La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) estableció las categorías de amenaza, que van desde “preocupación menor” hasta “extinto”. Según esto el panorama para el departamento estaría así: diez especies de anfibios: nueve en amenazada” y una “críticamente amenazada”; y dos de reptiles: una “amenazada y otra “críticamente amenazada”.

El principal factor de amenaza al que se enfrentan los herpetos (anfibios y reptiles) es la pérdida y la alteración de su hábitat. Entre otros como el calentamiento global, el deterioro de la capa de ozono, la transformación de los espacios naturales en mono cultivos, riego con pesticidas, la minería, la urbanización descontrolada y los incendios forestales.

Elson Meneses Pelayo, biólogo y director de Gears, aseguró que “si queremos conservar primero hay que conocer, entonces; es como hacer una compilación de todo lo que hay registrado para saber qué es lo que tenemos”, ya que no ha habido una iniciativa enfocada hacia la herpetofauna en el departamento.

Sin embargo, “gestionar un plan de conservación real lleva mucho tiempo y muchos recursos. Hay que encontrar alguna organización nacional o internacional que quiera ayudar a conservar algunas especies”, sostuvo. Teniendo en cuenta que el estado de conservación es una medida de la probabilidad de que una especie continúe existiendo.

Santander cuenta con cuatro zonas: bosque andino, páramos, Magdalena Medio y Cañón de Chicamocha; cada una con una fauna y flora propia del ecosistema. /FOTO SUMINISTRADA POR ELSON MENESES PELAYO

Balance en el ecosistema

La importancia biológica de los herpetos radica en ser controladores de plagas (grillos, escarabajos, roedores). Algunas especies se alimentan de insectos que pueden ser dañinos o molestos para las personas o las plantas.

Además, son el alimento de algunos mamíferos y aves carnívoras, y así establecen un equilibrio dentro del ecosistema. Asimismo, las especies se enfrentan al desconocimiento, “la gente prefiere evitarlos, tienen muchos mitos y esto genera miedo y los convierte en un grupo poco atractivo. Lo que hay que hacer es generar educación, sensibilizar a la gente e informarla de que los anfibios y reptiles son muy importantes en el ecosistema y son además muy hermosos”, agregó Meneses.

Según La Asociación Colombiana de Herpetología (ACHerpetología) hay características propias de los herpetos que los vuelve más sensibles a las alteraciones del medio, como la estrecha vinculación que existe con el medio terrestre y/o acuático y su capacidad limitada de desplazamiento, ya que son animales sensibles a las alteraciones locales del hábitat; “por ejemplo, una rana en un bosque solo vive porque este está ahí, si desaparece pues también desaparece la rana. Tienen una baja capacidad de dispersión (movilizarse de un sitio a otro), comentó el biólogo Meneses.

Santander cuenta con, aproximadamente, el 21 % de reptiles y el 12 % de anfibios registrados en todo el país. / FOTO SUMINISTRADA POR ELSON MENESES PELAYO

Beneficios de su preservación

Además de ser controladores de plagas por excelencia, los herpetos, en este caso las serpientes, le dan un valor agregado a la biomedicina. “Los anfibios y reptiles como todas las especies que tienen vida en este planeta, están aquí con una función y cumplen un rol determinado dentro de un ecosistema”, aseveró Meneses, como fundamento de una investigación de venenos de serpientes que se adelanta en el grupo de estudio.

“La experiencia ha sido enriquecedora. Poder llevar a cabo el proceso de aprendizaje, conocer cada vez más de ellos, estar acompañado y apoyado por otras personas, hace que todo sea un poco más fácil y agradable”, comentó Jeisson Gómez Robles, estudiante de biología de la Universidad Industrial de Santander, UIS, quien realiza el estudio para su tesis de pregrado.

La investigación se ha hecho con el interés de estudiar los componentes presentes en los venenos de las serpientes, en este caso están trabajando con la especie Bothriechis schlegelii, conocida como víbora de pestañas, que se puede encontrar en el Parque nacional natural Serranía de los Yariguíes (entre San Vicente de Chucurí y Zapatoca); dado que hay varias especies venenosas dentro de serpientes y ranas que tienen alto potencial en la biociencia y que concentran la mirada de las empresas farmacológicas para la fabricación de medicamentos que ayudan a tratar enfermedades como la hipertensión.

Por otro lado, Juan David Bayona Serrano, miembro del grupo y estudiante de biología de la UIS, añadió que también están buscando “generar un antiveneno o suero antiofídico eficiente en caso de una mordedura, porque en Colombia hay muchos campesinos que pueden estar todo el tiempo en contacto con las serpientes”, ya que al año se presentan casi cinco mil casos de mordeduras en el país.

El grupo ha trabajado caracterizando el veneno de las serpientes: se toma la gota de veneno y se hace el análisis para saber qué compuestos tienen y a partir de ahí saber cuáles son las actividades que evocan.

Según Meneses, los laboratorios no están dotados para continuar con el proceso que sería medir las actividades: tomar los compuestos y aislarlos para probar que reacción hace en un cuerpo (por lo general en ratones de laboratorio o cultivos de células); para luego probar si puede tener aplicaciones en algunas enfermedades específicas.

Ubicación geográfica de las especies amenazadas; fuente: Gears. / INFOGRAFÍA FERNANDA SANDOVAL S.

Por Fernanda Sandoval S. 
msandoval356@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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