El último procedimiento estético conocido en Santander que causó la muerte de la paciente es el de Tatiana Rivera López, de 30 años, quien falleció en septiembre del año pasado en San Gil, luego de realizarse una cirugía estética para marcar el abdomen.
Aunque en Bucaramanga en lo que va corrido del año no se han presentado muertes por cirugías estéticas mal realizadas, lo cierto es que las autoridades de salud locales permanecen atentas, ya que mujeres y hombres encuentran en lugares no autorizados para dichos procedimientos como salones de belleza, centros de estética y salas de masajes, una oferta que los seduce, especialmente por los bajos costos, sin pensar en los riesgos que esto puede traer no solo para su aspecto físico sino su salud en general.

De acuerdo con la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (Isaps), Colombia es el octavo país en el mundo en el que se realizan más procedimientos estéticos. Dicha estadística la respaldan datos arrojados por la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva (Sccp), los cuales revelan que el país es uno de los lugares más apetecidos para adelantarse dichos procedimientos, debido a que “se ofrecen planes excesivamente económicos”.
Es por esto que tanto el Gobierno nacional como asociaciones y profesionales en esta área adelantan diversas iniciativas (proyectos de ley, controles y campañas) para evitar que más personas se pongan en riesgo.
Entre lo que se ha conocido este año, vale la pena mencionar el proyecto de ley que presentó el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, en conjunto con la cartera de Educación, algunas universidades y sociedades médicas y científicas, con el que se pretende adelantar campañas pedagógicas para que los pacientes conozcan a qué se someten durante la intervención en las instituciones prestadoras de salud.
Por su parte, la Comisión VII del Senado creó una subcomisión para apoyar las investigaciones que adelanta la Fiscalía y el Ministerio de Educación con respecto a la convalidación de títulos de 38 especialistas que cursaron estudios en cirugía estética y plástica en la Universidad Veiga de Almeida de Brasil.
En el ámbito local, una campaña la lidera el médico Carlos Julián Díaz, quien tiene 15 años de experiencia como cirujano plástico, estético-reparador, y a quien además le preocupa la desinformación que se ha generado en torno a las cirugías plásticas y los malos procedimientos que se realizan a diario, espera que la comunidad tome conciencia frente al tema.
¿De qué se trata?
Por medio de dicha campaña social denominada ‘No más biografías de garaje’, según dijo el cirujano, se busca “disminuir el número de víctimas de procedimientos médicos realizados en sitios no indicados y con personal no calificado”.
La desinformación de la población sería la principal causa de las consecuencias riesgosas d estos procedimientos; sin embargo el profesional asegura que hay diferentes factores que influyen, entre ellos se encuentra el más notable y es que la especialización de cirujano estético no existe; por ende, muchos centros ofrecen sus servicios bajo un título de cirujano estético y las personas aseguran que estas personas tienen un título certificado.
La especialización que tienen que realizar los médicos para realizar estas operaciones está certificada bajo el título de cirugía plástica, estética y reparadora, y dura aproximadamente cuatro o cinco años, y anualmente hay entre 15 o 20 egresados.
En lo que corresponde a los títulos, Díaz asegura que “ha habido muchas variables y se aprovechan de la población porque no tienen los conocimientos de lo que realmente es la especialidad”.
Ante esta situación, se suelen tener en cuenta las cifras que se refieren a los pacientes muertos por estas cirugías, pero añade que lo importante en estos casos son las estadísticas de morbilidad (proporción de personas que se enferman en un sitio y tiempo determinado). “Lo que se tiene que mirar no es cuántos han muerto, sino cuántos pacientes han quedado mal o cuántos con enfermedades luego de las intervenciones”, como lipoesculturas, mamoplastias de aumento, rinoplastias y blefaroplastias, que según Díaz, son los procedimientos más solicitados por hombres y mujeres.
Lo frecuente en algunos centros no certificados es la realización de procedimientos quirúrgicos con los biopolímeros. Pese a que las personas ya están alertadas sobre las consecuencias que generan este tipo de sustancias, dichos lugares los engañan y les cambian el nombre, “por esto es que muchos siguen usándolos”, explica el especialista.
Actualmente un procedimiento con un especialista oscila entre 6 o 7 millones de pesos, por lo que las personas optan por los centros estéticos debido a su bajo valor económico.
Una iniciativa que espera salvar vidas
La campaña que se promocionar a través del hashtag #NOMÁSBIOGRAFÍASDEGARAJE, se hará por redes sociales. Su finalidad, de acuerdo con el doctor Díaz es informar adecuadamente sobre lo que es una cirugía plástica, sus ventajas y consecuencias. Díaz extiende la invitación a que las mujeres que hayan realizado cualquier tipo de procedimiento quirúrgico estético y que hayan quedado afectadas por la intervención, se comuniquen a través de la página www. doctorjuliándíaz.com y cuenten su caso. La información revelada será confidencial, aseguró el profesional.
“Realizaremos un diagnóstico de los casos que nos lleguen y elegiremos a uno para poder tratarlo. Más allá de la cirugía lo que también buscamos es prestarle ayuda sicológica a ese paciente. Además, podemos indagar cómo está afectada la población, qué tipo de sustancias están utilizando, qué tanta es la afectación, entre otros datos”, concluyó el especialista cirugía plástica del Hospital Servidores de Estado de Río de Janeiro, Brasil.