Dennis Janetsi Rincón Villamizar, de cinco años, comienza todos los días su recorrido de una hora a las 6 a.m. para bajar una loma e ir a estudiar. Es una de los 26 niños que asisten a la escuela Buenavista en la vereda Aguablanca, ubicada en el kilómetro 22 de la vía que comunica a Floridablanca con la ciudad de Cúcuta, cuyo terreno no está legalizado.

Buenavista es la sede F del Instituto Agropecuario ‘Gustavo Duarte Alemán’, el cual cuenta con otros seis colegios. El principal, exclusivamente para bachillerato, se encuentra en el kilómetro 16, y en esta misma zona están las escuelas Aguablanca parte baja, sede D, y Rosablanca sede E. En la vereda San Ignacio, sobre el kilómetro 18 se encuentra la sede H, y en Altos de San José, a la altura del kilómetro 12, está la sede B. Todos los lugares están rodeados de naturaleza, sin embargo, para los niños cada tramo se convierte en una carrera de obstáculos, ya que deben recorrerlos a pie para llegar a sus clases, porque no cuentan con un sistema de transporte.

Rincón Villamizar se despierta a las 5 a.m., de lunes a viernes, y se alista para su travesía: camina una hora colina abajo para recibir su formación. La niña debe cruzar sola por caminos que con el paso del tiempo han sido devorados por la maleza y el follaje de los árboles.

En el recorrido se encuentra con tres casas campesinas que tienen gallineros, siembra de frutas y verduras, y cuya distancia entre cada una es de 15 minutos. Al llegar a una carretera destapada, por la cual solo transitan vehículos pequeños, atraviesa una quebrada que baja desde el sector de Limoncito. Por último, sube otra pendiente donde el pasto sobrepasa su altura, y después de un cuarto de hora llega a su destino.

La empresa de servicios de limpieza Fulhers Service, contratada por la Alcaldía de Floridablanca envía a un aseador cada 15 días para el mantenimiento de la escuela. /FOTO DIEGO ALEJANDRO PARRA ARDILA
La empresa de servicios de limpieza Fulhers Service, contratada por la Alcaldía de Floridablanca envía a un aseador cada 15 días para el mantenimiento de la escuela. /FOTO DIEGO ALEJANDRO PARRA ARDILA

¿Cómo es la escuela?

La escuela Buenavista se ubica en una zona de alto riesgo y no cuenta con lugares para refugiarse en caso de presentarse un sismo o un deslizamiento. Está compuesta por una vieja cancha que necesita reparación, un solo salón de clase, una pequeña bodega para los útiles escolares, dos baños y un patio en el que acondicionaron un comedor, luego de conseguir tres mesas plásticas para recibir los alimentos que les proporciona el Programa de Alimentación Escolar (PAE).

Mariela Mateus Barragán, la única profesora asignada para la sede Buenavista, le dicta clase a sus 26 estudiantes de preescolar a quinto primaria, con edades entre los cinco y diez años.  Los divide en filas con respecto al grado que cursan e indica las actividades en orden ascendente. Los visita a diario, por dos horas, una señora que reparte los refrigerios y cada 15 días, Édgar Martínez se encarga de las labores de limpieza.

“Viven entusiastas por las actividades novedosas que les traigo”, dice la profesora Mateus, magíster en Tecnologías de la Información y la Comunicación, quien lleva siete años educando en esta zona. Además, relata con orgullo la historia de Jefferson Arciniegas, estudiante egresado que actualmente está becado en la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Unab, en el programa de Ingeniería Mecatrónica.

Este año, el alcalde de Floridablanca Héctor Mantilla Rueda repartió al Instituto Agropecuario 40 tabletas y servicio de internet, pero a la sede de Buenavista no llegó ninguna.

La profesora explica que no es la primera vez que esto sucede y añade que “puede haber una visita de muchos sectores, pero aquí no vienen porque las escaleras son difíciles para subir”. Argumenta además que existe mal manejo administrativo en relación con la ruta de bus escolar por parte de la sede principal (Instituto Agropecuario ‘Gustavo Duarte Alemán’), ya que solo está destinado para los estudiantes de la sede B.

Fuera de sus actividades escolares, Dennis ayuda a su familia con sus labores agrícolas. En la imagen, Sandra Villamizar, Dennis Rincón Y Rubén Rincón. /FOTO DIEGO ALEJANDRO PARRA ARDILA
Fuera de sus actividades escolares, Dennis ayuda a su familia con sus labores agrícolas. En la imagen, Sandra Villamizar, Dennis Rincón Y Rubén Rincón. /FOTO DIEGO ALEJANDRO PARRA ARDILA

¿Qué responde la administración con respecto a las tabletas que no llegaron?

