Santander optó por gestionar la protección de caminos y puentes antiguos, fue así como se dio inicio al proyecto para la restauración del puente de arriería construido sobre el río Chicamocha. En dicha obra se están invirtiendo recursos para el mantenimiento y la protección de su infraestructura patrimonial histórica acatando el marco legal vigente. La obra, que ahora es considerada por la comunidad como un espacio en donde el pasado convive con el presente y el futuro sin perder su esencia, tuvo un costo total de 150 millones de pesos aportados por ambos municipios.
El acto de inauguración contó con la presencia de Didier Alberto Tavera Amado, gobernador de Santander; Jaime Arenas Rueda, alcalde de Los Santos y Johana Muñoz Ruiz, alcaldesa de Jordán Sube, además de la participación de la comunidad en general.
Durante el evento el gobernador resaltó la unión que ahora existe entre las dos alcaldías, que por discusiones políticas nunca antes se ayudaron mutuamente y está vez se unieron para restaurar el puente.
La socialización ha generado un impacto en la población por el hecho de rescatar la infraestructura del puente y resaltarla como un atractivo en la región. Por tal motivo, los 1.407 habitantes de Jordán Sube y de sus alrededores, se sienten motivados a impulsar e informar a los demás para que visiten su municipio, incluso muchos de ellos han creado su propio blog para difundir los servicios que ofrecen allí, como posadas y hostales. De esta manera, más personas han decidido visitar esta parte del departamento.

Un puente perdido entre dos municipios
En 1894 en medio de Jordán Sube y Los Santos se construyó bajo la dirección del inglés David McCormick el puente de arriería que funcionó como el primer peaje que existió en Colombia. Inicialmente era conocido como un “lugar de paso” en donde las personas se colgaban y pasaban al otro lado. Después, se construye en ese mismo lugar y a partir de ahí comienza el desarrollo del sector porque se le da la importancia que exigía debido a su formación geográfica.
Este es uno de los primeros puentes que se construyó en el oriente colombiano con estilo medieval; con dos torreones protegiendo los amarres que van a dar sobre el río en piedra redonda o piedra bola, un sistema colgante con un entablado en su totalidad de madera, ladrillos en arcilla y la portería típica de la época de los años 1860 y 1870.
“El paso de Sube”, como era conocido en ese tiempo, funcionó y siguió siendo utilizado desde 1890 por campesinos hasta el día de hoy. En la actualidad, surgió un grupo de citadinos interesados en caminar montañas y recorrer caminos antiguos, por lo cual, los restauradores de la estructura arquitectonica hicieron un estudio de investigación previa para que fuese posible transitar por el mismo. También encontraron que en su construcción original no era liso, frisado, ni blanco, por eso le quitaron esa primera piel y aparece el puente totalmente en piedra, su sistema constructivo tiene protegida su infraestructura interna, esa es la razón por la que se decidió dejarlo con su piedra original.
La restauración del puente implica recuperar la memoria del santandereano, a través de saber cómo recorrer el territorio, cómo se comunicaban y se daba no solo el comercio, transacciones de dinero, las materias primas o los artículos que se transportaban, sino también el intercambio entre regiones, entre la alta montaña y el nivel del río.
Oportunidades de crecimiento como atractivo turístico
Santander es uno de los departamentos de Colombia e los que el patrimonio histórico se desconoce aun así en el país se encuentran pueblos con senderos y empedrados, entre otras características que pueden resultar atractivas y llaman la atención de los caminantes. La obra se ubicó de manera estratégica para contribuir al comercio de la región y sus alrededores.
Según la alcaldesa del municipio de Jordán Sube, se intervino el puente con el objetivo de dejarlo como se construyó hace más de 120 años, sin perder la esencia que lo caracteriza. Asimismo, el valor agregado que lo diferencia de los demás del país es su estilo, arquitectura y su ubicación estratégica en Jordán Sube, tanto por la antigua red de caminos nacionales como por la ruta a Maracaibo, Venezuela.
Este municipio se convirtió en una oportunidad de desarrollo gracias al empleo que trae para los habitantes aledaños al puente, pues es considerada una prueba piloto que otros departamentos del país han ido replicando para recuperar la memoria regional de cada uno de ellos, como es el caso del Valle del Cauca y Boyacá.
Mientras que el arquitecto Gilberto Camargo Amorocho, quien además es caminante e investigador de caminos reales, menciona que para los caminantes “es muy satisfactorio que se esté invirtiendo en el puente porque los más de mil kilómetros de empedrados que hay en Santander, no solo con todas sus obras civiles, pueblos, embarcaderos, sino obras como estas, tenemos unos escenarios para utilizarlos, recorrerlos y comprender un poco del origen como ciudadano santandereano”.
Llamado de atención a la Secretaría de Cultura y Turismo
La Secretaría de Cultura y Turismo del departamento realmente no está apoyando todos los temas culturales de la región. Esta infraestructura no fue obra del colonizador alemán Geo Von Lengerke, como lo creen algunos debido a la falta de conocimiento para preservar la memoria y la socialización por parte de los dirigentes de los municipios, la cual cuestiona la arquitecta y consultora en patrimonio cultural y turismo, planificación del territorio y diseño arquitectónico y urbano, Nahir Pabón Castro, dice que “lastimosamente, a la Secretaría la tienen relegada. El tema cultural no tiene mucha apreciación desde la visión de los dirigentes, se orienta en la mayoría de las ocasiones a la parte de manifestaciones artísticas y de lado otra cantidad de temas que se tienen en cuanto a la cultura”.
La arquitecta además agrega que se podría aprovechar para vincular la recuperación de este puente a los procesos que hay planteados sobre la parte de conocimiento de la región, el reconocimiento de valor, y de cierto modo ser también un atractivo turístico de paisajes insospechados, de experiencias de clima y al mismo modo puede ser favorable para las personas que están en la zona de influencia. Pabón asevera que “se puso de moda un turismo pensando que puede generar recursos, pero a partir de ahí hay un patrimonio cultural que no es conocido, protegido y valorado, poco se va a poder lograr en ese sentido”, ya que en el presente se recuperó y hay que darlo a conocer más, hacer que la gente comprenda el valor que tenía y tiene como punto de enlace al comunicar dos lados de un río. A futuro hay que hacer uso de un proceso de planeación como una obra de continuo mantenimiento.
Periódico 15 trató de contactar a Maylin Tatiana Jaramillo Bermúdez, secretaria de Cultura y Turismo del departamento de Santander, pero se negó a responder.
Por Johana Pacheco Guzmán
lpacheco241@unab.edu.co