Por: Diana Mendoza Jiménez / dmendoza661@unab.edu.co
El barrio Café Madrid es uno de los más populares y representativos del norte de Bucaramanga. Su historia está atada al conflicto armado, pues era el lugar de llegada de muchas familias desplazadas, y por ende un área que es en sí misma prueba irrefutable del abandono estatal.
Mucho antes de esto existió un ferrocarril, que data del siglo XIX, pero que echó a andar hacia 1940. El “tren de Bucaramanga” conectó la ciudad con el Magdalena Medio y era una forma novedosa y eficaz de transportar toneladas de mercancía. El lugar llegó a ser tan famoso, que a su alrededor se ubicaban establecimientos de comercio y hasta una cancha, de la que hizo uso el mismo Atlético Bucaramanga para sus entrenamientos.
Fue hacia la década de los 70 que nuevos sistemas de transporte, el paramilitarismo y el desplazamiento fueron dejando en abandono dichas instalaciones. Finalmente, en 1991, fue liquidado Ferrocarriles Nacionales de Colombia y hasta ahí nos llegó el tren.
Luego de más de dos décadas, en 2019, de los vagones nació la ludoteca. Es un centro de la Escuela Municipal de Artes que recuperó el valor histórico de este lugar considerado ‘Bien de Interés Cultural de la Nación’. A la par, brindó a las comunidades, especialmente niños y jóvenes, un espacio para formarse en artes plásticas, música, producción sonora, danza o teatro.
El objetivo de la EMA, con las actividades y clases impartidas, es hacer a la comunidad infantil y juvenil protagonista del escenario artístico y cultural de la zona. Para lograrlo, desarrolla habilidades y sensibilidades ocultas desde los más peques hasta los mayores. Ante esto, su coordinador, José Ricardo Oviedo Valbuena, comenta: “buscamos descentralizar la EMA, para que pueda llegar a todos los rincones de Bucaramanga”.

Este espacio está abierto al público, solo se requiere un trámite mínimo de inscripción previa. Los asistentes encuentran allí salones de lectura, un auditorio o sala múltiple, salones de artes, música y danza, entre otros. La antigua estación del tren se encuentra abierta al público de siete de la mañana a seis de la tarde, y sus visitantes más recurrentes son los estudiantes de los colegios de la zona como: Genius, Emprendedores y Café Madrid. Igualmente, cuenta con una capacidad de hasta 80 personas para que la asistencia sea lo más masiva posible.
Shirley Serrano, una joven de 19 años, asegura que las clases de baile son su momento favorito de la semana. «Llegar a este lugar a bailar distintas danzas tradicionales del país fue para mí algo totalmente diferente, y que me hace sentir feliz. Desde que tengo uso de razón me gusta bailar y solo desde que abrieron este programa en la ludoteca es que he podido explotar mi talento», concluye.
La sede también cuenta con algunas memorias de lo que fue esta estación ferroviaria: tiquetes de los antiguos viajes en tren, elementos de viaje, muestra de fotografía y más. Así, la cultura y las artes dialogan con la memoria ferrocarrilera y todo se hace pensando en el desarrollo social de la comunidad.