Por Daniela Bueno Ruíz
dbueno555@unab.edu.co
Desde universidades como la Santo Tomás de Aquino, Externado de Colombia y Nacional (UN), en Bogotá, Beethoven Herrera Valencia ha escrito su historia como docente. Gracias a su entrega y el trato hacia sus estudiantes, ha sido galardonado en 12 ocasiones con el premio de Docente Excepcional de la UN, la misma donde inició su formación profesional en los años 70. A sus 72 años ha publicado libros sobre economía, el más reciente Globalización financiera: banca, regulación y crisis.
Su trayectoria académica la “coronó” con el título de Doctor en Economía Internacional, del Instituto de Estudios Políticos de París (Francia); sin embargo, no fueron los estudios los que lo llevaron a recibir el premio de la Nacional. “Es posible que crean que no sé de economía, quizá acierten, o que crean que eso no es relevante. La economía está en los libros, quien quiera puede leerla”, asegura Herrera.
Responder correos, atender llamadas telefónicas de los alumnos, prestar sus libros, escuchar sus proyectos a futuro y memorizar sus nombres, es lo que para sus pupilos lo hace diferente. Pupilos que no pasan desapercibidos en la actualidad, pues por sus clases estuvieron la actual alcaldesa de Bogotá, Claudia López; el presidente de la República, Iván Duque; el recordado periodista Jaime Garzón, ministros como Jhonatan Malagón y Sergio Díaz-Granados. Todos ellos le dieron la oportunidad de concluir a Herrera Valencia que lo que verdaderamente las personas aprecian es que se reconozcan los derechos a ser escuchados y respetados en la diferencia de pensamiento.

Al tiempo que cursa su posdoctorado en la Universidad de Columbia, en Nueva York (Estados Unidos), se conecta a través de su computador para dictar las clases correspondientes al posdoctorado de derecho y estudios políticos en el Externado y las de la Nacional. No pierde la costumbre de graficar, ahora de manera virtual, el conocimiento. Esa es una de las características de sus clases. El tablero y los marcadores de colores no faltan, aunque desde el 20 de marzo tuvo que aprender a hacerlo en la pizarra virtual. Corrige cada trabajo de sus estudiantes, lo cual ya no es tan usual de ver en los modelos de educación, según ellos. Además de enseñarles los componentes de la economía, da metodología de escritura, comprensión lectora y espíritu crítico.
Aunque se define como maestro, actualmente ejerce otros cargos. Es el vicepresidente de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas y hace 30 años escribe para Portafolio. Ha viajado a 100 países y aunque no selecciona sus favoritos destaca de cada lugar algo: el sentido de dignidad de México, la riqueza histórica de Italia y Francia, la disciplina de los asiáticos, la conmovedora pobreza de África y el sentido de identidad con una lengua de América Latina. Admira el modelo económico de los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia) por su apuesta a la educación y a la paz.
No es ajeno a la situación de su país. Desde su perspectiva entiende que hay dos grandes grupos de afectados por las decisiones políticas y económicas: las mujeres y los jóvenes. En un año lleno de desempleo ellos fueron, como de costumbre, los más afectados. Para él, el desempleo en mujeres es un tema cultural que abarca aspectos normativos y legales. “Esta sociedad no se pensó ni para los discapacitados con sus sillas de ruedas, ni para las madres cabeza de familia”, afirma. Mientras los jóvenes buscan empleo con una remuneración digna, o por lo menos con remuneración económica, las mujeres buscan con quién dejar sus hijos mientras trabajan, aunque existen leyes que las cobijan.
En dos ejemplos básicos explica por qué la economía debe ser un tema de interés para todos: encontrar respuesta a ¿por qué pagan determinado salario mínimo? y ¿para qué se pagan los impuestos? Deben ser suficiente para interesarse por esto. Desde su opinión, la formación en este aspecto debe iniciar desde el vientre materno. “La primera economía es el trabajo, y no se debe aprender cuando salga de la universidad, debe aprenderlo desde el día que aprende a caminar”, dice.
Durante muchos años, también su gusto por el fútbol lo llevó a conocer el mundo. “Fui a seis mundiales, vi jugar a Pelé y a Maradona. Disfruto con la Selección Colombia, pero creo que está muy pervertido el deporte”. Su sentido crítico lo ha llevado a ver desde otro punto de vista el fútbol. La violencia entre los hinchas y la corrupción de los dirigentes han hecho que se aleje de los estadios. Como símbolo de la paz que debe haber en este deporte, el tolimense carga con mochilas que tienen en cada costado el escudo de los dos equipos más representativos de cada ciudad. Por ejemplo: Millonarios y Santa Fe, Atlético Nacional e Independiente Medellín, incluso del Barcelona y Real Madrid.

No solo da lecciones académicas, la razón por la cual lo recuerdan sus estudiantes y compañeros de trabajo es especialmente por su sentido del humor, y los mensajes que envía cada año dependiendo de la situación que atraviesan. Mientras atendía esta entrevista, recordó un pensamiento de la India: “Los ataúdes no tienen bolsillos”, a lo que agregó: “No concentres riquezas, disfruta la que tienes, viajando, comiendo rico, ve al concierto o teatro que te gusta, porque el futuro no sabemos si existe”.