
En las últimas dos semanas los colombianos conocieron los comparendos efectuados por la Policía Nacional en las calles de Bogotá a unos jóvenes que consumían empanadas en un negocio informal. Pero según la Fundación Ideas para la Paz (FIP), esta es solo una de dos millones de medidas que se han implementado en año y ocho meses de función del Código Nacional de Policía y Convivencia (Cnpc)
El abogado Rodrigo Javier Parada Rueda, afirma que “la ignorancia de la ley no exime responsabilidad, pero sí sirve de excusa realmente cuando se trata de derecho sancionatorio”, y esta ignorancia es producto de una enseñanza casi inexistente para el colombiano, pues son 357 comportamientos que pueden ser sancionados por este Código y pocos los que se conocen.
La docente e investigadora de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Unab), Ysabel Cristina Briceño Romero, asegura que “el espíritu de esta ley parte de que es necesaria para regular la convivencia entre unos y otros en unos espacios definidos”, y que este no ha sido su principal objetivo, pues los errores que se han dado a conocer estos días demuestran un problema evidente ante la falta de enseñanza tanto en los ciudadanos como en el cuerpo de policía.
El 30 de julio de 2017 comenzó a regir el Código Nacional de Policía y Convivencia, y con el pasar del tiempo se han localizado ciertas falencias en la enseñanza de estas normas, es por ello que muchos ciudadanos se preguntan si comer una empanada les va costar $883.323.
Lo que no entienden las personas, según Parada, es que lo que hicieron finalmente los agentes fue imponer una sanción en los términos en que la ley exige, “no podemos pensar que la policía se extralimitó, hay gente que piensa que la policía hace algo distinto, pues no, la policía solo cumple la ley”, aseguró.
Factores importantes
Es necesario socializar la ley en la sociedad y entre los policías, dice la docente Ysabel Cristina Briceño Romero. /FOTO PAOLA ENCINALES NIÑO
El primer factor que demuestra errores en la enseñanza del Código, es que las personas culpan a la Policía Nacional, cuando quienes redactaron la ley fueron los congresistas. “Son los congresistas los que disponen, básicamente, qué se debe hacer en cada caso en particular, a partir de una función de legisladores”, añade Parada, poniendo en la mesa algo que se olvida y es que este país tiene una democracia representativa, en la que los parlamentarios personifican los puntos de vista de los ciudadanos, y que según él “eso nos pone a reflexionar si finalmente estamos votando por los congresistas que representan nuestras ideas”.
El segundo factor se encuentra en la falta de enseñanza a los ciudadanos de este Código. Reconociendo la dificultad de enseñarlas 357 posibilidades de ser sancionado, es de suma importancia conocer la ley para no caer en aquel dicho popular de “pecar por inocente”.
Esto evitaría problemas mediáticos como el de la empanada, ya que si la Policía hubiese explicado a la ciudadanía que la sanción estaba estipulada en el artículo 140 numeral seis, dice “Promover o facilitar el uso u ocupación del espacio público”, y que cada numeral tiene su consecuencia ya estipulada que no es determinada por un policía, se evitarían noticias falsas que solo promueven la desinformación.
Es claro que en la actualidad no debe haber un aviso preventivo, pues esa enseñanza ya pasó, pero el desconocimiento está en la mesa. La docente Briceño Romero asegura que la enseñanza del Código tiene dos enfoques.
El primero apunta, “a la sociedad colombiana, en los ámbitos de convivencia y de conciliación permanente con la persona que convive”. Y en segunda instancia se puede crear una estrategia de comunicación hacia los cuerpos policiales, como poder coercitivo “para saber cuáles son sus limitaciones y hasta dónde puede llegar la interpretación de la Policía”.
El factor número tres según la docente, es que el uso del poder coercitivo (policial) fomenta miedo y no conciencia ciudadana. La multa impuesta a los jóvenes en Bogotá no generó un sentido de cambio, al contrario, creó una oleada de personas que difundían un mensaje de odio, de miedo por las medidas disciplinarias, de burla y muchas otras reacciones que lograron entorpecer el supuesto propósito de este Código.
Asimismo, añade que la mayor debilidad del Cnpc, es que este asocia la convivencia con el poder coercitivo y que gran parte de la ley está soportada “en la necesidad de que la policía intervenga y no soportada en la posibilidad del diálogo”. El miedo no es aliado de la pedagogía y sin instrucción será difícil formar ciudadanos que por lo menos conozcan por qué van a ser sancionados.
Para la ciudadana Martha Bayona Pérez: “el Código no lo enseñaron bien, porque no hubo información, y faltó divulgar más toda la ley”, no obstante, para ella eso no es excusa para infringirla, ya que “uno se debe informar, para ser un mejor habitante de la ciudad”.
Fueron 182 días los que duró la etapa de pedagogía en el 2017, donde según la Policía Nacional se impusieron 181.522 comparendos. Hoy, 426 días después de la enseñanza del Código, se puede reconocer un olvido por parte de los ciudadanos lo que hace más fácil incumplir estas normas.
Por Paola Juliana Encinales N.
pencinales@unab.edu.co