Por: Silvia Margarita Méndez Manosalva – smendez116@unab.edu.co – Twitter: @silviamendez94
Los líos medioambientales en Barrancabermeja, Santander, parecen no terminar. Desde hace dos años la construcción de dos basureros en la ciudad (Anchicayá y Yerbabuena), cimentados en medio de emergencias sanitarias e irregularidades por parte de autoridades del departamento, han prendido las alarmas de organizaciones verdes, medios de comunicación y del mismo Gobierno al ver que ecosistemas naturales de gran valor ecológico, no solo para el municipio sino para el país, son quienes reciben la mayor parte de las consecuencias.
Por ejemplo, a la ciénaga de San Silvestre, espejo natural de agua dulce encargado de abastecer a cerca de 300.000 habitantes del puerto petrolero, el vertimiento de lixiviados de los rellenos ha contaminado a cuentagotas sus 70.804 hectáreas, las cuales además surten al acueducto municipal amenazando el agua de cientos de familias barramejas.
Ganado, peces y especies protegidas también se han visto afectados tras la inminente transformación que han sufrido los entornos de la ciudad, incluyendo el hábitat del manatí antillano y el corredor del jaguar.
Este último es el mamífero que más ha venido ganando protagonismo en el problema de basuras en Santander, ahora más que su presencia en el municipio acaba de ser corroborada por investigadores del Instituto Universitario de la Paz y la Fundación Panthera, líder en la conservación de felinos en el país (Ver video).
De este mamífero ya se había escuchado en diferentes pasadizos del Magdalena Medio, y sus huellas incluso habían sido captadas por académicos que llevan años siguiéndole la pista en la zona. Sin embargo, nunca antes el lente de una cámara había probado su existencia. Con un video de menos de un minuto logrado a través de la técnica de “foto trampeo”, científicos filmaron hace dos meses, en el marco de una investigación institucional, sus imponentes pasos y su rostro iluminado lleno de manchas.
El detalle ahora es que esta especie, considerada en peligro “crítico de extinción” de acuerdo con el más reciente estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) –que reveló que solo quedan 64.000 ejemplares en América–, fue vista a solo tres kilómetros del relleno sanitario municipal Yerbabuena. Este basurero es propiedad de la empresa de recolección Rediba, a cuya gerente Liliana Forero Cala la Fiscalía General de la Nación, hace un mes, le imputó cargos por fraude procesal, contaminación, ocultamiento y destrucción de material probatorio, y luego le dictó medida de aseguramiento privativa de la libertad en domicilio.
Según explicó el ingeniero ambiental y líder de la investigación de Unipaz, Jhon Flórez, “fueron casi dos años en los que nos encargamos de hacerle monitoreo a la presencia del jaguar con sus huellas y por fin captamos a un macho saludable, bien alimentado y de buen porte. También tenemos amplio registro de huellas de una hembra con una cría, lo que significa que no queda duda de que en la zona hay más animales de esta especie”.
La también llamada Pantera Onca habita en zonas boscosas de la quebrada La Vizcaína y la cuenca hídrica El Zarzal. Esta última, además de alimentar a la ciénaga de San Silvestre, solía ser la principal fuente de captación de agua de los habitantes de Patio Bonito, vereda aledaña al relleno, antes de que este comenzara a operar en la zona en 2015. Ahora reciben el recurso con la ayuda de carrotanques.

de lixiviados, muerte de animales y enfermedades respiratorias. La Fiscalía incluso imputó cargos a su actual
gerente, Liliana Forero Cala. /FOTO CORPORACIÓN YARIGUÍES
Desde ese entonces las denuncias e intentos de la comunidad por preservar su derecho al agua y a un medioambiente digno no cesan. Han alertado sobre presencia de metales pesados en los humedales, malos olores, muerte de animales, enfermedades respiratorias y patológicas, así como presiones y amenazas por parte de Rediba para amedrentar a quienes se muestran inconformes con su política de recolección.
“Si estos animales llegaran a contagiarse con los metales pesados presentes en los lixiviados que llegan hasta El Zarzal, las poblaciones futuras de jaguares empezarían a sufrir malformaciones genéticas”, agregó el ingeniero Flórez.
Para Esteban Payán Garrido, director de Panthera, poner en peligro el hábitat de un animal que está en lo más alto de la cadena alimenticia puede llevar a su desaparición. Un basurero al lado de un entorno con jaguares, dice, cambiaría la regeneración y la estructura de todo el ecosistema y los niveles de las fuentes de agua en el ambiente descenderían drásticamente, ocasionando su exterminio.
“Para que pueda haber jaguares tienen que haber presas suficientes para mantenerlo (venados, chigüiros, babillas, entre otras). Y para que estas existan, tiene que haber vegetación que las alimente. Esto implica que el suelo debe estar bien, al igual que los ríos y quebradas. Si permitimos que este animal se extinga, es como quitarle un corcho al planeta. Tener jaguares casi que garantiza el acceso a un vaso de agua limpia”, comentó el director en Noticias Telepetróleo.
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El papel de la Corte
Sobre el descubrimiento hecho por Unipaz y Panthera, la Corporación Yariguíes, organización que lidera las denuncias de contaminación en la ciudad petrolera, aseguró que es una prueba que resulta ‘clave’ en la investigación por contaminación que lleva la Fiscalía en el municipio, máxime después del fallo de la Corte Constitucional que, contra todo pronóstico, hace tres meses dejó al basurero en pie. En respuesta a dos tutelas interpuestas por la comunidad, el alto tribunal consideró que existían otras acciones para proteger el agua de Barrancabermeja diferentes a clausurar el relleno, así que las declaró improcedentes.
Dicha decisión dejó un mal sabor entre las diferentes partes. Primero, por el tiempo que duró la Corte en fallar a pesar de que en una visita de inspección judicial al relleno la magistrada auxiliar encargada, Claudia Escobar García, confirmó el riesgo de colapso de las basuras, la cercanía del relleno frente a los caños de agua que utilizaba Patio Bonito para su consumo y la intervención ilegal del basurero en predios aledaños para expandir su zona de operación.
Para principios de este año, en el mes de abril, un levantamiento topográfico extraoficial dejó entrever que Rediba intervino alrededor de siete hectáreas que estaban por fuera del polígono autorizado en la licencia ambiental, otorgada por la Corporación Autónoma de Santander (CAS). Además, en el proceso deforestaron indiscriminadamente, intervinieron ilegalmente un cauce y dañaron recursos naturales ubicados en zonas de preservación ambiental registradas como protegidas.

De acuerdo con el pediatra Yesid Blanco Calvete, representante de la organización ambiental, “el hecho de encontrar un jaguar saludable en esta zona es una prueba muy valiosa porque nos dice que todavía estamos a tiempo de solucionar el problema. Un relleno sanitario proyectado a 30 años simplemente va a ser el acabose de los ecosistemas y del agua que surte a 300 mil habitantes”.
Hay más. Para el abogado demandante Leonardo Granados, el presidente de la Corte Constitucional, el magistrado ponente Luis Guillermo Guerrero Pérez, en su veredicto también habría omitido las irregularidades con las que la CAS decidió darle luz verde al millonario proyecto.
Las pruebas
Documentos de recibo de información de correspondencia de la CAS revelaron quien sería la cabeza detrás de la operación para otorgarle la licencia ambiental a Rediba. Fue así como la ingeniera contratista Jeniffer Jasive Aux Suárez, quien trabajaba para la empresa Entorno Verde –propiedad del dueño del relleno, el contratista Reinaldo Bohórquez– ingresó a la CAS y participó en la revisión de dicho permiso.
Fue Jasive Aux la que evaluó el impacto ambiental del proyecto de recolección, así como el concepto técnico de la licencia ambiental para Yerbabuena. Al final concluyó que la empresa de Bohórquez, su antiguo jefe, cumplía con “todas” las recomendaciones del decreto que regula la disposición final de residuos sólidos en el país (838 de 2005), incluyendo la que prohíbe cimentar un relleno “sobre ecosistemas especiales y áreas pertenecientes al Sistema de Parques Nacionales Naturales”. La licencia fue concedida sobre la cuenca hídrica del humedal San Silvestre, zona especial de protección ambiental declarada Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI).
Para la CAS, Jasive Aux tuvo que haberse declarado impedida en la revisión de dicho permiso por un supuesto conflicto de intereses. Así quedó documentado en un memorando que le envió en 2014 la entonces coordinadora regional, Mónica Stella Monsalve Camacho, en donde le dijo a la ingeniera que “tomó decisiones que no le pertenecen”, al tiempo que le exigió devolver el expediente de manera inmediata.
“No sé por qué motivos usted se delega funciones que no le competen (…) además, quiero informarle que aquí los trámites se deben surtir en los tiempos necesarios ya que usted realiza la solicitud a la oficina de instrumentos públicos sin tener certeza de que la ubicación del predio se encuentra en zona DRMI, como se evidencia”, se lee en el documento. (Ver carta en la galería anterior)
A las dos semanas del jalón de orejas, la coordinadora Monsalve Camacho ya no trabajaba para la CAS a diferencia de Jasive Aux, quien aún continúa vinculada a la Corporación (Ver contrato). Algo similar pasó con el entonces director de gestión ambiental de la CAS, Elkin René Briceño, quien también tramitó parte de la licencia a pesar de tener conexiones con Entorno Verde. La diferencia es que este funcionario, al poco tiempo de estar en el proceso, se declaró impedido argumentando que “no se había percatado antes” de su relación con la empresa de Bohórquez.
“Quedó probado que la ciénaga estaba siendo contaminada por mercurio, manganeso, arsénico, y amonio, y que los únicos factores de riesgo eran los rellenos sanitarios. También quedaron probadas otras conductas delictivas por parte de Rediba como la tala indiscriminada de árboles y el taponamiento de humedales. Fue una omisión clara por parte del magistrado Luis Guillermo Guerrero, de quien me atrevo a decir presuntamente incurrió en un prevaricato por omisión y una falta disciplinaria. Tuvo muchos elementos y la total potestad para dar orden de cierre al basurero y no lo hizo”, reclamó por su parte el abogado Granados.

El defensor igualmente resaltó que Guerrero Pérez falló junto con los magistrados Antonio José Lizarazo y Alejandro Linares Cantillo, este último el único que votó en contra según quedó registrado en la sentencia T-227 de 2017.
Ya en este punto del proceso solo la Fiscalía podrá determinar si en el fallo constitucional sobre Yerbabuena los magistrados encargados incurrieron en algún tipo de delito. Lo que sí es claro es que el tema no para de moverse. El ente acusador también le acaba de imputar cargos a la exdirectora de la CAS recluida en la cárcel el Buen Pastor de Bucaramanga desde noviembre de 2016, Flor María Rangel Guerrero, quien deberá responder por al menos cuatro delitos: “falsedad en documento público, peculado por apropiación, prevaricato por acción y prevaricato por omisión”.
La Procuraduría anunció el inicio de una indagación para determinar la responsabilidad de funcionarios de la CAS, la Alcaldía y la Secretaría de Medio Ambiente en la no adopción de medidas en el Humedal San Silvestre “ante la evidencia de sustancias potencialmente tóxicas” derramadas por el relleno, y el ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, aseguró la semana pasada que estudiará la posibilidad de presentar este cuerpo de agua ante la Convención Ramsar, cuya misión es propender por la conservación y el uso racional de los humedales mediante acciones locales y nacionales con el apoyo de cooperación internacional.
“Hay mucho avance de la frontera agrícola, sobre todo de deforestación que se ha hecho para sembrar pastos para el ganado. Eso no es conveniente para la ciénaga y en esto necesitamos el compromiso de la ciudadanía. Cuando comparo San Silvestre con otras ciénagas que he visto, considero que está en un estado que se puede recuperar, estamos a tiempo”, indicó el ministro Murillo.
Todo esto mientras la conexión continental del corredor del jaguar en Colombia, que atraviesa Nariño, el bajo Cauca, llega hasta Darién (Valle del Cauca), cruza la Serranía de San Lucas y pasa por el Magdalena Medio y el Catatumbo hasta terminar en los Llanos, se vuelve cada día más tenue y el hilo conector que atraviesa Santander, la parte más importante del pasaje norte según expertos, ahora tiene de vecino un basurero.