El 10 de septiembre de 2014, bajo la administración del investigado por presunto caso de la Iglesia Manantial de Amor Luis Francisco Bohórquez Pedraza (Partido Liberal), inició la construcción del intercambiador del Mesón de los Búcaros, cuya entrega estaba prevista para noviembre de 2015. Vale precisar que la obra se diseñó en la administración de Fernando Vargas Mendoza (también Liberal), burgomaestre que no terminó su mandato porque fue destituido e inhabilitado por la Procuraduría en 2011.
Con la posesión de Rodolfo Hernández Suárez como nuevo mandatario local se retomó la obra y se fijó una nueva fecha de entrega para septiembre de 2016. Desde entonces, los estudiantes y padres de familia de la Escuela Normal Superior han buscado a través de vías legales la suspensión de la obra para evitar que se afecte una de las zonas verdes más importantes de la institución.
En enero de 2017, el Juzgado Tercero Administrativo Oral de Bucaramanga revocó el Acuerdo 009 de 2014, que daba licencia para realizar el proyecto y de inmediato suspendió las obras. Fredy Antonio Anaya Martínez, representante a la Cámara por el partido Opción Ciudadana, presentó un proyecto de ley para reanudar la obra en 2017 y, aunque el caso fue archivado, el Tribunal Administrativo de Santander falló a favor del municipio un año más tarde. Fue así que el 9 de febrero de este año retomaron labores y derrumbaron el muro que separaba el colegio de la obra. El lunes 12 de febrero, alumnos, padres de familia, egresados y personas de la comunidad intervinieron con protestas dentro y fuera del colegio, lo que además los llevó a marchar en dos oportunidades, el 14 y 21 de febrero, con el fin de ser escuchados en la alcaldía, pero no lo lograron. Sin embargo, tanto los integrantes de la Mesa de Trabajo Corazón Verde de la Normal (conformada por maestros, papás, mamás, exalumnos, alumnos y amigos de la sociedad) como el consejo de padres de familia han buscado la forma de llegar a un acuerdo, a pesar de la negativa de diálogo por parte de la administración local.
Ricardo Pinto, presidente y representante legal desde hace cinco años de Corazón Verde, afirma que “al gobierno lo único que le interesa es arrasar con nosotros, sin embargo, hemos sido propositivos, pues vemos innecesario quitarle espacio a la escuela para hacer la rotonda, eso es lo más importante”.
En el lugar de la disputa, un bosque de 3.750 metros cuadrados, en el que se encuentran 126 árboles y un laboratorio para las clases, se buscaba la construcción de siete locales comerciales. Así estaba consignado en los diseños que se aprobaron en la administración de Vargas Mendoza. No obstante, la alcaldía actual plantea que la construcción de estos espacios sea entregada y administrada por las directivas del plantel educativo.
Pero los defensores del lugar y de la institución rechazan la propuesta. No le ven sentido acabar con una zona de descanso para los estudiantes para luego devolverla hecha concreto. Henry Sánchez Suárez, padre de familia y miembro del comité organizacional de Corazón Verde, añade que la solución pierde más sentido teniendo en cuenta que “el año que viene tendremos jornada única, habrá más hacinamiento y menos espacio para los estudiantes”.
Propuestas
Lo primero que plantea la comunidad educativa es el rediseño de la rotonda, lo cual se contemplaba en la medida cautelar que frenó la obra en 2014. “No existen diseños ni obras perfectas, debemos ceder de parte y parte, además en el contrato dice claro que se pueden hacer cambios, aparte de eso esta obra nació sin licencia ambiental”, asegura Wilson Rincón Martínez, arquitecto especialista en gerencia de proyectos de construcción de la UIS, miembro de Corazón Verde y diseñador del mejoramiento de la obra del Mesón de los Búcaros.
Al reducir 10 metros el radio de la plazoleta favorecería a las dos partes, añade Rincón. Además explica que de esta forma se le dará al vehículo y al conductor la posibilidad de una mejor maniobrabilidad. Al reducir la rotonda se construiría un carril más y si no se construye nada sobre la glorieta, habría mejor visibilidad y disminuiría la carga muerta que va tener sobre los deprimidos en un 50 %.
“Si no se hubiese afectado el bosque de la Normal desde que se implantó el proyecto, le aseguro que esa obra se había culminado en seis meses”. Sandra Milena Serrano Vásquez, edil y presidenta de la comuna 13, que también ha participado del proceso.
La propuesta de la comunidad educativa sigue siendo minimizar el impacto que el proyecto tiene en el entorno. El 14 de febrero de este año se presentó una petición ante el Consejo de Estado en la que se aceptó la revisión del último fallo a favor del gobierno y están a la espera de una respuesta, pero no se sabe cuánto demore en llegar la decisión.
No obstante, la comunidad educativa no descarta nuevas marchas. “Esperamos que el Consejo de Estado tome conciencia, ya que el gobierno sacó un rubro para proteger el medio ambiente, de lo contrario nosotros convocaremos a un cabildo abierto”, afirmó Ricardo Pinto.
Henry Sánchez Suárez aclara que “ni ellos ni nosotros tenemos la razón; por esto, invitamos a la alcaldía y al equipo técnico a llegar a un acuerdo que no afecte los intereses de las dos partes”.
Alcaldía mantiene su posición
Fanny Arias Arias, secretaria de Infraestructura, afirma que la decisión de continuar la obra se mantiene. Asimismo, asegura que le entregaron una carta a la comunidad en la que se explicó las razones técnicas sobre lo que implica cambiar los diseños. “Al reducir el radio de giro, la velocidad de los vehículos tendría que disminuir y la congestión sería impresionante. No se podría transitar por el sector”, comenta la funcionaria.
En este momento la demora es que para realizar la intervención correspondiente y entregar los tramos viales que faltan. El Consorcio Bucaramanga encargado del proyecto necesita el permiso del Área Metropolitana de Bucaramanga (AMB) para intervenir el bosque del colegio.
A la fecha en la obra Mesón de los Búcaros se han invertido 72 mil millones de pesos y aceptar un rediseño es aumentar los costos, como asegura la Secretaria de Infraestructura. “No vamos a aceptar ningún rediseño, lo que sí se acepta es la destinación de la plazoleta, que La Normal la utilice de una manera pedagógica, fue lo que les ofreció la administración”, añade Arias.
Por Omar Sebastián Lozada G.
olozada@unab.edu.co