Valeria Almeyda Ordóñez

valmeyda@unab.edu.co

La crisis medioambiental que se vivió hace un mes en Bucaramanga y el área metropolitana, así como en 12 municipios de Santander que disponen sus residuos en el Carrasco, cumple dos décadas sin alguna solución aparente, lo que ha traído, además, problemas sociales en el departamento. Sin embargo, comunidades como la del conjunto Portal Siglo XXI en Floridablanca, son ejemplo a la hora de buscar alternativas ecológicas para recolectar y procesar residuos orgánicos para abonar sus plantas. El proyecto ya completa dos años activo. 

La iniciativa comenzó con la creación de una huerta para los residentes adultos mayores, quienes podrían empezar a obtener sus propios productos como el cilantro, la lechuga y la yuca, entre otros alimentos, a través de cultivos propios.

Residuos orgánicos del conjunto Portal Siglo XXI ubicados dentro de la compostera/FOTO VALERIA ALMEYDA ORDÓÑEZ

Para mantener dicha huerta la comunidad vio la necesidad de fabricar abonos especiales, como afirmó Luz Marina Reyes, administradora del conjunto. Con el apoyo del ingeniero agrónomo Luis Carlos Estupiñán, profesor de la Universidad Santo Tomás de Bucaramanga y residente del lugar, y la asesoría de esta institución, propusieron la idea de una compostera comunal para la creación del fertilizante como resultado de la separación en la fuente de los residuos orgánicos de cada hogar. 

Después de dos meses de capacitación a la comunidad, la mayoría de los residentes se integraron a este proyecto. Entre todos lograron comprender las implicaciones básicas de la separación de fuentes, que como explica el ingeniero Estupiñán, “consiste en procesar todos los residuos vegetales que se generan en las viviendas, es decir, las familias deben separar en la fuente y colocar aparte los residuos como cáscaras de plátano, de limón, de yuca, de piña y la cáscara de huevo”. También resalta que es importante mantener residuos como los huesos de animal y los residuos animales fuera de la compostera. Proceso, encargado y contribución 

Cleiver Soto realizando el proceso de volteo en  Portal Siglo XXI. / FOTO VALERIA ALMEYDA ORDÓÑEZ

El compostaje consiste en procesar los residuos vegetales que se generan en las viviendas para llegar a generar el abono, por lo que se debe pasar por tres etapas. “Al llegar a la compostera se les hace un proceso de volteo, que es un proceso aeróbico y necesita oxigenación. Ayuda a que no se generen malos olores y que los microorganismos trabajen de mejor manera”, explica el ingeniero capacitador. 

Las temperaturas en la primera parte del proceso alcanzan los 70 grados centígrados debido a la descomposición y la presión calórica a la que es sometida. Cuando la primera celda está al límite, se pasa a una segunda donde se genera nuevamente el proceso de volteado dos veces por semanas, y, al cabo de un mes y medio, el compost está listo.  El espacio del compostaje está compuesto por cuatro celdas: tres están llenas de compost y la última se mantiene vacía para el procedimiento y finalmente, la distribución. 

Cleiver Soto ha sido el encargado por año y medio del volteo del compost. “Se compone de dos procesos, el de ida y el de venida, Se deben mover una celda hacia adelante y luego se deben devolver a su celda inicial para general el volteo. Se sabe que está listo cuando la última celda ha perdido el calor y está completamente fría”, explica el residente. Dos veces por semana, Soto debe hacer el proceso y se demora alrededor de una hora o una hora y media

Cuando el abono está listo, se distribuye en bolsas para ser entregado a las familias del conjunto o, en ciertos casos, “es usado en partes del conjunto donde necesitemos hacer arreglos del prado o la siembra de árboles”. Así lo explica Luz Marina Reyes, quien además añade que han  necesitado ayuda para lograr que funcione la compostera y permite a quienes no conocen el proceso del compostaje, a visitar el conjunto para conocer más sobre la importancia del compostaje en los hogares y conjuntos residenciales. 

Ruth Mojica en casa junto a su compostera casera/ Foto Daniel Badillo, hijo de Ruth.

El compostaje casero “es sencillo de realizar y no necesita mucho trabajo”, según afirma Ruth Mojica, una odontóloga que ha decidido implementar en su casa una caneca de basura donde hace su propio compostaje. “En un basurero grande de plástico le abrí unos orificios y le agregué una pequeña compuerta por donde sale el abono”, comenta. Dos veces a la semana, Mojica se acerca a su composta, la revuelve para generar el proceso de voltaje, agrega diariamente sus desechos vegetales y los mezcla para oxigenar el compost. “No genera ningún mal olor”, concluye la residente.

Universidad Autónoma de Bucaramanga