por estos días la cartelera de cine adolece de producciones de otras latitudes, como lo mencionaba Sergio Cabrera en su más reciente paso por la ciudad: la mayor parte de películas que llegan provienen de Hollywood, el distrito de la ciudad de Los Ángeles en donde se ubica la industria cinematográfica estadounidense.

Una de ellas es la película “El Especialista, Resurrección” titulada originalmente como “Mechanic: Resurretion”, una secuela de un film de acción (The Mechanic), que a su vez es un remake (nueva versión) de un cinta de 1972, protagonizada por Charles Bronson. Está segunda versión es dirigida por el cineasta alemán Dennis Gansel, más conocido por su película “La Ola” (2008).

Además de este talentoso director, la película cuenta con un gran reparto: Jason Statham (Cerdos y diamantes) quien interpreta a Arthur Bishop, un asesino certero y sutil que nunca deja rastro, y que en la actualidad no quiere ser encontrado, pero es interceptadomecerpor orden de un antiguo compañero de reclusión en su infancia, Crain (Sam Hazeldine), quien lo culpa de haberlo abandonado en esa prisión juvenil y busca venganza y además quiere que Bishop asesine a tres peligrosos traficantes de armas, que son su actual competencia en el negocio.

Para este fin pone como señuelo a Jessica Alba (Sin City) quien interpreta a Gina, una joven y bella filántropa que trabaja por los niños en Camboya, y que es inducida por Crain, bajo amenaza, para que seduzca a Bishop con el objetivo de que este se enamore y así lograr tener un punto débil para presionarlo. Uno de los traficantes a los que debe asesinar Bishop es Max Adams (Tommy Lee Jones).

A pesar de esta suma de estrellas y de la conducción de un buen director la historia es sosa y cae en muchos lugares comunes (estereotipos) que son típicos del género, pero que en esta oportunidad son en exceso predecibles. Desde el inicio de la cinta hay secuencias en las que Bishop, solo y sin un arma, vence a más de diez hombres entrenados y armados, además de saltar por los aires desde un precipicio en Río de Janeiro

y salvarse al caer sobre un parapente en pleno vuelo. Cuando Bishop conoce a Gina, descubre que la presencia de esta no es gratuita en esa playa en Tailandia, sabe que fue puesta allí por Crain, pero a pesar de eso, se enamora.

Cada una de las misiones que le son impuestas al protagonista por Crain podrían ser tres películas distintas, son exageradamente complejas e inverosímiles, pero Bishop, motivado por su amor las cumple todas; además de eso, el tiempo le alcanza para idear un plan y rescatar a su bella chica del barco-bunker en el que Crain la tiene como prisionera. Y aunque al final todo explota, semanas después el apuesto Bishop llega bañado y perfumado a esa pobre aldea en Camboya en donde su amada está cuidando de unos pobres camboyanitos. Lo que configura en meloso ‘happy end’. El protagonista los vence a todos, nunca es herido, los malos mueren, el héroe termina con la chica de la cual esta locamente enamorado, y ella de él, a pesar de no conocerse del todo muy bien. Todo explota, pero él siempre halla un rincón para salvarse, además del rincón ya encontrado en el corazón de su Gina…

Por René Alexander Palomino*
rpalomino@unab.edu.co
*Docente del Programa de Artes Audiovisuales
de la UNAB.

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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