Ella es Génelis Rodríguez, tiene 21 años, vino del estado de Monagas, Venezuela, donde era estudiante de licenciatura en Fisioterapia, y lleva mes y medio en Bucaramanga. Debido a los altos precios de los productos y la falta de medicamentos que hay en el vecino país, emprendió un viaje junto a su amiga Rivelis Padilla el 1 de agosto, desde Maturín, su ciudad natal.

Se dirigieron a San Cristóbal, desde allí se desplazaron por dos horas a San Antonio, última ciudad venezolana antes de entrar a Colombia, donde pasaron la noche, y al día siguiente retomaron su travesía, pero esta vez a pie, porque no tenían pasaporte para ingresar de manera legal, ya que llevaban esperando dos años.

Pasaron el río Táchira y la trocha fronteriza, conducidas por los ‘trocheros’, personas que de manera ilegal ayudan a los migrantes a cruzar, a quienes les deben pagar por su servicio y con los que en ocasiones se enfrentan porque les quitan el dinero y las pertenencias. “Se les paga entre 10 a 25 mil pesos colombianos,  no se les puede pagar con bolívares”, demoraron aproximadamente 25 minutos en pasar, pero “nos tenían como si nos estuvieran entrenando para la guardia, nos decían caminen por acá, no miren, agáchense”.

Llegaron al terminal de Cúcuta, Norte de Santander, donde tuvieron que dormir en el suelo. Al amanecer, siguieron su caminata hacia Bucaramanga que duró cuatro días. Pasaron por Pamplona, luego por el Páramo de Berlín y por causa del frío, Génelis sufrió quemaduras en la cara, durmieron en un hogar de paso. Al amanecer, retomaron su camino a Ecuador, pero debido a las dificultades por las que tuvieron que pasar para llegar a Bucaramanga, decidieron quedarse.

Luego, en el sector de La Corcova, consiguieron un carro transportador de galletas las acercó hasta el Parque del Agua, un lugar que se ha convertido en punto de encuentro casi que obligado para los migrantes. Allí conocieron a Wilson Barrios, un voluntario que junto a Abigail de Jiménez, miembro de una comunidad cristiana del sector, recoge donativos para ayudar a los migrantes como alimentos, agua, cobijas, medicamentos, ropa y zapatos. “Él me vio llorando y nos ofreció hospedaje en su casa junto a su familia , donde vivimos un mes”, recordó la joven.

Actualmente, venden empanadas, papas y morcillas por las calles del barrio Álvarez y viven en una habitación de uno de los apartamentos que Barrios paga con los donativos. “Todavía seguimos viniendo al parque y cuando podemos les traemos ropa que nos regalan o los ayudamos en lo que podamos. Aunque no hayamos pasado ni una sola noche en el parque, a la final todos nos tratamos igual, porque todos somos venezolanos y sentimos apoyo entre nosotros”, expresó Génelis Rodíguez.

La venta de empanadas, papas y morcillas la realiza por las calles del barrio Álvarez, en Bucaramanga. / FOTO CAROLINA BERMÚDEZ.

Las causas de la crisis

En Venezuela, la Asamblea Nacional midió el aumento de precios por encima del 50% y lo normal de un país avanzado es que ese incremento sea entre 3% o 4%, lo que ubica a la economía de ese país en situación de hiperinflación, que es un incremento acelerado y continuo en los precios.

Esto se ha convertido en una de las principales causas de la migración, ya que genera pérdida de poder adquisitivo; es decir, el salario mínimo de las clases media y baja no les alcanza lo suficiente para comprar los productos básicos de la canasta familiar.

Por Ejemplo, en 2008, con un billete de 100 bolívares, se podían comprar 12 cartones de huevos, 360 unidades, pero a comienzos del año 2017, ese mismo valor no era lo suficiente para comprar un huevo.

Existen tres condiciones para que se dé: la primera, que exista un aumento inicial de precios en los productos, como lo explica el economista Felipe Montealegre de la Universidad del Tolima y  docente de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, quien describe este aumento como un “fenómeno normal de la economía y es controlable”.

Segundo, que las causas persistan, y tercero, que haya una subasta, remate u oferta entre las familias, empresas y el Estado, para tratar de mantener su poder adquisitivo, generando una escasez de alimentos y un exceso de demanda, pues muchas personas van a querer comprar el mismo producto y como resultado habrá empobrecimiento en la población.

Esta crisis económica se generó en el gobierno de Nicolás Maduro, por la caída de los precios del petróleo en el 2014, siendo este el principal ingreso monetario en Venezuela. Esto se debió a que hubo mucha oferta en el mercado internacional del hidrocarburo e hizo que el costo del barril pasara de 296.743 mil pesos por barril en el 2013 a 163.847 mil pesos, para agosto de 2018, dijo el Ministerio de Petróleo en Venezuela.

Ante esta situación, el gobierno no ahorró durante los período en el que el barril tenía precios altos, se endeudó e invirtió en proyectos que no generaban ingresos monetarios. Además, el Banco Central que es el encargado de proteger el poder de compra de la nación, no tomó las medidas necesarias para conseguir la estabilidad económica cuando la crisis apenas comenzaba, afirmó Felipe Montealegre.

Datos

Migración Colombia explicó que 870.093 venezolanos se encuentran en el país y 45.896 se encuentran de manera irregular, ya sea porque superaron el tiempo de permanencia o ingresaron de manera ilegal. Cabe aclarar que hay 1.600.000 venezolanos con Tarjeta de Movilidad Fronteriza que permite a los ciudadanos que residen en zona de frontera moverse habitualmente entre los dos países.

Por María Camila Arévalo

marevalo22@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga