Por: María José Parra Cepeda/ mparra191@unab.edu.co.

El dealer aparece con una pequeña bolsa de plástico que recoges y guardas en tu bolsillo. Sí, se puede conseguir por mensaje, que es rápido y sencillo, ahora imagínese lo fácil que sería caer en la drogadicción. Y caer significa romper relaciones entre familiares, amigos, pegues y novios. Por esto, es fundamental conocer los caminos crudos del consumo de droga en los jóvenes. Para ello, nos dimos a la tarea de buscar un testimonio veraz de un consumidor que habla con claridad del infierno y las cargas que hay que llevar por siempre. El testimonio viene de Sebastián (nombre cambiado a petición de la fuente). Y ya está bueno, no hay que estigmatizar.  

¿Por qué decides tratarte en Bogotá y no en Bucaramanga?

Yo decido tratarme en Bogotá, porque la violencia dentro de los centros de rehabilitación en Bucaramanga es muy común. A todos los maltratan. Uno de mis mejores amigos, me contó que cuando llegó, lo tuvieron amarrado durante una semana. Le hicieron el amarre a “cuatro puntos”, que significa que te sujetan cada extremidad. También había personas a las que dejaban orinarse en la cama, a otros los mantenían dopados con medicamentos psiquiátricos, así no tuvieran prescripción para hacerlo. Simplemente había psiquiatras que te formulaban y te tenían drogado todo el día. No me pareció la forma más adecuada de tratarse. Porque es punitivo, como las cárceles de acá. Te castigan, en vez de rehabilitarte. Lo que se debe hacer es buscar la raíz del problema y los tratamientos más idóneos para cada persona. La drogadicción es una enfermedad, complicada, pero como cualquier otra.

¿Cuánto duraste en rehabilitación?

Dos meses encerrado.

¿Sirvió?

Sí, cuando estaba en la universidad, me iba muy bien. Yo no soy un tipo de fiestas, solo me reúno con mis amigos, nos sentamos y tomamos. Pero siempre somos los mismos cuatro, que mis papás conocen desde que tengo 12 años. Yo creo que por eso nunca se preocuparon o se alarmaron, no se les pasó por la cabeza. Un día, yo senté a mi papá en la sala y le dije, te voy a decir algo: soy adicto a la cocaína hace dos años y necesito que me encierres ya. No quiero Bucaramanga, por favor mándame a otro lado. Mi papá se puso a llorar y me dijo: “de una”. Mi mamá si hizo más escándalo de: “por qué me hace esto”, un poco egoísta su reacción, pero bueno.

¿Cuál es la droga más pesada que has consumido?

La cocaína.

¿Cuánto vale un gramo de cocaína hoy?

Diez mil pesos. La de perico, la porquería.

¿En la universidad cómo se consigue droga? ¿A quién llamas?

A un jíbaro cualquiera. Uno llama y la traen en moto o en carro, pero depende del jíbaro. Aunque la mayoría no viene por diez mil pesos, hay que pedir más.  

¿Tuviste alguna impresión cuando llegaste al centro de rehabilitación en Bogotá?

Como yo quería ir a Bogotá el seguro no lo cubría, por eso tuve que pagar. Cuando llegué a la ciudad fue un choque, porque me esperaban niños gomelos, pero entré y conocí. Por ejemplo, a un tipo que estaba en situación de calle junto con su esposa. Su suegro les había sacado un seguro médico a ambos y lo renovaba constantemente, entonces el man decidió aprovechar y meterse en rehabilitación. Muchas historias y no todas de niños fresas.

¿Cómo llega la droga a tu vida?

Yo conocí la marihuana cuando tenía 13 años, por mis amigos, ni siquiera del colegio, sino los de mi conjunto. Sin embargo, no me gustó, por qué me molestó el efecto que causó en mí.  Yo soy una persona muy espontánea y abierta, con la marihuana me sentía muy sosegado, como estúpido. Años después, me gustó la cocaína, porque sí me ponía sagaz.

¿Tienes algún recuerdo en particular?

Cuando estaba en la universidad, mis viejos no sabían que yo estaba consumiendo droga. La cocaína es más fácil de ocultar que la marihuana. La segunda tiene olor y la raspada deja huella. Además, tienes que comprar el papel, el rascador o las bandejas. No es obligatorio tenerlas, pero es más bonito. En cambio, con la cocaína solo necesitas sacarla de la bolsa y ya. Un gramo de cocaína son como dos centímetros y lo mínimo que te venden de marihuana son diez gramos. Entonces, es más voluminoso y difícil de esconder. Recuerdo que utilizaba una cuchara y un dólar. Cuando me fui a rehabilitación mi papá una vez me dijo: “hijo, ahí encontré tu dólar, estaba todo arenoso”.

