Donadio convivía con el material desde 1995 cuando un grupo de funcionarios del Instituto de Medicina Legal le pidieron con- seguir el expediente judicial por el homicidio del Ministro de Justicia, ya que al ellos participar de la autopsia sabían que la verdad oficial no ofrecía plena certeza.
Transcurrieron 33 años después del magnicidio y gracias a la investigación de este periodista, el caso toma un nuevo rumbo que podría borrar la historia que se difundió por décadas, incluso, la Fiscalía General de la Nación anunció que exhumará los restos de Lara Bonilla para realizar una nueva necropsia.
Con la información en sus manos Donadio Copello pensó en escribir varias historias. El expediente no solo conserva información sobre la muerte de quien fue uno de los líderes más queridos y recordados de la política nacional y que dio golpes importantes al Cartel de Medellín y a su jefe, Pablo Escobar Gaviria. También da cuenta que se planeó un segundo atentado en Neiva para quitarle la vida a Lara Bonilla en caso de no ser asesinado por sicarios en Bogotá y conserva la historia de un piloto que controlaba las pistas para los aviones de fumigación al servicio del narcotráfico, que buscaba 50 millones de pesos para mandar asesinar a este liberal.

/ FOTO LAURA ESPINOSA – REVISTA PLATAFORMA UPB
Se concentró en explicar la trayectoria de las balas que atravesaron el vehículo Mercedes Benz y el cuerpo de Lara Bonilla, en contar que Trino Peña Toloza, conductor del ministro, no murió ni sufrió heridas pese a los disparos de ametralladora de los sicarios en motocicleta, y en encontrar explicaciones a por qué la escolta llevó el carro con el abogado hasta su casa y pidió un botiquín para curarlo, y no directamente a una clínica para auxiliarlo.

“Fui escolta de Lara Bonilla”
Luis Fernando Rodríguez Rivero se levantó en medio del público que escuchaba a Donadio durante su conversatorio en la Universidad Pontificia Bolivariana. Tomó el micrófono y se presentó. Entre las muchas cosas que dijo aseguró que tenía 73 años, que había trabajado con el desaparecido DAS como escolta y que trabajó con el ministro hasta el domingo 29 de abril de 1984, un día antes de su asesinato.

“¡Noticia, noticia, mataron al Ministro Lara Bonilla!” escuchó por radio. Intentó conocer más información, pero prefirió presentarse temprano ante sus jefes y esperar las órdenes. De inmediato fue asignado como escolta de la viceministra encargada de ese entonces, Nasly Lozano, quien ocupó el cargo por menos de un mes. Finalmente, el gobierno nombró a Enrique Parejo González en reemplazo de Lara.
Por un tiempo no siguió en el ministerio. Pasó a proteger a periodistas de El Espectador y de El Tiempo. Donadio, quien le pidió que lo esperar para seguir conversando sobre los hechos, le preguntó si había hablado con Domingo Adonay Velásquez, conductor de Rodrigo Lara y quien resultó ileso durante el atentado, después de lo ocurrido.
Rodriguez Rivero solo dijo: “Él se salvó de puro milagro. Es lo que puedo decir”.
Junto con su nieto, Luis Fernando Rodríguez Pineda, estudiante de primer semestre de Comunicación Social en la UPB, acordaron una nueva cita en la que además de compartir obleas, este pensionado del DAS le aseguró que aún tenía mucho por contar.
Por Xiomara K. Montañez M.
xmontanez@unab.edu.co