Viveros de Provenza es uno de los barrios más pequeños de Bucaramanga, el cual pertenece a la comuna 10. No son más de 500 personas de estrato 2 las que viven allí. Sin embargo, por ser tan limitado, no deja de estar en dificultad diariamente por diversos temas que preocupan y generan intranquilidad entre los habitantes del sector.
Uno de los asuntos más relevantes es la construcción de edificaciones ilegales o sin permiso que se levantan en la zona desde hace varios meses.
Así lo aseguró Pablo Cáceres Rojas, residente de Viveros de Provenza: “Hay unas personas del mismo barrio los cuales me invadieron algunos de mis lotes y ahora están diciendo que yo soy el invasor. Lo que no queremos es que saquen provecho personal y sigan disfrutando de los terrenos ajenos”.
Son alrededor de siete viviendas las que están construidas sin permiso. Como Cáceres hay más propietarios de terrenos que están viviendo la misma situación. Mario León Bermúdez es uno de ellos, quien explica que Miguel Antonio Jaimes es una de las personas que está haciendo uso de su terreno sin autorización.
En versiones entregadas a Periódico 15 en la edición 374 del mes de marzo, Jaimes aseguró ser víctima de Bermúdez; no obstante, este señala que “cuando se le dijo a Miguel Antonio que se iba a demandar, inmediatamente metió más obreros y material para terminar de construir más rápido una casa de tres pisos, y ponerla en arriendo. Esto a pesar de que él tiene casa en el sector, la cual compró al llegar al barrio”. Y añade que el predio fue heredado por su esposa, que es el que se encarga de limpiar las zonas verdes y de vigilarlo ante la visita de consumidores de sustancias sicoactivas.
Cáceres y Bermúdez cuentan que dieron voluntariamente a la comunidad un lote pequeño para que se hiciera un salón comunal, pero nada de esto ha sido suficiente porque la rivalidad entre los vecinos sigue aumentando.
Por su parte, Miguel Antonio Jaimes expresó que el lugar donde levanta la casa de tres pisos es de su propiedad. “Con esos señores siempre he tenido problemas de todo tipo y ahora se hacen pasar por dueños del predio en donde estoy construyendo, desmiento totalmente esas acusaciones, es falso lo que dicen de mi”, asegura Miguel Antonio Jaimes.

dueños de este lote y no los que contrataron al personal de obreros. / FOTO TATIANA RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ
Actualmente, cursa una querella en la inspección de policía por perturbación a la posesión. De no darse esto, se iniciaría un proceso ordinario en el juzgado civil para que sea un juez ordene la demolición de las viviendas, en caso de que no se llegue a ninguna conciliación.
Ya son tres meses los que llevan en esta situación de desacuerdo, además de otros problemas que pasa la comunidad.
El vandalismo persiste
De día o de noche se ven afectadas las familias que residen en Viveros de Provenza por el consumo y venta diaria de drogas. Esto lleva a hurtos con arma blanca o incluso, con armas de fuego.
En el sitio predominan las zonas boscosas, que como asegura la comunidad, se prestan para que se cometan este tipo de actos y queden en el silencio. Esto tiene tiene en descontento a muchos residentes, pues aseguran que no todos estos comportamientos que se cometen en el lugar son por muchachos del sector. “La mayoría de esos pelados vienen por allá de Morrorico, El Caldas y hasta del norte. Llegan acá en
motos y siempre atracan es a los barrios y conjuntos residenciales vecinos a nosotros”, cuenta Martha
Eugenia Flórez, residente de Viveros de Provenza
Algo en lo que coincide la comunidad es que no están de acuerdo con que el barrio gane mala fama, ya que se conecta con Cristal Bajos y Cristal Altos. René Bautista, vigilante de uno de los conjuntos residenciales que limita con Viveros, comenta que estos son barrios popularmente conocidos como los más peligrosos, “de allá es donde se vienen todos esos muchachos malandros a robar y cometer todo tipo de fechorías, como tampoco es un secreto que ahí en el monte han violado a más de una jovencita, pero como todos se quedan callados y no dicen nada”, dijo Bautista
Lo que más se escucha a diario son las ambulancias, a veces hasta una diaria o dos porque ocurre algún caso que requiera asistencia médica debido a los actos malintencionados de personas. Además, el paso de patrullas de la Policía del CAI contiguo al Colegio Inem que hacen labores de vigilancia.
Los vecinos buscan tranquilidad y esperan el apoyo de las autoridades locales, pues los malentendidos no se resuelven con el diálogo y esto incrementa el problema de tierras y propiedades.
Por Tatiana Rodríguez Rodríguez
Irodriguez589@unab.edu.co