Son 76 estudiantes y 4 docentes, quienes deben desplazarse a través de largos trayectos y atravesar toda clase de obstáculos para llegar a la escuela Rosablanca, en la vereda de mismo nombre, sobre el kilómetro 16 vía a Cúcuta. Los estudiantes, incluso de cinco años, deben caminar hasta hora y media, solos, para recibir las clases.
Rosablanca es la sede E del Instituto Agropecuario Gustavo Duarte Alemán, el cual cuenta con otras cinco sedes en la actualidad. La principal, exclusivamente para bachillerato en el kilómetro 16, y en este mismo kilómetro está la escuela Aguablanca parte baja, sede D. La Empresa, sede H, en la vereda San Ignacio sobre el kilómetro 18 y la sede B, en Altos de San José sobre el kilómetro 12. Y por último, la sede F, Buenavista, sobre el kilómetro 22 en la vereda Aguablanca.
Problemas con la infraestructura
La solución que presentó el Instituto fue trasladar a estos niños a la sede principal, pero en horas de la tarde, lo cual fue de total rechazo ya que “se oscurece muy temprano, toda la tarde llueve, son niños que caminan mucho, hasta una hora y no hay transporte”, manifestó Mónica Rocío Gómez Torres, profesora de la sede E. Sumado a esto, las constantes lluvias representan un peligro porque en el trayecto hay una quebrada que se crece cuando llueve y en horas de la noche la vereda se encuentra más sola y por esto, incrementa la inseguridad.
Las fuertes lluvias han generado goteras en los techos y la mala ubicación, esta escuela se ha deteriorado con el paso el tiempo. Causando que las paredes se agrieten, el terreno ceda y la estructura se debilite.
Las profesoras del colegio, junto con los padres de familia, han optado por estrategias para tratar de cubrir el mal estado en el que está institución, recurriendo a la pintura, decoraciones con llantas y flores, reasegurando las barandas. Además, han recibido donaciones de material de construcción para la estética del interior.
El material de trabajo de la escuela lo hacen las mismas profesoras, basadas en cartillas del ministerio. “Escaneamos libros, diseñamos las guías, y se les entregan a los niños a color para motivarlos, ya que no se le puede pedir dinero a los padres para algún libro o material de soporte”, además, dice que los estudiantes al tener un apoyo limitado de los padres, por falta de estudios o de tiempo, presentan dificultades en el aprendizaje por no llevar un seguimiento adecuado.
Problemas con el transporte
Luz Marina Becerra Osma, madre de dos niños de 8 y 10 años, ha optado por acompañarlos en su recurrido a las 6 de la mañana desde su casa ubicada en el kilómetro 20. Transitan la carretera principal (vía a Cúcuta) y por carreteras destapadas hasta llegar a la escuela. Los espera a que terminen las clases al mediodía y luego regresan a la casa.
“La ruta no me cobija, es injusto que haya ruta para el colegio y no para la escuela, es un sacrificio. Además, me da miedo que mi hija atraviese sola la principal, es una niña y cualquier persona la recoge y se la lleva”, comenta Obdulia Lamos, madre y encargada del aseo en la escuela, sobre el transporte escolar que tiene la sede principal del colegio que solo acoge a estudiantes de bachillerato.
¿Qué ocurre con el predio?
Este año, la Alcaldía de Floridablanca dotó con 40 tabletas al colegio principal y el servicio a internet, y hace dos años el Ministerio de Educación entregó 10 portátiles y un proyector a la escuela. Pero con respecto a la infraestructura y el transporte no se ha recibido mayor aporte, esto a razón de que las escuelas de sedes más pequeñas, entre ellas la E, no cuentan con la legalización del predio.
En este caso particularmente, según cuenta la profesora Zulma Johanna Rodríguez Hernández, el predio fue donado por un habitante de la vereda hace aproximadamente 12 años, los lugareños fueron los que tomaron la iniciativa de la construcción de una escuela para la zona.
Actualmente quien figura como propietario del terreno está muerto, lo que ha complicado el papeleo para gestionar los documentos y que el lugar aparezca como propiedad del estado para, de esta manera, poder realizar obras e invertir en mejoras de infraestructura.
A pesar de los diferentes inconvenientes que presenta el predio y el trayecto para llegar a él, los 76 estudiantes del colegio y docentes, salen cada mañana de sus casas en busca de recibir y brindar educación con las dificultades que afrontan en el camino, con la esperanza de algún día recibir solución a estos problemas.
Por Diego Alejandro Parra Ardila
dparra446@unab.edu.co
Paola Andrea Ardila Forero
pardila279@unab.edu.co
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