Por Javier Ferreira
jferreira4@unab.edu.co
A un costado de la sala hay una repisa de piso a techo que exhibe los más de 40 trofeos que dan cuenta de 18 años de carrera profesional. Cada uno es el símbolo tangible de algún sacrificio, de algún sufrimiento y de alguna –y muy merecida– victoria, de las 27 oficiales que contabiliza hasta ahora en su palmarés. Pero todos se traducen en la satisfacción de una vida dedicada al ciclismo, ese duro, apasionante y lleno de sufrimiento deporte. Es la casa de José Serpa, un sucreño que logró ser el primer, y hasta ahora el único, ciclista de su región en saltar al profesionalismo internacional en ‘el deporte de las bielas y los pedales’.
Esta trayectoria de 20 años pedaleando le permite asegurar que “cuando llega el pasaporte biológico al ciclismo (implementado desde 2008) inicia el auge actual del ciclismo colombiano. “Nos ponen a todos al mismo nivel y ahí sí superamos ese ‘algo’ que no nos permitía sobresalir”. La existencia de esos controles – por lo menos en Europa, porque en el calendario nacional no se realizan las pruebas antidoping con tanta rigurosidad–, como dice Serpa, ha marcado un aire de renovación en el ciclismo mundial.
Este auge, que también se manifiesta en el aumento de aficionados que salen en sus ciclas a recorrer las calles y carreteras de Colombia, y que ha constituido un buen momento para las tiendas de bicicletas y la economía alrededor del ciclismo, ha servido para valorizar los contratos de los pedalistas locales en el pelotón internacional.
Dice Serpa que el ciclismo colombiano “está entre las tres potencias del mundo actualmente y no tiene nada que envidiar a los otros países. “Ahora todos los equipos de Europa están mirando para acá, para Colombia, y quieren tener un colombiano en sus filas”. Además califica este momento como “el mejor en toda la historia”.
En 2016 este sucreño que vive en Bucaramanga desde 1998, cuando Orlando Cancelado, presidente de ese entonces de la Liga de Ciclismo de Santander, y Paulino Antolines lo trajeron como refuerzo para completar la nómina del departamento para la Vuelta del Futuro, finalizada la temporada 2015 dejó el ciclismo internacional con la intención de hacer parte del calendario local, para disfrutar nuevamente, correr en su país.
Ese camino de regreso no ha sido fácil. El primer intento fue
con el equipo Orgullo Paisa. “Yo tenía presupuestado retirarme este año, pero hubo la oportunidad de hablar con Santiago Botero, y estuvimos en negociaciones. Ya estaba planteado, entonces hubo problemas en Antioquia; Botero salió del equipo, y yo guardo mis reservas con quienes llegan. Entonces aparece la propuesta de mi compadre Víctor (Peña), y aquí estamos”.
La invitación del exciclista Víctor Hugo Peña Grisales es la constitución de un equipo de ciclismo con miras a conseguir licencia Continental en los próximos años. En esa tarea andan. Le están dando los últimos detalles para presentarlo en el calendario nacional. Su patrocinador principal es la empresa Arroz Sonora.
El objetivo del equipo –y de Serpa– es conseguir el título de la Vuelta a Colombia, y de paso hacer realidad el sueño de su papá, de verlo campeón como el primer sucreño en lograrlo, en su edición 66, que comienza el 13 de junio. “Queremos salir bien. El proyecto es poder volver a Europa, no sé si yo como corredor o director. Los patrocinadores están llegando”.
Si se tienen en cuenta los resultados de los últimos años, el objetivo de ‘El León de Sucre’ se podría cumplir. Quienes han regresado del World Tour (máxima categoría del ciclismo mundial) han ganado la Vuelta a Colombia. Lo hicieron Santiago Botero en 1997, Félix ‘El Gato’ Cárdenas en 2011 y 2012, y el español Óscar Sevilla, que se ha proclamado campeón del giro nacional en 2013, 2014, y 2015. Motivación tiene de sobra, dice, y siempre ha creído en él, en sus piernas y en su voluntad: “Yo creo que lo más importante es que no hay metas imposibles, con constancia, disciplina y sacrificio puede uno llegar a donde quiera. Ese es el mensaje, no hay sueños imposibles”, dice con su forma de hablar pausada, como pensando cada palabra que va a utilizar.
El tema más álgido es el del ciclismo Santandereano: ¿qué pasa que en el departamento no brilla el ciclismo como en Antioquia, Bogotá o Boyacá? “La respuesta es fácil”, sentencia con
seguridad el sucreño: desde 2000 Santander no tiene un equipo profesional con continuidad. “Sin equipo es imposible estar al nivel de otros corredores. Los muchachos entrenan ahora porque yo estoy acá y tengo un plan, pero cuando ellos están solos no saben con quién van a correr o si tienen apoyo. Trabajan duro para una carrera y cuando llega la hora no hay apoyo y no pueden ir. Eso afecta mucho el estado físico de un deportista. Hay muchos niños, y buenos, con talento, pero si no hay apoyo para foguearse y para correr es imposible que vuelva a nacer un Buenahora, un Federico (Muñoz) o un Alfonso Flórez, como antes”.
Entre victorias y derrotas, ‘El León de Sucre’ siempre está sonriente. Él, Rigoberto Urán y Esteban Cháves (reciente subcampeón del Giro de Italia) son los más alegres del grupo de ciclistas internacionales. Señala que eso de sonreír “va en la personalidad. Yo estoy convencido de que llegué a este mundo a ser feliz, y siempre trato de poner la mejor cara. Si hay cosas que no van bien, siempre la mejor actitud y siempre mente positiva y uno transmite esa buena energía no solo a los compañeros sino a los aficionados”. También culpa a las redes sociales, que maneja a la perfección como vitrina de su vida, de sus motivaciones y de su carrera profesional, de esa imagen de buena persona y de siempre alegre. “Eso ha ayudado mucho a que nos quieran más, porque lo que el aficionado ve en las redes le forma un concepto de uno, y se acercan con la confianza que ven en las redes”.
Mientras llega la Vuelta a Colombia, y su debut con su nuevo equipo, José Serpa sigue entrenando en Bucaramanga y sus alrededores. Acaba de ganar la Clásica del Caribe y se muestra fuerte y animado para afrontar, a pedalazo limpio, el segundo semestre del año.