Con respecto a las tabletas que no llegaron a la escuela Buenavista, el líder de la Gestión de Calidad de la Secretaría de Educación, Carlos Alberto Ruíz, confirmó que sí las han entregado porque pertenecen a una institución educativa legalmente constituida, refiriéndose al Instituto Agropecuario Gustavo Duarte Alemán, y eso los hace acreedores de todos los programas que tengan estipulados por parte del Ministerio de Educación a nivel nacional. Estas se dan como dotaciones, que son manejadas por el rector Pedro Juan Chona Rico desde la sede principal, quien debe responder y coordinar para que los niños no se queden fuera de esos programas.

¿Por qué los terrenos son ilegales?

“Han dejado pasar el tiempo, administración tras administración, y no se hizo nunca la legalización de esos predios”, afirma el líder de la Gestión de Calidad de la Secretaría de Educación, Carlos Alberto Ruíz, lo que impide que el municipio invierta en esas escuelas porque es un delito con los dineros públicos.

No obstante, asegura que la administración actual ha intentado localizar a los dueños de los terrenos para legalizar las áreas de cesión que se concedieron, con el respaldo de la Secretaría de Educación y el Banco Inmobiliario de Floridablanca.

Algo similar ocurre con la sede Rosablanca, la cual fue donada por uno de los habitantes de la vereda hace 12 años. En este caso tampoco se ha podido hacer inversión con respecto a la infraestructura, ya que el dueño legal falleció.

“Aunque hay actas de cesión que reposan en el Banco Inmobiliario, no hemos podido lograr que los personajes vengan a firmar”, comenta Ruíz. La solución de esta sede en particular, y otras dos, sería encontrar a los propietarios y llegar a un acuerdo para gestionar los documentos que le acrediten al municipio los predios públicos.

Sumado a esto, se requiere hacer estudios topográficos y es notoria la dificultad de llevar las maquinarias para lograr hacer estos, por la inseguridad y el riesgo por el costo de las máquinas. Todo debido a los casos de afectación por riesgo que se presentan en la región, ya que previamente se habían cerrado dos sedes por su deterioro, La Meseta que estaba sobre el kilómetro 9 y El Mortiño en el kilómetro 18.

Los 52 estudiantes de estas escuelas fueron trasladados a la sede Altos de San José, que fue construida hace un año y sí cuenta con los papeles que legalizan el terreno.

Además de su maleta escolar, niños como Dennis cargan botas pantaneras y abrigos para protegerse durante los recorridos. /FOTO DIEGO ALEJANDRO PARRA
Además de su maleta escolar, niños como Dennis cargan botas pantaneras y abrigos para protegerse durante los recorridos. /FOTO DIEGO ALEJANDRO PARRA

Una labor mancomunada

Rubén Rincón y su esposa Sandra Milena Villamizar Porras, padres de Dennis, como todas las familias que viven en este sector, se dedican de lleno a la agricultura. “Somos una familia humilde, pero también trabajadores. Dennis ha adquirido mucha independencia a su corta edad en ese traslado tan difícil”, cuentan los Rincón, que tienen otros dos hijos mayores que también estudiaron en la escuela Buenavista.

Tres compañeros de Dennis que viven por la zona, recorren distancias similares. “Los que caminan por todo el monte, traen sus botas pantaneras, las dejan en la entrada de la escuela y se ponen sus zapaticos bien embolados”, menciona la profesora, a quien le toma una hora y media en llegar desde su casa en Altamira, Floridablanca.

Otros niños que viven dos kilómetros más lejos de la escuela, van caminando por toda la carretera que conduce a Cúcuta, por la que transitada vehículos pesados, y deben bajar las 156 escaleras que los llevan a la escuela.

Pese a esto, todos llegan a las 7 de la mañana a clase y a mediodía suben los escalones para repetir su recorrido de vuelta a casa. Los padres de familia son la principal razón por la que la escuela está en funcionamiento. Caracterizados por ser una comunidad trabajadora, son ellos quienes organizan los eventos, recolectas y bazares para lo que se necesite arreglar en la infraestructura o materiales para las clases. La profesora, junto con los padres de familia se han puesto en la tarea de ir y hablar en la alcaldía para solucionar la problemática con la legalización de esa tierra.

“De hecho, eso es responsabilidad de la Junta de Acción Comunal, pero ha sido difícil. Ponen pero para todo”, expresan. Igualmente, cuentan que esos terrenos fueron obsequiados “de palabra” más de 40 años atrás, por lo tanto, no tienen los documentos que respalden ese traspaso.

 

 

Por Diego Alejandro Parra Ardila

dparra446@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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