
La provincia de Soto Norte, en Santander, está compuesta por seis municipios: Matanza, Suratá, Charta, Tona, California y Vetas, que en conjunto suman 22 mil 552 habitantes, según las proyecciones de población del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).
Si bien es una zona reconocida en el ámbito nacional por la minería de oro y otros metales, y por el páramo de Santurbán, sus pobladores han encontrado en diversos emprendimientos una opción para salir adelante. Según le contaron a Periódico 15, buscan ser reconocidos como emprendedores artesanales, sin embargo, también le apuesta al posicionamiento de esta región.
Sabor a mora de castilla
Futaldelicias Charta es uno de los productos que se fabrica en una finca agroecológica en la que se cultiva la mora de castilla. Los cultivos son cuidados con abonos orgánicos hechos en la misma hacienda, con estiércol y orina de vaca, así como los repelentes que también son creados por los emprendedores, según cuenta Emigdio Landazábal, integrante de la asociación.
También ofertan el vino de mora y de naranja, así como bocadillo, rollos y salsa de mora, y otros productos a base de leche y de panadería artesanal. Sobre la fabricación del vino, de acuerdo con Rosalba Gélvez, representante de la asociación, se hace un proceso de selección de las moras más maduras, que luego de ser despulpadas, pasan por la fermentación en barril por 20 días. Finalmente, se hace un aclaramiento y de ahí se guardan en los barriles de añejamiento por un año, mínimo. Además, los encargados de este emprendimiento también fabrican las cajas de empaque con hojas de plátano australiano.
Cucharas de palo, una tradición familiar

también fabrica bateas para lavar oro. /FOTO LINDA SAAVEDRA.
En el municipio de Suratá, Carlos Obregón es artesano desde que tenía 12 años, pues a esa edad fabricó su primera docena de cucharas de palo. Su padre le enseñó cómo se debían hacer y desde entonces, ese ha sido su oficio. Cucharas hueveras, saleras, dulceras, de platino y cucharones hacen parte de su producción, que varían sus costos: mientras una dulcera tiene un valor de $500, la de platino llega a los $2.000.
Obregón cuenta que el proceso inicia desde el árbol de naranjo, que es completamente artesanal, hecho a mano; incluso, su máquina de pulir está diseñada y fabricada por él y es en madera.
¡Salud con una Galafarda!
Galafarda es la cerveza artesanal producida por Manuel Ortega Buitrago en el corregimiento de Cachirí, del municipio de Suratá. El creador de esta bebida afirma que la idea nace de tener una bebida regional, “una cerveza que pertenezca a nuestra región y también de darle identidad al negocio”. Por ahora, su creador adelanta el proceso del registro Invima para poder distribuirla.
Ortega produce dos tipos de cerveza: rubia y negra. Argumenta que el nombre fue inspirado en el calificativo ancestral que le daban a pumas o gatos de monte, así como a los mineros artesanales que son llamados ‘galafardos’.

“Estos animales cazaban de noche. También, con toda la evolución de la minería en la región, bien sabemos que, desde tiempos ancestrales, los indígenas hacían explotación de oro y con la evolución de las empresas y todo lo que llegó a nuestra región, nace de forma mitológica un pseudónimo que han puesto a nuestros mineros artesanales, quienes salen en las noches a hacer sus rebusques por los socavones”, manifiesta Ortega Buitrago.
Firme tentación
Del corregimiento de Cachirí en Suratá, María Eugenia Blanco, madre cabeza de familia, decidió avanzar en un proyecto de transformación, luego de que uno de sus hijos no lograra cumplir sus objetivos de exportación de un cultivo de uchuva. “Hay mucha materia prima en los municipios que no se ha dado a conocer, como los frutos. De la siembra que hizo mi hijo, sobraba mucha y así fue que empezamos a pelar-
la para vender en cajas pequeñas a los amigos”, recuerda Blanco.

En el avance de su emprendimiento, hizo un diagnóstico en la zona, tomó la decisión de abarcar más frutos y hacer mermeladas de frutas exóticas. En la actualidad, vende mermeladas de mora y uva silvestre, papayuela, agras, higos y sigue con la uchuva. Los sabores de sus productos varían según las temporadas de cosecha, así como si decide endulzarlas con miel o estevia. “Todo es artesanal. Se deja en reposo, se empaca en vidrio para que se conserve mejor y se sella en baño maría para que quede sellado al vacío”, comenta Blanco.