericana; no solamente en su país. Cuéntenos sobre este libro, porque la obra está contada desde varios personajes. Es una familia que tiene un gato, que también es uno de los personajes.

Sí, es la historia de la vida íntima de una familia, de todos los miembros, desde el abuelo, hasta los nietos y el gato. Es una historia que explora cómo la familia es un agente que no escoges y de repente estás ahí, en el medio de un grupo de gente que a lo mejor son todos completamente diferentes y pueden vivir todos juntos, pero están profundamente aislados y de eso quería hablar. Es una historia que habla mucho de nuestra vida cotidiana y de lo solos que estamos, incluso, con la gente que queremos.

Y también de las pasiones íntimas que tenemos como seres humanos. Recuerdo del libro, el caso de la ama de casa que escribe papelitos. Me pareció encantador. Se escribía papelitos para ella misma, se decía qué se deseaba, que era una mujer muy sexy, y me pregunto, ¿cómo hace para crear esos personajes femeninos, para tratar de demostrar que sabes un poco de esa psiquis femenina?

No creo que sea muy distinta de la masculina en el fondo. Somos personas que tenemos deseos, los hombres también. Todos necesitamos, creo, que alguien nos desee, nos aprecie, esté pendiente de nosotros. Y entonces parto de emociones mías, siempre en todos los casos, y las voy disfrazando de lo que resulte conveniente en cada caso. Para el personaje de esta mujer que es cosmetóloga, tuve que leerme toneladas de revistas Cosmopolitan, Vogue y Marie Claire, que tienen la publicidad de maquillaje, para construir como ella pensaría, como ella vería las cosas. Pero a la vez también para hablar de un personaje que trataba de maquillarse, de esconderse, de disimularse ante los demás. Y aunque busques los detalles de las revistas femeninas para construirla, en el fondo también es una emoción muy humana necesitar protegernos y mejorar lo que nos gusta de nosotros y ocultar lo que no entre los demás.

¿Se le han acercado mujeres a decirle que han sentido cierta identidad con ese personaje?

Sí, sí, y hombres a decirme de otros. Creo que lo que buscamos cuando leemos un libro es que los personajes nos hablen de nosotros mismos como lectores y que al ver su mundo interior y sus sentimientos encontremos los nuestros. Lo más bonito como escritor es que se te acerque gente y te lo diga. Para mí, de hecho más tema que la femineidad es la masculinidad, creo que los hombres, justo en mi generación, hemos vivido el momento en que todo cambió, en que dejó de ser sostenible ser los poderosos, y eso ha creado una especie de crisis. Tenemos que inventar ser hombres de una manera nueva que nunca hubo y eso ha puesto en crisis todos los clichés que traíamos y todas las cosas con las que fuimos educados y, entonces, me pareció un tema muy interesante.

El poder es un tema relevante en la mayoría de su obra. En el 2006 ganó el Premio Alfaguara (2007) con “Abril Rojo”, un libro que se centra en la problemática violenta que hubo en Perú con el grupo Sendero Luminoso. Hay un personaje que se vuelve tal vez el más conocido de su obra, Félix Chacaltana Saldívar, que lo retomas después en su libro “La pena máxima”. ¿Qué hace y cómo averigua un escritor para construir una obra como “Abril Rojo”? En ella, hay un personaje como Chacaltana, que es un fiscal, que realmente es muy ingenuo.

Igual que con todos mis personajes, parte mucho de mí. Son elaboraciones de mis propias angustias y temores, escribo de lo que me asusta. Y yo también fui empleado público, como Chacaltana, y entonces muchas de las cosas que le ocurren también me ocurrieron a mí. También fui a pedir información a militares que no me tomaban enserio, creía en la ley y tenía todo mi manual de lo que debería ser la ley, y resultaba un personaje bastante patético. Crecí pensando que el Estado era el bueno, y el terrorismo era malo, y descubrí cuando era mayor que no había buenos en esa guerra, y todo eso es el proceso de él. Siempre creo que escribo para hacer lo mismo que hacemos cuando hacemos una terapia, que es encontrar palabras para las cosas que te preocupan; en mi caso, mucho para las cosas que me asustan. Y al encontrar palabras y sacar cosas al exterior tienes la sensación de controlarlas, de que eres más dueño de ellas, ¿sí? Y así, pero, siempre trabajo sobre los momentos de mi vida y lo que en cada momento me obsesiona y trato de quitármelo de encima, trato de liberarme de ello.

Hay un personaje en esa misma obra que es la mamá, pero es un personaje que incide mucho en Chacaltana. Él trabaja con militares, trabaja con el gobierno, cada vez más se da cuenta de la real problemática que hay, por lo menos en el ámbito rural, con relación a la violencia; Chacaltana va de la ciudad al campo. ¿Por qué construir una figura como la mamá, que también sea tan autoritaria?

Félix Chacaltana vive en una sociedad obsesionada con que hay que ser muy hombre, pero no sabe muy bien cómo serlo. Sus relaciones con las mujeres son complicadas, no tuvo una imagen paterna, porque su padre murió cuando era muy niño, y su madre fue una especie de presencia castrante y opresiva sobre él, que alteró toda su idea de las mujeres y de lo que deben ser los hombres y las mujeres, y es parte de lo que en su caso no funciona, haber crecido en esa familia con todo lo que le ocurrió, y con esa madre con todo lo que es, explica en parte que uno no sea capaz de encajar enteramente en lo que la sociedad le exige, y la sociedad le impone, así que de hecho ni siquiera puede liberarse de su madre cuando está muerta, incluso después de muerta sigue hablando con ella como si estuviese viva.

Voy a hacer la última pregunta con relación a “La noche de los alfileres”, porque precisamente es un grupo de estudiantes que no encajan y que luchan contra una profesora, la señorita Pringlin, por tratar de defender lo que ellos son: un homosexual, un muchacho cinéfilo, uno muy valiente, y que tienen problemas familiares. ¿Por qué hablar de la violencia desde los hijos, desde la infancia, desde la adolescencia?

La historia ocurre en un momento en el que yo era adolescente, en la Lima en la que yo era adolescente: una Lima rodeada de violencia. Un adolescente es el que más miedo le tiene a no encajar. Cuando eres adolescente es cuando más te aterra no formar parte del grupo y cuando más duro es el grupo contigo si no te integras en él. Y eso es algo que a mí me interesa mucho en mis personajes. Muchas veces se sienten un poco desfasados, como que no son lo que deberían ser, lo que el mundo a su alrededor les pide que sean. Y solamente busco los escenarios en los que poder hablar de esto, y el escenario en mi adolescencia en este colegio de barones, homófonos y machistas, que trataban muy mal al diferente, pues era perfecto, era perfecto para las cosas de las que quiero hablar, quizás por eso quiero hablar de esas cosas, porque me tocaron.

Julián Mauricio Pérez
jperez135@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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