Por Paula Jimena Jaimes V. / pjaimes96@unab.edu.co

La llegada de un virus de manera tan repentina y con una extensión a escala mundial
ha impactado desde los países menos privilegiados, hasta aquellos del “primer mundo”. La cuarentena ha sido una situación que ha afectado a todas las personas alrededor del mundo, como lo relatan Juan Sebastián Pimienta, Juan Guillermo Borja y Daniela Ruiz, tres jóvenes que por estudio o trabajo se encuentran en Europa, lugar donde los sorprendió la pandemia.

Este continente se ha visto involucrado de manera contundente, sobre todo en países como España, Italia, Reino Unido, Rusia y Francia. El aislamiento obligatorio ha sido una medida, aunque drástica, necesaria para mitigar la expansión mientras se buscan soluciones a tal situación para la que nadie se encontraba preparado. Esta estrategia cambió la vida de muchas personas, el comercio, los trabajos, la cotidianidad y las relaciones interpersonales han dado un giro de 180º y en ocasiones no se sabe cómo responder.

París, Francia

“La ciudad luz”, uno de los destinos turísticos más apetecidos por el mundo, ha durado ya dos meses con sus calles vacías y silenciosas, las actividades al salir han sido restringidas solamente para ir al mercado y a aquellos trabajos que no se pueden realizar desde
casa, “de resto todo estaba cerrado y había bastantes restricciones en cuanto a movilidad. Para salir necesitaban un permiso diciendo cuál era el motivo del desplazamiento, de lo contrario podían ser multados, inicialmente con 135 euros (equivalente a 553.350 pesos colombianos) y en una segunda ocasión de 350 euros (que equivale a 1’434.600 pesos colombianos), eso dependía del policía que uno se encontrara”, dijo Juan Sebastián
Pimienta, ingeniero mecánico de la Pontificia Universidad Bolivariana de Bucaramanga, quien cursa una maestría de mecánica de fluidos y aerodinámica en esa ciudad.

En París empezó la cuarentena el 16 de marzo y se le dio fin el domingo 10 de mayo. Juan Sebastián cuenta que durante la mayoría del tiempo que estuvieron en confinamiento, la escasez en implementos de bioseguridad era alta, solo tenían aquellas personas que habían
hecho pedidos con un mes de anterioridad. Era tal la escasez que las tiendas ponían letreros en sus puertas que decían: “No hay tapabocas ni gel antibacterial” para evitar que fueran a preguntar; hasta el lunes 4 de mayo hubo facilidad de encontrar y adquirir estos implementos.

Tras finalizar el confinamiento, se ha producido una segunda ola de contagio, pues al estar tanto tiempo encerrados, las personas empezaron a salir de manera incontrolada y, aunque mantenían el tapabocas y las prevenciones, no fue suficiente para evitar contagiarse. Pimienta
aclara que en Europa los espacios dentro de los apartamentos son reducidos y eso ha causado una angustia mayor en la gente y un “estrés psicológico”. Ahora todas las personas ya están empezando a salir en esta ciudad, con ciertas limitaciones y restricciones, pues no es posible volver a la normalidad de un momento a otro. Es por eso que muchas labores se hace por teletrabajo y a otras personas las tienen en lo que llaman “desempleo parcial”, afirmó Juan Sebastián.

Al cierre de esta edición Francia registraba 187 mil contagiados y cerca de 29 mil muertes.

Aachen, Alemania

Por otro lado, la situación en Alemania ha sido un poco más tranquila, las restricciones fueron
menos drásticas aunque las que se pusieron han sido cumplidas, cuenta Juan Guillermo Borja, estudiante de pregrado en Aachen (también conocida como Aquisgrán). Inicialmente compartir con familia o gente que sea del mismo predio era permitido, así como lo era el salir a hacer ejercicio o a correr solo: “Sí se podía hacer ejercicio por fuera siempre y cuando uno no se encontrara con gente, pero uno puede salir solo”.

