Por Javier Ferreira / jferreira4@unab.edu.co 

La mayor convicción de María Ximena Díaz Casas siempre ha sido ser una deportista profesional. Desde que de niña comenzó en el patinaje en el Club Correcaminos, de San Gil, Santander, sembró esa idea en su mente y hoy, próxima a cumplir 21 años, la está cosechando.

Esta sangileña lleva tres años en el ciclismo como Juvenil y ahora como Sub 23, y en este tiempo ha construido una carrera promisoria en el entorno deportivo del país. En 2019 participó en la Vuelta Ciclista a Venezuela Femenina, y durante dos etapas lideró la clasificación de los jóvenes (tenía 18 años en ese entonces). En la tercera y última tuvo que sacrificar esa posición en favor de su jefe de filas, la venezolana Lilibeth Chacón, quien terminó como campeona de esa edición. Ximena fue 14 en la general final y tercera en la clasificación de jóvenes.

Ahora, a finales de 2022, está de vuelta en su natal San Gil, luego de año y medio de vivir en El Carmen de Viboral, Antioquia, ciudad que es conocida como la capital del ciclismo femenino en Colombia. Allá la cultura de este deporte se vive a fondo. “Yo tenía la idea de irme a vivir a Antioquia desde que salí del colegio. La ida a El Carmen fue algo muy espontáneo”, dice. Antes de esa decisión su entrenamiento estaba en manos del exciclista y entrenador, David Vargas. “Nos fuimos tres ciclistas de Santander, y de las tres solo quedé yo viviendo allá. Es complicado estar lejos de la familia y llegar a un lugar donde uno no conoce nada”. Su convicción y su deseo de hacerse profesional en el deporte la llevó a pasar días en los que no conocía las rutas para salir a entrenar y tuvo que acoplarse a una nueva vida en una ciudad desconocida, pero que, cuenta, la acogió con mucha amabilidad y cariño. “Yo decidí devolverme, contenta de lo que aprendí y logré, corrí con el equipo Avinal y abrí muchas puertas allá”. 

Decidió regresar a San Gil y Bucaramanga, al terminar la temporada 2022, para desarrollar su proceso de preparación y entrenamiento con el objetivo de los Juegos Nacionales 2023, que tendrán lugar en Caldas, Quindío, Risaralda y el Valle del Cauca, del 20 al 25 de noviembre. “Con mi entrenador de pista, Federico Muñoz, decidimos darle todo o nada para los Juegos”. La idea de Ximena y sus entrenadores es alcanzar una medalla de oro.

En ruta, su preparación está en manos del exciclista socorrano Wilson Zambrano Larrotta, campeón de la Vuelta a El Salvador en 2007, quien la califica como “una ciclista que viene en un crecimiento constante, especialmente en su madurez psicológica. Ahora estamos buscando la manera en que siga creciendo de la mano de su desempeño físico para la temporada que viene”. Zambrano plantea cuatro grandes objetivos para 2023: Campeonatos Nacionales de Ruta (primer trimestre), Vuelta a Colombia Femenina (segundo trimestre) y al final de la temporada Tour Femenino y el gran objetivo del año, los Juegos Deportivos Nacionales. 

María Ximena es una ciclista completa: se destaca en la pista, modalidad en la que le ha ido muy bien, obtuvo Oro y Plata en los intercolegiados de Bogotá, en 2016 y dos Bronces en Cali, en 2017. En noviembre de 2023 participará por primera vez en los Juegos Deportivos Nacionales, y ahí está toda su expectativa para alcanzar su objetivo de una medalla. Su fuerte es el medio fondo, carreras de mediana duración, como el scratch, su favorita en pista. En la ruta se define como una pasista (su fuerte son las etapas en terreno llano) “que en mis mejores momentos escalo muy bien”. 

En la actualidad, además, hace parte de los ciclistas seleccionados del PAD (Proyecto Avanzado de Desarrollo), en el apoyo al ciclismo de pista, velocidad y semifondo, que convoca selecciones para participar en pruebas de ruta, como la Vuelta a Colombia Femenina, el Tour Colombia o la Clásica de Boyacá (en la que Ximena participó como integrante de este equipo). Para el Tour Femenino 2022, realizado del 2 al 6 de noviembre, participó con el equipo de Santander, ya inmersa en sus compromisos con la Liga del departamento en su formación para Juegos Nacionales. 

Su inicio en el deporte

Ximena Díaz practica deporte desde niña. A los cinco años su papá, Miguel, la inscribió en el Club Correcaminos, de San Gil, en donde fue entrenada por Vladimir Tarazona. “El patinaje era algo que me gustaba mucho”, señala. En 2016, con 15 años, fue subcampeona Nacional de Velocidad en Bucaramanga, pero ya al ir finalizando sus estudios de bachillerato llegó la hora de tomar una decisión: “En mi pueblo el patinódromo queda en una vereda, muy lejos, y no podía ir sola. Los horarios de estudio se cruzaban con el patinaje y no pude seguir”. Alrededor de los 10 años inició a complementar el patinaje con el ciclismo, fue haciendo la transición poco a poco. “Cuando estaba en décimo grado tuve que decidir: patinaje, ciclismo, estudio… y me decidí por el ciclismo”.

En este camino, que apenas comienza, reconoce el papel que ha jugado el apoyo incondicional de su familia. Su papá advierte con seguridad que, “¿quién más que nosotros para apoyarla? Decidimos estar para ella en las buenas, en los sufrimientos y las alegrías”. Y así, cuentan Miguel (su papá) y Ocarilde (su mamá) que han viajado a su lado por cada rincón del país, dándole ánimos y compañía. Ximena es la menor de tres hermanos, Adriana y Miguel Ángel. Su mamá dice que para todos ella es la consentida. “Hasta donde ella quiera, estamos ahí”, señala Ocarilde. 

El presente (y algo de futuro)

Como seleccionada a los Juegos Nacionales y gracias a su desempeño deportivo, el Indersantander le otorgó una beca para cursar estudios profesionales. Se decidió por Contaduría Pública, carrera que estudiará en las Unidades Tecnológicas de Santander (UTS), de manera virtual. Así podrá desarrollar las dos facetas que la enfocan: el deporte y el estudio.

Ahora se enfoca en hacer pretemporada, un período de “descanso”, entrenamientos suaves y acondicionamiento físico en el que se preparan los objetivos del año que se aproxima, Ximena subraya que no ha sido un camino sencillo el de hacer carrera deportiva, especialmente en Santander, en donde esta cultura no es fuerte. “No hay pensamiento de que ser deportista es un trabajo, o sea algo de lo que se pueda vivir. Hay gente que piensa que eso es una perdedera de tiempo”, sentencia.

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Universidad Autónoma de Bucaramanga