A las 5 de la mañana, Trinidad Hernández Torres se levanta para ayudarle a su nieta a prepararse e ir al Instituto Empresarial ‘Gabriela Mistral’, ubicado en la calle 4 No. 9-37, de Floridablanca, a cuarenta minutos a pie del barrio González Chaparro. La acompañan en el recorrido 13 niños que estudian en la misma institución, pero que, debido al trabajo, sus padres no pueden llevarlos. En su recorrido pasan por una trocha y cuando no tienen suerte, deben afrontar las lluvias o el mal estado del camino.
Lo contradictorio es que frente a sus casas se ubica el Megacolegio Río Frío con capacidad para 1.400 estudiantes y es conocido como “el elefante blanco” de la educación en Floridablanca, pues sus instalaciones sin uso ya están deterioradas.
Desde hace nueve años, Hernández Torres acompaña a los menores. El trayecto empieza desde el barrio González Chaparro, cuyas vías están sin pavimentar. Pasan por el sector de La Paz y luego por ‘Papi Quiero Piña’. Al cruzar el puente, transitan por la antigua Licorera de Santander en la calle 5 y finalmente arriban a la ‘Gabriela Mistral’, a dos calles del parque principal de ese municipio.
Otra travesía la vivían distintos niños del barrio que fue fundado hace trece años y que en sus inicios fue un asentamiento humano. Este grupo caminaba casi una hora para llegar al Colegio Vicente Azuero, ubicado en el barrio Bucarica, vía la carretera antigua.
Según cuenta la comunidad, hasta hace un año la administración de Héctor Mantilla inició el auxilio de transporte.

¿Qué ocurre con el ‘Megacolegio’?
Según Alex Araque, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio González Chaparro, las expectativas de la comunidad eran altas, ya que la apertura del ‘Megacolegio’ beneficiaría a 300 niños del sector y además, brindaría seguridad al barrio. Sin embargo, la obra que alcanzó los 13.500 millones de pesos, no se puede utilizar.
Araque explica que la construcción de la institución educativa inició en 2009, pero se demoró su entrega debido al cambio constante de constructoras. “Traían a una constructora, luego venía otra, contrataban gente, se volaban y quedaban debiendo plata”, comenta. Además, denuncia que han pasado tres años desde la entrega de la obra y ya se empiezan a deteriorar sus instalaciones.
La construcción de la institución hace parte de un proyecto del Ministerio de Educación Nacional para ampliar la cobertura de los estudiantes que estaban matriculados en colegios privados y pagos por el ministerio. Dentro de la iniciativa, se proponía que las instituciones fueran administradas por entidades que tuvieran experiencia en el ámbito educativo.
En este caso, se hizo una concesión en 2008 con la Fundación Fe y Alegría para que esta operara por diez años. Al llegar la administración de Héctor Mantilla, la obra física ya había sido entregada con un retraso de tres años, para marzo de 2015 finalizó la construcción.
A esto se suma que, de acuerdo con la concesión del municipio, el ‘megacolegio’ debe tener 1.400 niños y la zona no cuenta con tal población.

Traslados como solución
El secretario de Educación de Floridablanca, Juan Carlos Ostos Guevara, plantea como solución trasladar estudiantes de otros colegios y pagarles el transporte para poner en funcionamiento el sitio. Además, calcula que transportar a 1.400 niños de diferentes rutas con recursos de la Alcaldía, costaría cerca de 2 mil millones de pesos al año.
La institución cuenta con una infraestructura de cuatro pisos, 30 aulas, laboratorios de física, química, tecnología, espacios de lectura, biblioteca, área administrativa, área deportiva y un restaurante escolar. Sin embargo, la Fundación Fe y Alegría pide a la alcaldía indemnizarlos con 2.200 millones, alegando “perjuicios” por no cumplir el objeto de su contrato.
Este año se culminan los 10 años de concesión. Pero mientras se realiza la disputa jurídica, el burgomaestre ordenó que la inoperancia no puede afectar la institución educativa, por lo tanto, se ha tomado la decisiónde hacer una adecuación de la primera planta, un aseo general, instalarle los servicios públicos y pintarlo, lo cual costaría 50 millones.
Ostos Guevara afirma que pretenden que en dicho espacio se reubiquen los estudiantes del Instituto Empresarial Gabriela Mistral y el Colegio Vicente Azuero. Cuenta que no será impositivo. Sin embargo, afirma que en donde operan actualmente dichas instituciones no son lugares que pertenezcan a la alcaldía, por tanto, habrá un cambio de sedes o si no “deberán buscar cupo en otro lado”.
El funcionario espera realizar la adecuación en los meses de noviembre y diciembre, para que en 2019 el ‘megacolegio’ esté en funcionamiento. No obstante, entre los problemas que prevé, está la discusión acerca de en qué sede serán las instalaciones.
Por Laura Fernanda Bohórquez
lbohorquez197@unab.edu.co