Por Zully Vanesa Plata Calderón / zplata@unab.edu.co
El Colegio ‘Guillermo Suárez Díaz’, ubicado en la vereda Árbolsolo, en el municipio de El Socorro, Santander, ha probado distintos métodos para que sus estudiantes continúen recibiendo formación.
Aunque niños y madres -especialmente- se han acoplado a la metodología, sienten que no ha sido la mejor estrategia en materia de educación. Desde el inicio del confinamiento se optó por una formación basada en la virtualidad, apoyada en medios como WhatsApp y el correo electrónico, pero como explica Liliana Fernanda Rodríguez, docente de grado preescolar de dicha institución, “esta alternativa no fue muy viable, ya que, por aquello de la mala o escasa cobertura de internet, era complicado llegar a todos los alumnos”.

Por esta razón, y atendiendo las recomendaciones del Ministerio de Educación Nacional (MEN), ahora se envían los archivos de cada grado al correo de la institución cada semana y la secretaria se encarga de imprimir y organizar todos los paquetes por grados y asignaturas. Luego se les hace llegar a los padres en las horas que se estipulan para cada curso.
Pese a que la metodología que se implementó tiene buenos resultados en cuanto al acceso a materiales y contenidos, lo cierto es que algunas mamás no se adaptan. Según Andrea Pérez, madre de un menor llamado Kevin, “ser profesora de mi hijo ha sido un reto porque la vida en el campo siguió y estar al tanto del niño para que
haga las tareas es algo de mucha paciencia. Se deben tratar de hacer mil cosas para que se concentre”, asegura.
Inconvenientes como estos han sido transmitidos a rectores y profesores como Liliana Fernanda Rodríguez, quien buscó una forma para que los niños sientan que siguen en un ambiente escolar. “Decidí grabar las clases y hacerlas más divertidas para ellos
y fáciles de entender para los papás. Las grabo día por día, luego realizo todo el proceso para poder copiar la información en los cds y posteriormente hacerlos llegar a
la vereda para que cada padre de familia los reciba. Estas clases son motivadoras, y también van actividades para hacer en familia como canciones, juegos, historias con títeres, videos educativos”, explica la docente.
No obstante, otras madres no creen ser capaces de seguir siendo las maestras de sus hijos, como es el caso de María Teresa Duarte, madre de David Alejandro: “Si la situación no mejora y no empiezan las clases presenciales de aquí a julio, saco a mi hijo del colegio, porque ya estoy cansada de intentar que él haga las actividades. Es un niño soberbio y no me hace caso, dice que como no soy la profesora entonces no obedece. Además, siento que con esta forma de estudio él no ha aprendido lo suficiente”.
Rodríguez aclara que a todo el proceso se le hace seguimiento, que todos los días se comunica vía WhatsApp para preguntar cómo van con las actividades. Para ella esto es sinónimo de que “todo ha mejorado en un gran porcentaje”.
Sobre la opción de que los padres retiren a sus hijos de los colegios, Rodríguez cree que es algo difícil de llevar a la realidad: “lo más importante es la educación, que es también un derecho constitucional para los niños de Colombia. Su formación no se debe interrumpir solo porque no estén en educación presencial, ya que no es por capricho. Existe un riesgo de contagio y de pérdidas humanas”.