Por Édgar Fabián Ortiz Oliveros
eortiz781@unab.edu.co
El 15 de marzo de 2020 el presidente de la República, Iván Duque Márquez, se dirigió al país y anunció el inicio de una cuarentena para evitar la propagación del covid-19, y también anunció la suspensión de las clases presenciales para salvaguardar a niños y adolescentes.
Mientras algunos colegios salieron a vacaciones, otros empezaron su adaptación a plataformas digitales. En hogares donde solo tenían un computador y varios hijos, tuvieron que organizar horarios de trabajo frente a las pantallas; papás y mamás, quienes también debían atender sus trabajos de forma remota, se convirtieron en asistentes de clase de sus hijos; los hermanos más grandes, algunos cursando semestres de universidad o laborando vía teletrabajo, se unieron a estas jornadas, incluso, en familia, se aprendió a acceder a herramientas tecnológicas.

Audry Maciel Laguado, comunicadora social y empresaria, cuenta que su hija Khaling Catalina se ha ido adaptando paulatinamente a las actividades que le envían desde el colegio donde cursa prejardín. “En una reunión virtual con el colegio, no le prestaba atención a lo que decía la profesora, solo me abrazaba y me daba besos (risas). Poco a poco ha ido entendiendo el cambio e incluso me dijo ‘mamá me quiero quedar en casa, contigo’”, comenta la mamá de esta pequeña de cuatro años.comenta la mamá de esta pequeña de cuatro años.
Ver las estrategias que se están implementando en los colegios públicos y privados de Bucaramanga para seguir con el calendario escolar:
Para familias pequeñas donde ambos padres trabajan, el proceso de adaptación ha sido complejo. Este es el caso de Anjoulieth Bermúdez Monsalve, quien labora en el área comercial de una caja de compensación. Antes de iniciar la cuarentena, Silvana, su hija de dos años y medio, asistía a un jardín cerca a su casa, el cual fue cerrado por las medidas tomadas por el gobierno. “Debo atender clientes, tener conferencias virtuales a varias horas del día, y Silvana no lo entiende, quiere jugar todo el día, y esto complica las labores. En este caso el colegio no me ha dado soluciones, y estamos con mi esposo mirando si hacemos una pausa en su año escolar”.
Otra es la realidad de los docentes. Para Yasmin Oliveros Amariz, docente de química y biología desde hace 25 años en el colegio Camilo Torres Restrepo de Barrancabermeja, esta experiencia ha sido bastante incómoda, pues “cuando se lleva tanto tiempo en el magisterio, dictando las clases día a día de manera tradicional pues es muy complejo adaptarse de un momento a otro a que todo se traslade a la virtualidad”.
Lea además:
Oliveros expresa que también le preocupa que el mensaje que el profesor quiera trasmitir no le llegue de forma correcta al alumno: “Se ha hablado mucho de guías y trabajos, pero poder impartir los temas es fundamental para los chicos, la comunicación directa con ellos es la que se está viendo afectada en toda esta situación, ya que no todos cuentan con los medios tecnológicos suficientes para poder continuar con su año escolar de una buena forma”.
Entre lo privado y lo público
Vilma González Baena, líder de inspección y vigilancia de la secretaría de Educación de Barrancabermeja, cuenta que lo primero que se hizo fue establecer acuerdos que les permitieran a los profesores adaptarse a la situación que se vive, “para esto se fijó un plazo de dos semanas (del lunes 16 de marzo hasta el viernes 27 del mismo mes) en las que los docentes debían preparar clases virtuales y guías de trabajo para los estudiantes”. Además, en este plan de acondicionamiento se tuvo que enseñar a docentes el manejo de las plataformas virtuales.
Jennifer Paola Restrepo Real, licenciada del área de informática, encargada de las capacitaciones, dijo que les enseñó cómo debían realizar las descargas de sus notas, sus planillas de clase, cómo llevar la asistencia virtual de los estudiantes y la parte fundamental del manejo de las herramientas como Zoom o la plataforma propia de la institución”.
En las instituciones privadas el panorama es diferente. La estudiante de décimo grado del Colegio privado Sagrado Corazón de Jesús Hermanas Bethlemitas, (Barrancabermeja)Laura Juliana Villa Meza, dice que “conté con suerte de estar viviendo con mis abuelos, ya que aquí tengo todo lo necesario para poder seguir estudiando sin ningún problema. Las clases las estamos viendo siguiendo el horario normal, cada profesor crea la reunión por Zoom y nos unimos, ahí nos explican los temas por diapositivas y si tenemos preguntas las podemos hacer activando los micrófonos. Los trabajos nos los envían por correo, nosotros los imprimimos y cuando ya están listos toca escanearlos y mandárselos”.
Villa Meza manifiesta que para hacer más fácil la comunicación directa con los profesores, decidieron hacerla a través de grupos de WhatsApp, a los que también tienen acceso los papás.

Con respecto a estos, el director académico general del Instituto Antonio Nariño, John Maury Monares Riaño comenta que “la colaboración de los papás y el trabajo en equipo con ellos, sobre todo en el área de preescolar y primaria nos ha ayudado mucho, ya que estos nos apoyan con las tareas de los niños y estando en algunos casos presentes con ellos cuando se imparte la clase”.
Lea además:
Evitar daños emocionales
La psicóloga infantil Paula Pacheco González advierte que se debe buscar que el estudiante este en un ambiente familiar y emocional idóneo para su tranquilidad, ya que puede experimentar cambios de ánimo y de emociones como la rabia la incertidumbre, el miedo, la tristeza y la alegría, las cuales serán las que más se presenten. “Por esto influye el modelo familiar, cómo sea la relación con sus parientes o sus tipos de crianza, ya que habrá que brindarle mucho apoyo y mucha paciencia para facilitar su capacidad de asimilación del problema”, concluye González.
Carencia de conectividad
Un estudio realizado por el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Pontificia Universidad Javeriana, arrojó como resultado que el 96 % de los municipios del país tendrían problemas o no podrían implementar las clases virtuales, ya que cerca de la mitad de los estudiantes de colegios públicos no presentarían los implementos que se necesitan.