¿Para tú familia cómo ha sido el proceso? ¿Qué te dicen tus papás?

Hace poco discutí con mi papá y le dije: “¡no entres a mi cuarto, qué mamera!” Él me respondió: “no te afanes que lo máximo que voy a encontrar en tu cuarto es marihuana. Yo ya hice las paces con eso, no me gusta, pero ya hice las paces”. Yo creo que después de unos años, mi papá aceptó la marihuana. No hablemos de otras drogas, porque ahí sí le da algo a ese señor. Creo que la marihuana es mucho más tolerante. Algunas veces nos sentábamos a fumar cigarrillos, pero bareto nunca. Ni lo fumo delante de él. Solo lo hago cuando estoy en mi cuarto con la puerta cerrada.

¿Y tu mamá?

Mi mamá una vez llegó a recogerme y la saludé: “hola mami, ¿cómo vas?” “¡Uy! Huele mucho a marihuana”, me contestó. Yo le dije: “¡Ay mami terrible! Y se cagó de la risa. Ambos lo aceptaron y se dieron cuenta que no es el acabose.

Algunas veces te cambian adicción por adicción, ¿has visto esos procesos aquí?

Sí, ya no tomo como antes, por la marihuana. Lo que hacen es reemplazar un vicio por otro, pero estamos hablando de control de daños. La marihuana lo máximo que te da es pereza. Aunque puede ser un problema para ir a clase, a veces estas fumando un porro y jugando Xbox, pero tienes clase en media hora en Cabecera.

¿Qué pasa cuando en tu cabeza un lunes se vuelve miércoles, o el miércoles es domingo?

Eso es por despistado, ni siquiera es por la marihuana. A mí eso me ha pasado toda la vida.   Recuerdo que cuando tenía 12 años y mi mamá me pedía un favor, yo subía al segundo piso y luego le gritaba: “mami, ¿qué me dijiste?” Solo habían pasado cinco minutos. También he sido un tipo muy ansioso y me parece que la marihuana controla la ansiedad y creo que todo eso sumado hace que me pierda en los días.  

En tu proceso académico, ¿se te ha dificultado, digamos graduarte a tiempo? Qué es lo más jodido?

Yo no creo que sea un problema de fumar marihuana, es por ser vago. Realmente yo soy primero vago y luego marihuanero. Pero una cosa no tiene que ver con la otra. El problema no es tanto que interrumpiera mi vida académica, porque cuando estaba en la universidad me iba a bien. Y yo dije: “marica, hay dos opciones… yo soy un genio o no me exigen un culo, y la verdad, yo genio no soy”.

¿Cómo ha afectado el consumo tus relaciones afectivas?

Mi novia no fuma, pero no le ve ningún problema a que yo fume. De hecho, a veces me regalan bong, cueros y más para que yo fume.

¿Por qué crees que se ha incrementado el consumo en jóvenes?

El consumo de drogas se ha normalizado en general. Hay muchos cantantes que hablan de marihuana. Antes eran por ahí cinco, como Willie Nelson o Bob Marley. Ahora todos hablan de droga o la fiesta con percocet. Entonces, me parece que esa normalización ha hecho que se consuma más. Por ejemplo, el tusi. Los jóvenes quizá le tienen un poco más de recelo a la cocaína, pero como el tusi es algo nuevo y se consume en los estratos socioeconómicos más elevados. No se asocian con esa imagen del drogadicto sucio, los romantizan. Incluso lo relacionan con un símbolo de estatus. Por ejemplo, la propaganda de Águila con las mujeres, no te están diciendo que si tomas Águila vas a conseguir mujeres, pero se entiende que ese es el mensaje subliminal. Cuando los reguetoneros te muestran las drogas en los videos en Miami o en un yate, se tiene la idea de que no es un drogadicto fracasado, es exitoso.  

¿Droga más costosa que hayas comprado?

Tusi y éxtasis. Un gramo de tusi vale 70 lucas. Entonces, 142 gramos con una pepa de éxtasis ya tienes 200 ahí. A veces lo compramos entre amigos.

¿Qué les dirías a los chicos, pruébenla o no la prueben?

Yo recomendaría que no la prueben, pero sí me pones a escoger un vicio entre el alcohol y la marihuana, es preferible que fume marihuana. El riesgo de un vicio no está realmente en la droga o en el vicio como tal, también en la educación o en la información que se entrega sobre los daños. Igual, el círculo de apoyo que tienes alrededor suma mucho. Digamos, yo probé la marihuana y hubo meses que la consumía, regularmente, pero para mí era muy claro una cosa: yo no fumo para entrar a clase, yo fumo después de clase. Entonces, al final clases y marihuana mejor que no vayan.  

Universidad Autónoma de Bucaramanga