Por: Sergio Andrés Gamboa Mendivelso sgamboa874@unab.edu.co/Diego Alejandro Suárez Salas dsuarez280@unab.edu.co

En Colombia es normal hablar de política tradicional. La historia del país está escrita sobre los mismos apellidos que hoy ocupan los principales cargos de poder. En Santander, es más común hablar de tradicionalismos cuando de política se trata. Aquí gobierna el dicho popular: “es mejor malo conocido, que bueno por conocer”

Este tradicionalismo político que infecta todos los entes gubernamentales del país juega con los intereses del pueblo que lo único que termina disfrutando cada cuatro años es la lechona, la gaseosa y las tejas que regalan los candidatos en campaña. En Santander no es extraño esto, no por nada cada tanto se escoge a un miembro de un clan político para que lleve las riendas del departamento. Algo así como un trono que se hereda dependiendo de apellidos y alianzas .  

Jaime Durán es uno de los caciques liberales que gobiernan a nombre del departamento y que, desde su primer paso por el Congreso, ha estado relacionado con las élites de la política santandereana. Por otro lado, está Miguel Ángel Pinto, un hombre que, aunque lleva pocos periodos en el Congreso, ha sido parte del Partido Liberal desde los tiempos en que aquel bigotudo, investigado en el proceso ocho mil, era el gran caudillo del liberalismo santandereano.

Estos dos hombres del liberalismo santandereano son quienes cada cuatro años, a punta de conexiones políticas y promesas, llegan a representar al departamento ante el “honorable” Congreso de la República. Estas elecciones no son excepción y el liberalismo tiene a Pinto y a Durán como líderes de sus listas al Senado.

Jaime Durán: una historia de amor Liberal

Jaime Durán y su historia política resumen el liberalismo de los últimos años en Santander.

La política es dinámica. En los partidos siempre hay gente que viene y va, pero nunca dejan de estar enlazados a los políticos que siguen vigentes. Jaime Durán es un político que se ha resistido a ese cambio generacional y que aún hoy, a sus 62 años, sigue intentando estar en el Congreso para la que sería su séptima legislatura. Más atornillado, imposible. 

Durán es un abogado sangileño que entró a la política con 28 años, debutó en el movimiento FILA, que en ese entonces era liderado por Horacio Serpa Uribe. Desde ese momento, la carrera política de Durán nunca paró y su relación con el liberalismo, aunque tuvo altas y bajas, siempre ha florecido como en los mejores romances. En San Gil también fue alcalde, cinco años después, fue nombrado, cómo no, contralor en Santander. En 2001 fue el reemplazo en el Senado de Hugo Serrano Gómez, luego de que el mismo Serrano lo nombrara en su trono como legítimo sucesor. 

Después, la relación entre Durán y el Partido Liberal sufrió una ruptura. El actual senador, al ver que el liberalismo estaba perdiendo fuerza, se fue por el extinto Convergencia Ciudadana, el partido de moda. Cabe recordar que Luis Alberto “El tuerto” Gil fue el fundador de este partido que hoy no existe, porque fueron probados, hasta el cansancio, sus nexos con las AUC. Jaime Durán obviamente no se iba a dejar ganar y con el aval del Tuerto logró ser elegido para la Cámara en 2002. El Tuerto, Durán y Cely, otro condenado por parapolítica, representaron una fuerza nueva en el Congreso. En ese tiempo, desde el partido le dieron su apoyo total al fenómeno antioqueño que alguna vez fue denominado el Gran Colombiano: Álvaro Uribe Vélez.

Por los nacientes escándalos e investigaciones por parapolítica, Jaime Durán volvió a su primer amor. De la mano de su padrino político, Herrera Gómez, fue elegido representante por el Partido Liberal y reforzó así un vínculo amoroso-político que nunca más se rompería. De 2010 hasta hoy, Jaime Durán ha sido la cara del liberalismo en el Senado.

