Por Lida Marcela Benavides P. lbenavides652@unab.edu.co
El afán de llegar a su lugar de destino, el estrés de esperar o repasar los apuntes antes de llegar a la universidad es lo que normalmente pasa por la cabeza de alguien que espera un bus en la parada del Metrolínea. Pero, para otros, este es su sitio de descanso, un espacio donde lo que menos existe es tranquilidad, ni comodidad. Esto es lo que viven Hercilia Beatriz Duarte y Jorge Enrique Núñez, en una estación ubicada en la carrera 12 del barrio Kennedy. Allí pasan la mayoría del día y al llegar la noche, se trasladan a una habitación en arriendo, también ubicada en este sector.
El Centro Vida del Norte brinda un mercado mensual de 82 mil pesos a cada uno. Hercilia cuenta que preparan sus alimentos en la casa de una amiga porque no cuentan con cocina, “vivimos en una piecita donde solo tenemos la colchoneta y alguna ropita, pero allá solo vamos por mercado”.
Si bien ambos se acompañan y protegen, lo cierto es que viven en condiciones precarias que atentan contra su salud física y mental. Según el informe ‘Las personas mayores: cuidados y cuidadores’, de la Fundación Saldarriaga y Concha, esta es la realidad de muchos en Colombia: “Las personas mayores son cuidadas principalmente por adultos y por personas mayores, y reciben de ellos cuidados médicos”, dice dicho informe.
La opción que tienen a la mano la ofrece los centros vida de la ciudad, liderados por la Secretaria de Desarrollo Social de la Alcaldía de Bucaramanga, en donde se brinda asistencia y atención prioritaria a los que estén en condiciones de vulnerabilidad.
Los centros Vida Álvarez, del Norte y Años Maravillosos, son algunos de estos. Desde las 7:30 de la mañana hasta las 12 del mediodía y de 2 a 6 de la tarde, ofrecen actividades recreativas, deportivas, brigadas de salud, cursos de cocina y de internet, gimnasia, manualidades, pintura, cursos de instrumentos y salón de belleza, entre otras.

Sin embargo, como aseguran algunos expertos, la atención en materia psicológica es indispensable para mejorar su calidad de vida.
Tienen compromiso
Juana Castro, directora del Centro Álvarez (ubicado en la carrera 40 # 32a-15 del barrio Álvarez), cuenta que el lugar tiene 380 cupos y que allí se atienden a personas de la tercera edad de los niveles 1 y 2 del Sisbén. “Tenemos convenios con el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena). Nos apoyan, nosotros les enviamos las solicitudes porque los adultos mayores de aquí responden a las actividades”; además, tienen profesionales de la salud, psicólogos, terapeutas, enfermeros y médicos.
María Luisa Suárez Sánchez, tiene 71 años, no trabaja, y es beneficiaria de este lugar desde el 2002: “Una compañera me dijo que me invitaba a una chocolatada y no tenía ni idea de que era eso. Fui a mirar, y me gustó mucho, veía que había muchas cosas, bailes, entonces empecé asistir y aquí me he quedado”.
José Antonio Landinez Rodríguez es otro de los favorecidos. Tiene 71 años y dice que su vida no ha sido fácil, ya que quedó huérfano desde pequeño y ha tenido que trabajar duro. “Me gusta la música, tengo una guitarra y aquí estoy aprendiendo el tiple. También vengo y hago actividades recreativas de todo lo que se pueda hacer”, asegura.
Landinez Rodríguez afirma que gracias a los mercados que les dan mensualmente puede ayudarle a la familia que lo acogió y espera que las siguientes administraciones les sigan ayudando.

Salida a los problemas familiares
Centro Vida Norte fue inaugurado el 9 de octubre de 2018. Se ubica en la carrera 12 con calle 16, en el barrio Kennedy. Actualmente lo visitan hasta 300 adultos mayores diariamente, y tiene un cupo de 564 beneficiarios de mercados mensuales.
Viviana Ramírez, directora del lugar, cuenta que este es un espacio en el que se distraen y salen de su entorno familiar. “Son adultos mayores necesitados y con problemas familiares bastante complicados. Aquí es un espacio de distracción y de ayuda, contamos con psicología y trabajo social. Ellos disfrutan al máximo el espacio, todo el tiempo están jugando y no se van hasta que no cerramos”, explica la funcionaria.
Ana Lucía Sierra, de 65 años, es una de las favorecidas de este proyecto. Expresa que desde que lo inauguraron, su vida ha tenido tranquilidad, lo que no encuentra en su casa. Además, tiene en qué ocupar su tiempo libre y esto le evita estar triste: “vengo y me pongo a leer, a pintar, a jugar. Aquí hacemos de todo, porque si me quedo en mi casa me deprimo. Aquí se me olvidan las tristezas”, dijo Sierra.
De otra parte, el Centro Vida Años Maravillosos se ubica en la Ciudadela Real de Minas (diagonal 14 # 56-03). Desde julio de este año se encuentra en remodelación y se espera, sea entregado en diciembre. Mientras esto ocurre, los adultos beneficiarios se trasladaron al Recrear de la Victoria, en la calle 67 # 18-74. Tiene 360 cupos para mercados mensuales, según lo expresó su director, Sergio Duarte.
La salud mental debe ser prioridad
Marcela Sofía Fernández Frías, gerente del Centro Pallana, manifiesta que los programas que brindan los Centros Vida están bien estructurados, pero por posibles temas de costos no se le da al adulto mayor intervención neuropsicológica ya que normalmente la población de tercera edad se ve mayormente afectada por enfermedades como Alzheimer y demencia senil. Así lo explica Fernández, “desde la neuropsicología se aborda la identificación o diagnóstico, programas de prevención y cuando ya hay población diagnosticada se le brinda tratamiento y abordaje. Considero que los programas son completos, solo que en algunos se deja a un lado el tema del abordaje de neuropsicología que considero es bastante importante”.