Por María Alejandra Martínez Trujillo
mmartinez2177@unab.edu.co

En la vida de Luis Joel Medina Lizcano, educar caninos es sinónimo de madrugar, abrir las puertas de la escuela de formación, iniciar el recorrido de la “perruta” (transporte canino), jugar con las mascotas, comunicarse con ellas y enseñarles a socializar.

Desde su infancia estuvo rodeado de animales y del ambiente campestre que ofrece la finca de su padre, Benito Medina; de ahí nace su gusto por la veterinaria, en particular la ciencia que estudia el comportamiento de los perros, conocida como etología. “Mi deseo de estudiar veterinaria nace de la felicidad que me causaba compartir tiempo con mis dos dálmatas, de la fascinación por comprender la forma como ellos se comunicaban y si sería posible entenderlos”.

En los últimos cinco años, el sector veterinario en el país ha tenido un crecimiento considerable. Como lo refleja el censo poblacional del Dane 2018, 3,5 millones de hogares en Colombia tienen animales de compañía, de los cuales el 67 % son canes. Algunas personas solo los tienen por moda, pero para Luis Joel ellos son un complemento, un estilo de vida. “Cada sabueso es un mundo, y por eso disfruto lo que hago porque siempre estoy aprendiendo más de esta profesión”.

Su gusto e interés por los animales, lo llevó a estudiar Medicina Veterinaria y Zootecnia en la Universidad Cooperativa de Colombia, UCC. “Me gradué y me enfoqué en la parte neurocognitiva de las mascotas”. Como en Colombia los programas en esta área son limitados y poco explorados, este apasionado decidió hacer una especialización virtual en Psicología, Educación y Adiestramiento canino en la Universidad de Granada en España. “Aprendí a ver cómo un perro emite señales, cómo a través de su inteligencia logra entender lo que le decimos y cómo su comportamiento nos comunica cosas”.

La modificación de conductas junto a la etología canina son la clave para generar buena convivencia entre perros y humanos. / FOTO SUMINISTRADA LUIS JOEL MEDINA

La sobreprotección juega en contra

La pasión, dedicación y constante estudio llevaron a Luis Joel a conocer a profundidad la razón de las acciones de los canes y su manera de reaccionar frente a las diversas situaciones. “Cada gesto del can tiene un significado”, dice el educador perruno; por eso, los dueños deben estar pendientes de las conductas y el estado anímico de sus mascotas, para saber si presentan trastornos psicológicos.

Las enfermedades de salud mental en los perros, aunque poco estudiadas en Colombia, condicionan su salud emocional. Ellos al igual que el ser humano pueden sufrir depresión, soledad, ansiedad y agresividad. Todo esto afecta la forma en la que piensan, sienten y reaccionan, pero hay otro factor que para este personaje vale la pena destacar. “Las personas trasladan a sus cachorros roles de miembros de familia, los sobreprotegen y eso altera su desarrollo natural”.

Desde su experiencia argumenta que la comunicación entre humanos y caninos se fundamenta en la confianza, pero asegura que no hay mayor similitud entre las teorías neuropsicológicas de estos. “No hay una relación, porque mientras los humanos somos conscientes de lo que está bien y mal, los perros solo se dejan llevar por sus emociones”. Su instinto es el que lo guía hacia sus prioridades, sobre todo el sentido del olfato que es el más desarrollado en este animal. 

Del medio natural al urbano

Los trastornos psicológicos que desarrollan los animales se dan por diversos factores como su edad, su raza y el entorno en el que viven. No es lo mismo el comportamiento que tienen los cachorros y la manera en la que actúan los adultos; de pequeños ellos son más activos e inquietos, una forma de ser completamente distinta a la de un sabueso maduro y más independiente. Para este etólogo, cada etapa del perro se vive de forma diferente y al igual que el ser humano gradualmente este va encontrando su ser interior. “El proceso en el que crecen es más rápido, pero yo no diría que un año de ellos son siete de humanos, porque eso no ha sido científicamente verificado”.

Según estudios científicos, el hombre tiene unos 5 millones de células olfativas, mientras que el perro llega a desarrollar alrededor de 250 millones. / FOTO SUMINISTRADA LUIS JOEL MEDINA

Según un estudio de la empresa de consultoría BrandStat, seis de cada 10 hogares colombianos tienen una mascota. Estas se ubican en familias urbanas y han tenido que acoplarse al estilo de vida que lleva su amo. “La gente cataloga como juicioso o no agresivo a un can según su raza o proveniencia, no obstante, todos se pueden educar”. La etología se enfoca en entender a los canes, las señales que dan y el comportamiento que presentan, todo esto a través de una comunicación en la que el perro socialice con otros y tenga una relación sana con su amo. 

Una esperanza para los canes trastornados

La escuela de formación Entrecanes nace en el 2015 como una idea en papel. “Siempre tuve el sueño de crear un colegio perruno, lo que me postergaba cumplirlo era la falta de recursos”. Por eso ese mismo año, para lograr ahorrar dinero dio inicio al proyecto Walking Dog, paseadores de perros en la ciudad, una alternativa para que personas con poco tiempo pudieran confiar sus mascotas a expertos para que los ejerciten. 

La marca alcanzó cierto reconocimiento. “Cada vez eran más las contrataciones, así que en cuatro meses de esfuerzo pude ahorrar para crear el colegio”. Dotar la finca con los implementos necesarios para comenzar el adiestramiento, modificación de conductas y socialización entre caninos fue un proceso rápido. “Las ganas de hacer lo que amamos, nos motivó a hacer bien las cosas, sin tomarnos mucho tiempo”. Ese mismo año se inauguró el colegio que está ubicado en el kilómetro 15 vía Cúcuta, en Tona, el cual cuenta con 4000 metros cuadrados, está alejado de la ciudad y está rodeado de naturaleza. Los precios de los servicios varían dependiendo de las necesidades de cada animal.

La escuela de formación Entrecanes queda sobre la vía a Cúcuta y cuenta con 4000 metros cuadrados para que los perros corran, jueguen y se eduquen socializando con otros. / FOTO SUMINISTRADA LUIS JOEL MEDINA

El censo realizado en 2019 por la Secretaría de Salud y Ambiente, estimó que en Bucaramanga hay cerca de 80 mil animales entre caninos y felinos. Estas estadísticas dejan ver que cada vez más los ciudadanos compran y adoptan mascotas. Paradójicamente, como afirma Luis Joel, los espacios donde la gente reside son más reducidos y esto afecta los sabuesos. “Ellos, al igual que los humanos, merecen ser felices y esto se logra brindándoles tiempo y espacio de calidad”. Tener un perro hoy en día es una responsabilidad con un ser vivo y esto implica una relación de complementariedad, respeto y reconocimiento mutuo. 

Universidad Autónoma de Bucaramanga