El fruto de este triángulo amoroso entre Durán, el Partido Liberal y su curul en el Congreso, son 19 hijos, bueno, para decirlo mejor: 19 procesos abiertos en etapa de investigación en la Corte Suprema de Justicia. Pero eso no es todo, al honorabilísimo senador lo han rodeado la corrupción y las conexiones políticas desde sus inicios. Muestra de esto es que en 2011 fue investigado por intervenir en contrataciones de la Alcaldía de San Gil, su tierrita. Tal vez les quería devolver tanto amor, ¿no? Estas elecciones no se quedan atrás y el candidato-senador es acusado de utilizar maquinarias de la Alcaldía para favorecer su candidatura actual, terminará el domingo 13 y veremos. 

Pinto: El “nuevo” liberal

Miguel Ángel Pinto llegó como un joven liberal y ahora es una de las caras tradicionales.

Miguel Ángel Pinto es otra cara clásica del liberalismo de Santander. Él busca renovar su curul en el Senado en las próximas elecciones. Esta sería la tercera vez que Pinto sea elegido en el Congreso, pero desde antes, el senador maneja temas en el Partido Liberal.

Miguel Ángel es bumangués. Pasó sus primeros años en la comuna 14 (Morrorico). Antes de llegar al primer plano en el aspecto político, Miguel Ángel fue director de la casa de menores de Piedecuesta, secretario general de la personería de Bucaramanga y contralor general del departamento, tuvo participación como asesor en procesos de liderazgo y desarrollo de empresas privadas y entidades oficiales, casos como la Clínica Metropolitana y la Electrificadora Santander.

Pinto es otro enamorado del Partido Liberal. Desde muy joven tuvo afinidad al liberalismo en el cual se arraigó. Y se lanzó al consejo en 1994 y 1997, se quemó. Pero era tanto el amor por el partido, que en cada reunión política expresaba su apoyo a los candidatos, en especial, al famoso hombre del bigote inconfundible, a quien apoyó en las presidenciales del 98.

En el 2010, Miguel Ángel Pinto aspiró por primera vez a la Cámara sumando una nueva decepción amorosa cuando solo consiguió 20 mil votos y, una vez más, se rostizó. Pero tanto amor y despecho al final lo recompensó: en 2012, Jesús Arenas perdió la investidura por no tomar posesión y Pinto lo reemplazó. Horacio Serpa lo apoyó en 2014 y terminó siendo elegido representante.

En 2018, después de haber sido presidente de la Cámara, dio un saltó de fe y se lanzó al Senado. En estas elecciones, Pinto espera seguir alimentando ese amor. Sin embargo, hay que resaltar que el senador Pinto está casado con Claudia López Rodríguez, ex candidata a la Alcaldía en el año 2019 y quien es tía del exgobernador Didier Tavera. Gracias a su esposo, Claudia fue presidenta del directorio Liberal en Bucaramanga. Pero no es el único apoyo que recibe Miguel Angel, los poderosos clanes políticos de Santander como los Aguilar, los Tavera, el expresidente de Colombia Cesar Gaviria y el Centro Democrático para volver a aspirar al Senado por el periodo 2022-2026.

A la espera de las elecciones del 13 de marzo, en Santander es un “secreto a voces” quienes serán los elegidos. Durán y Pinto tienen toda la maquinaria para reelegirse. Sus conexiones muy seguramente les garanticen un nuevo periodo representando a Santander en el Congreso, un Congreso infestado de corrupción y lleno de personas que entre ellos mismos aprueban leyes que cumplen un papel raro: ayudan a los que las hacen y perjudican a los que eligieron a los que las hacen. Mientras esto siga pasando, la política en Colombia no va a tener ese cambio tan ansiado que permita que, parafraseando a Jaime Garzón, el servidor público cumpla con su función: servir al público. 

Universidad Autónoma de Bucaramanga