Por: Michael García López / Mgarcia344@unab.edu.co
A finales de los ochenta, Luis Joya, junto con su esposa, Zoraida Monsalve, decidieron emprender un nuevo viaje. Dejaron del todo al pueblo que los crio por muchos años, Mogotes, Santander. Cuando esta pareja de aventureros llegó a Bucaramanga, comenzaron a trabajar como empleados en distintos restaurantes, poco a poco, iban teniendo idea de cómo era formar un puesto de comidas de cualquier tipo; ya sea un restaurante, una frutería, un punto de comidas rápidas o un puesto de empanadas.
Inició la década de los noventa y Luis Joya tenía todas las ganas de empezar su nuevo negocio. Ahí estaba su esposa para ayudarlo a salir adelante. Sin darle más vueltas al asunto, emprendieron un negocio ambulante. Hoy en día, sus hijos le hacen frente al logro que montaron sus padres, el famoso puesto de empanadas del barrio Gaitán, Empanadas la 14.¿Por qué el nombre?, pues sus inicios fueron en la calle 14 con carrera 14.
Primeros pasos
“Los primeros años del negocio fueron los más difíciles, mis papás tomaron la decisión de vender empanadas al por mayor a otros negocios para poder darse a conocer”. Así lo menciona Edinson Joya, el hijo menor y encargado de las ventas del negocio.
Luis antes era el encargado de ir a la plaza de San Francisco a comprar todos los insumos para la preparación. Mientras, Zoraida se hacía cargo de la cocina, organizaba los productos y cuando llegaba Luis, juntos arreglaban los alimentos. En aquel tiempo solo vendían las empanadas de yuca con arroz y pollo -las más conocidas-, papas rellenas y bofe. “Las empanadas y las papas se vendían a 25 pesos, y el bofe se vendía a 100 pesos en los tiempos de antaño”, menciona el hijo mayor.
Mientras, uno de sus clientes más antiguos degustaba de su empanada favorita, dirigió su mirada al cielo y comentó: “Recuerdo que don Luis tenía un carrito pequeño en donde exponía sus deliciosas empanadas con la avena y aparte, su forma de vender y la actitud lo hacía sentir a uno bien, uno podía disfrutar de su empanada y de paso molestar con el perro que a cada rato tenía amarrado al carrito”.

El toque distintivo de estas empanadas, comparadas con las demás, es su masa y la calidad de sus productos. Con el paso del tiempo no han cambiado desde el primer día que se vendieron. Lo único que cambió con un par de años, fue la decisión del hombre cabeza de hogar al no querer vender más. Fue por esta razón que dejó el negocio a sus hijos en el año 2008 y se dedicó a su hogar. Ahora los encargados de las ventas son sus dos hijos varones, Andrés Joya y Edinson Joya. Eso sí, en la parte de producción está la familia completa, Luis y Zoraida -porque ellos son los que tienen la sazón-, Andrés y Edinson.
Locación actual
Debido a la pandemia, los hermanos Joya tuvieron que abrir un punto de ventas en su casa, ubicada en la calle 11 con carrera 17, en el barrio Comuneros. Antes de la pandemia, se vieron obligados a trasladar su punto de comidas a un local que tenían en arriendo por la cuadra de abajo de la esquina en la que estaban ubicados en el barrio Gaitán. Esto fue porque la Alcaldía no permitió más los vendedores ambulantes y los corrieron del lugar en el que llevaban más de dos décadas.
“Este nuevo punto de ellos me parece mejor, ya se ven más montados, más serios y hasta sus productos han aumentado, uno se siente más cómodo, ya hay sillas, se pueden ver qué bebidas hay por las neveras… me gusta esta nueva locación”. Así lo cuenta Fabián Valencia, habitante del barrio San Rafael, quien conoce, por su paladar, las empanadas hace más de 4 años.
¿Qué proceso hay detrás de la venta de empanadas?
La jornada de trabajo para la familia Joya comienza desde las 3:30 de la mañana. Los padres, junto a algunas compañeras y los dos varones de la casa, empiezan a preparar los productos para iniciar las ventas en los dos locales. “A veces iniciamos a cocinar desde la noche anterior algunos productos como la avena, o también empezamos a moler la yuca, nos ponemos a hacer cosas para agilizar en la madrugada”, detalla Andrés.

Por otra parte, Edinson afirma que ya tienen un proveedor fijo que les lleva cada lunes los alimentos hasta la casa, y cuando les hace falta algún producto, simplemente van hasta la plaza de San Francisco a comprar. De ésta forma es que consiguen los ingredientes para la venta. Una vez terminada la preparación de los productos, los hermanos Joya se dirigen a su punto principal, el Gaitán. El resto se queda atendiendo el puesto del barrio Comuneros. En el punto del Gaitán trabajan de lunes a domingo en un horario de 6:00 a 11:00 de la mañana, y en el otro sector, trabajan de lunes a viernes de 6:00 a 11:00 de la mañana y vuelven a abrir de 3:00 a 7:00 de la noche.
Algunos cambios y mejoras en el menú
Hoy en día, en Empanadas la 14, el menú creció. Los hermanos Joya han sido muy juiciosos y constantes en querer hacer que el negocio crezca cada día más, de vender empanadas del mismo sabor, papas rellenas y bofe, el menú tuvo un cambio delicioso. “Las empanadas de yuca de pollo y arroz siguen, pero también hay empanadas de carne y arroz, de trigo pollo-queso y jamón, también hay de arroz -carne, tenemos papas de pollo, de huevo entero, de carne y huevo, arepas de huevo, arepas de queso y de pollo” explica Edinson mientras frita sus empanadas.

Por parte de las bebidas, las personas a simple vista se pueden antojar de cualquier sabor de gaseosa que vean en la nevera grande que tienen en el local. Al igual que la avena emblemática que los ha acompañado por más de 30 años. Sus precios son accesibles al bolsillo, todos los productos cuestan $2.500, menos la avena, esa cuesta $1.500.
El camino que queda por recorrer
La familia Joya manifiesta que no ha pensado en cambiarse de lugar, debido a que ese barrio popular y las calles que lo conforman fueron testigos del esfuerzo que han hecho todos estos años. Andrés y Edinson manifiestan, de una forma esperanzadora y optimista, que desean ver sus puestos más grandes y que los negocios sean acreditados.

Poco a poco, construyen ese camino que los acerca cada vez más a lograr sus metas. Con el tiempo, esta familia que ha dedicado su vida al arte de la comida y, sobre todo, a las empanadas; se ha ido adaptando a las nuevas tecnologías y al público virtual. En el 2020 se vieron obligados a crear una cuenta en redes sociales para poder ofrecer y vender sus productos. La pandemia nos modificó a todos y ellos no fueron excepción. Ahora, se dieron cuenta que esa decisión tomada les conviene para darse a conocer más en la ciudad. Desde entonces, han estado trabajando a la par con su cuenta @emp.anadasla14 para que cada día sean más visibles a nivel local y, así, cautivar el paladar de los bumangueses.