Por Daniel José Galvis Jaimes dgalvis605@unab.edu.co

La llegada del SARS-CoV-2 ha cambiado el panorama mundial para todos los sectores de la sociedad. La educación ha sido una de las más golpeadas por esta pandemia de la covid-19. Los colegios e instituciones educativas del país, sin importar su régimen, han tenido que cerrar temporalmente, y en casi todos los casos los estudiantes, profesores y directivos reciben clases remotas en sus casas.

Sin embargo, no todas las instituciones educativas pueden llevar este proceso de cuarentena de la misma manera. El 15 de marzo, el presidente Iván Duque Márquez ordenó cancelar las clases presenciales por la pandemia. Debido a esto, en las ciudades se realizó una virtualización, pero ¿qué sucede con los colegios rurales? Esta es la experiencia de Yeimy Yidnady Orduz Rojas, profesora rural en Santander.

Una zona alejada

Orduz Rojas lleva trabajando en su escuela rural en inmediaciones de Cerrito, provincia de García Rovira, Santander, desde 2018. Como licenciada en Educación Básica en Lengua castellana de la Universidad Industrial de Santander (UIS), tiene a cargo a nueve niños. Es la única profesora de la institución, por eso, “debemos desempeñarnos en todas las áreas de conocimiento y con todos lo grados, esto se llama aulas multigrados”, que consiste en desarrollar guías a través de módulos de aprendizaje.

Una de las mayores constantes en la educación rural es lo dispersa que es la población, y como lo recuerda esta docente: “Mis estudiantes deben caminar una o dos horas para llegar a la escuela, es una zona de difícil acceso, hay que pasar dos quebradas y si llueve mucho es imposible pasar”. Además, relata que la jornada escolar era de 7 de la mañana a 12:30 de la tarde antes de la cuarentena y que debido a la lejanía de los centros urbanos, ella vivía en la escuela.

Desde el inicio de la cuarentena, muchas instituciones educativas han tenido que cerrar temporalmente para evitar el contagio. / FOTO SUMINISTRADA POR YEIMY YIDNADY ORDUZ ROJAS.

Las dificultades más grandes de la institución, y la zona en general, es que esta no cuenta con acceso a internet, televisión, señal telefónica o radio. Según datos del Índice Sintético de Calidad Educativa (Isce), para 2018, solo el 53% de escuelas rurales contaban con internet y un 46% tenían línea telefónica. Además, 20 millones de colombianos no tenían acceso a internet para 2019, según el Ministerio de las TIC.

El inicio de la cuarentena

Con la covid-19, la situación se ha vuelto más compleja para mantener la enseñanza de sus alumnos. “Cuando se decretó la emergencia sanitaria nos dijo nuestra jefa, la directora rural: ‘Usted tiene que hacer guías’”. Estas guías se convirtieron en la única forma de estudio a distancia para los estudiantes de su colegio. Se desarrollan en módulos que van desde matemáticas, lengua castellana, ética, entre otras materias, las cuales fueron posibles con una ayuda económica de la Secretaría de Educación.

A pesar de todo, Orduz Rojas aún recuerda que “la última vez que vi a mis estudiantes fue cuando inició la cuarentena, como sabía que algo grande se venía, les dejé bastante trabajo para realizar”. Sin embargo, ella espera que los estudiantes mantengan un buen desarrollo y que los padres ayuden al máximo a sus hijos con esas nuevas prácticas educativas.

Los diseños de cada trabajo a realizar por los alumnos están asesorados por una tutora del Programa Todos a Aprender (PTA), creado por el Ministerio de Educación. Esta es una iniciativa que pone a casi 4.000 tutores para apoyar instituciones académicas en sus procesos. En 2020 ha tenido presencia en 798 municipios, en un total de 14.476 sedes educativas, siendo 10.732 (que es un 74%) son en sectores rurales.

Estos tutores del PTA se forman a través de la través de la plataforma Colombia Aprende, buscando aprovechar las tecnologías de la información y comunicación. Una vez capacitados, son acompañados por tutores del programa para el desarrollo de guías de aprendizaje. Además, los docentes tienen acceso a casi 80.000 recursos digitales gratuitos en Aprender Digital: contenidos para todos, la cual se desarrollará de esa manera en los meses de mayo y junio.

Uno de los problemas del sector rural son los altos índices de analfabetismo de sus habitantes. /SUMINISTRADA POR YEIMY YIDNADY ORDUZ ROJAS.

Aunque sin internet, esta profesora sabe que no puede aprovechar completamente ese recurso y no conoce al 100 % cómo está siendo el aprendizaje de sus estudiantes: “si hubiese señal de televisión o de radio, uno se inventaba algo para hacerles llegar a ellos, pero no, es bastante difícil en su adaptación, ellos están acostumbrados a trabajar con módulos”. Por eso adaptó material de la página web del PTA junto con el suministrado por otros colegas. Estas guías son enviadas a través del carro lechero, que pasa todos los días por el sector y que se encarga de su distribución.

La escuela ahora es en casa

Los padres también han tenido que adaptarse a la situación debido a la pandemia, como fue el caso de Luz Mariana Salinas Salinas. Ella tiene dos hijos en la institución y con la llegada de la educación a distancia ha tenido que involucrarse mucho más en su enseñanza: “ayudo a mis hijos con las tareas, aunque ellos ya crearon la rutina, en la tarde o en la mañana son dos o tres horas sentados haciendo sus trabajos”.

Uno de sus hijos, Josué Daniel, tiene algunos problemas de lectoescritura y en cierto modo ella está “de acuerdo en repetir el año escolar, prefiero que lo haga nuevamente a que lo pasen y quede igual”. Salinas Salinas, como muchos, ha tenido que caminar varios kilómetros para poder comunicarse con Yeimy Yidnady Orduz Rojas en el único lugar que hay señal: “me toca salir de mi casa, a donde yo llamo son 40 minutos subiendo y arriba, en el pie de un arbolito, ahí agarra señal y todo el mundo va ese lugar, no hay más posibilidad, la otra opción son con cartas”.

Los estudiantes deben entregar las guías la primera semana de junio, es ahí cuando se sabrá si la estrategia rindió sus frutos o no. Tanto Yeimy Yidnady Orduz Rojas como Luz Mariana Salinas Salinas, anhelan el retorno a la institución. Mientras tanto, el MEN programó el regreso, con limitaciones, de las clases presenciales en agosto.

Universidad Autónoma de Bucaramanga