Así como en París, Juan aclara que los únicos establecimientos que podían estar abiertos y a los que se podía dirigir la gente eran las droguerías, supermercados y hospitales, de resto todas las tiendas se encontraban cerradas. “Todo empezó creo que el 14 y 15 de marzo y
a partir de ahí dijeron que todo el mundo debía encerrarse, cerraron todos los comercios, solo iban a dejar abiertos negocios para comprar artículos de primera necesidad”.

Juan Guillermo Borja, un colombiano que se encuentra en Alemania, cuenta que las
personas en ese país ya salen a cafés y restaurantes sin el uso de tapabocas, pues solo se
exige para lugares cerrados. / FOTO SUMINISTRADA

El 16 de marzo ya todo el comercio en el país se encontraba cerrado. Luego de esto, el Gobierno prohibió el contacto de dos o más personas en público, excepto si son familiares, queriendo decir que los núcleos familiares sí podían estar juntos por fuera de su apartamento, pero no podían estar con gente externa a ellos. Ahora, dos meses después del inicio del aislamiento, ya están disminuyendo las restricciones, abriendo algo del comercio y permitiendo que la gente salga con un poco más de libertad, claro está, la mascarilla siendo de uso obligatorio y manteniendo las medidas de salubridad. “No pueden haber muchos clientes en una tienda al mismo tiempo, dependiendo del área del establecimiento solo
puede entrar cierta cantidad de personas, siempre manteniendo una distancia de 1,5 metros entre cada uno y con mascarilla puesta”, cuenta Borja.

Las cifras de Alemania al 29 de mayo eran de 183 mil contagiados y 8.500 muertes.

Genova, Italia

De igual forma, Italia ha sido de los países con más casos presentados en esta coyuntura puesto que al inicio no le dieron mucha importancia a la situación. Al cierre de esta edición contaba con más de 230.000 contagiados y 33.200 víctimas.

Daniela Ruiz, estudiante de la Universidad Industrial de Santander (UIS) quien está de intercambio en Génova, cuenta que cuando ella viajó a Italia, la situación del covid-19 ya estaba empezando y que el país no le estaba dando importancia hasta que vieron que el
número de infectados estaba creciendo: “Arribé en febrero en una época en la que toda la gente se estaba contagiando. Lo hice por Frankfurt (Alemania) y no nos hicieron nada, ni siquiera tomarnos la temperatura. Al llegar a Italia fue igual, no había reglas de nada,
en el avión que yo venía había gente proveniente de China y no estaban tomando ninguna medida, era como si todo estuviera normal, sabiendo que ya se estaban dando casos de coronavirus”.

Afirma que la situación inicialmente no fue manejada de la manera correcta, “lo que hicieron
fue suspender clases en colegios y universidades, los museos y todos los eventos de aglomeración, creyeron que con eso iba a pasar, pero se les vino el mundo encima”, aclara Daniela, pues a pesar de ir a un intercambio universitario, no alcanzó a tener su primera clase
presencial. Esta fue la razón por la que se infectaron tantas personas y terminaron decretando aislamiento de un día para otro.

Este aislamiento obligatorio empezó el 12 de marzo y desde ese momento las medidas que tomó el Gobierno fueron estrictas, no podían salir si no era de extrema necesidad, a hacer mercado o a una farmacia de ser necesario, además de ser obligatoria una declaración que dijera el motivo de la salida y hacia dónde se dirigía. El 4 de mayo se publicó un decreto
para iniciar la fase 2, en la cual se permitió salir a hacer deporte y pequeñas caminatas, solo hasta las 10 de la noche, después de esta hora la gente es multada. Sin embargo,
a pesar del decreto y del fin de la cuarentena, cada región tiene normas y especificaciones diferentes que no son claras, causando confusiones entre la gente y disgustos por multas puesto que las personas no saben cuáles son los lugares en los que pueden o no pueden estar. A partir del 18 de mayo se entró a la fase 3 en la cual la policía no puede parar o multar a alguien por no tener su declaración y ya existe algo de libertad.

Sostiene que la impotencia de estar en otro país y no poder conocer y hacer las actividades y viajes que tenía planeados es grande, sin embargo dice que las cosas están mejorando y la libertad está volviendo poco a poco.


Universidad Autónoma de Bucaramanga