Especial de Consejo de Redacción

La contienda por las 16 curules a la Cámara de Representantes, en las circunscripciones de paz, avanza en medio de la desinformación y el miedo. No solo por los grises en las reglas de juego y la poca pedagogía a los electores, sino por dos grandes amenazas que crecen a medida que se acerca la fecha de las elecciones: los grupos armados, que vienen reavivando el conflicto, y los políticos tradicionales, que quieren esas curules en su bolsillo.  

En esta carrera electoral estarán 403 candidatos distribuidos en todas las regiones, de los cuales, el “49.9 % fueron postulados por organizaciones sociales, mientras que solamente 18.9 % por organizaciones de víctimas, 11.4 % por consejos comunitarios, 10.4 % por organizaciones campesinas, 6 % por resguardos indígenas y 0.5 % por grupos significativos de ciudadanos”, indica el mapa de riesgo electoral de la MOE

Todas las regiones, elegidas como epicentro de esta campaña y de donde se suponen saldrán los voceros de las víctimas en el Congreso, tienen un amargo pasado por el conflicto y un difícil presente por los nuevos grupos armados que, por dominar las economías ilegales, siguen infundiendo miedo. Sus habitantes, por años, han sido testigos de masacres, asesinatos selectivos, desapariciones, desplazamientos forzados, despojo de tierras, secuestros y extorsiones.

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Universidad Autónoma de Bucaramanga