Gilberto Camargo Amorocho, un arquitecto y deportista bumangués lleva 23 años, junto con su grupo Caminos Reales de Colombia, por los senderos y montañas de Santander, emprendiendo travesías por pueblos del departamento y del país.

Desde niño le han gustado las actividades al aire libre, “familiarmente nos inculcaron practicar deportes, llegué hasta a competir en campeonatos oficiales de la liga, pero con el tiempo y la edad uno ya no puede seguir haciendo lo mismo”, fue entonces cuando buscando nuevas formas de mantenerla misma resistencia física, vio que algo como caminar le proporcionaba lo que estaba buscando. Hacia el año 1990 se encontraba en Antioquia realizando un diplomado cundo descubrió que sus compañeros paisas caminaban y subían montañas en  grupo, exploraban nuevas rutas y se rodeaban de naturaleza. Fue así como el último domingo de octubre de 1993 decidió aventurarse a encontrar en Bucaramanga y sus alrededores senderos por donde caminar.

Girón fue el primer lugar al que decidieron ir, aplicando lo que aprendió en Antioquia hizo la invitación por prensa, reunió a unos amigos suyos y ese día salió rumbo a la Villa de los Caballeros dispuesto a llegar hasta Piedecuesta. Desde ese domingo, hace 23 años, ha logrado recorrer pueblos de Santander, Zapatoca, Contratación, Tona, Barichara, Jordán con su grupo Caminos Reales de Colombia.

Gilberto Camargo Amorocho subiendo por los caminos del Cañón de Chicamocha. / FOTO SUMINISTRADA
Gilberto Camargo Amorocho subiendo por los caminos del Cañón de Chicamocha. /
FOTO SUMINISTRADA

Precursor del montañismo
El primer grupo fue la Corporación Rastros de Santander, con el que lograron sembrar la semilla del montañismo por el departamento, actualmente son 22 grupos, 11 en Bucaramanga y 11 en pueblos del departamento.

En el 2002 logró, junto con Rastros, ser el precursor de los encuentros nacionales de caminantes, llegando a reunir a más de 330 personas en la primera gran caminata nacional, amantes del montañismo de seis departamentos: Norte de Santander, Santander, Antioquia, Boyacá, Tolima y Caldas llegaron al Valle de San José, pueblo escogido por Camargo como sede del primer encuentro de caminantes y ubicado en la provincia de Guanentá a 30 minutos de San Gil que tiene como entrada el Río Fonce y donde los cultivos de caña rodean al pueblo.

Ya se han cumplido 14 años desde ese primer encuentro nacional en el que el objetivo se convirtió en transmitir conocimientos, realizar actividades académicas dónde médicos, sicólogos, nutricionistas, fisioterapeutas resuelven dudas y al finalizar la tarde hacen trueques y ventas de recordatorios.

Compromiso con la sociedad El grupo Caminos Reales de Colombia fue fundado por Camargo en 2010 y nombrado así para hacer “un homenaje a los senderos antiguos que todavía tienen rastro o huellas de los caminos antiguos en nuestro territorio santandereano y de los departamentos de Colombia”, se consideran a sí mismos como “fomentadores del patrimonio cultural y material, hemos influido en el sentido de pertenencia, en el arraigo, en el rescate de nuestra identidad”, siendo esta una responsabilidad que poco a poco los grupos montañistas han ido adquiriendo en todo el país.

Son 45 personas las que los domingos se reúnen con sus compañeros y emprenden nuevas travesías hacia los caminos olvidados de Santander, una escuela donde historiadores hacen de guías y les enseñan las rutas patrimoniales, donde aprenden también sobre el desarrollo urbano de Santander y el poblamiento. Luego aparecieron los ambientalistas, quienes les inculcaron sobre la importancia del medio ambiente y les enseñaron a contemplar paisajes. Empezaron a “conocer los nacimientos de los ríos y la importancia de los bosques” y así mismo, a reconocer la crueldad a la que la naturaleza se enfrentaba, “veíamos cómo bosques antiguos, caminos bellísimos antiguos iban desapareciendo, se iban convirtiendo en carreteras y los bosques los iban tumbando para ir ampliando barrios”.

Para Camargo Amorocho el compromiso que tienen los grupos montañistas y caminantes solitarios del país va más allá del bienestar físico, emocional y saludable, existe una responsabilidad ambiental, cultural que tiene impacto en los colombianos y en la calidad de vida de las ciudades.

Pensar ecológico es uno de los requisitos para quienes desean ser parte de Caminos Reales de Colombia. /FOTO SUMINISTRADA
Pensar ecológico es uno de los requisitos para quienes desean ser parte de Caminos
Reales de Colombia. /FOTO SUMINISTRADA

Cosechando logros

Con los años y el esfuerzo han logrado el reconocimiento por parte de organizaciones que valoran la actividad que realizan, otros caminantes llevaron la propuesta al Senado de la República para declarar el camino de Barichara a Guane un Monumento Nacional, llegando a ser, entre los demás monumentos, casas, edificios, posadas, el primer camino declarado Monumento Nacional del país.

Debido a esto tuvieron la idea de presentar un proyecto de ordenanza ante la asamblea del departamento que “ordenara que en el departamento de Santander se deben proteger los caminos y está prohibido destruirlos”. Con el apoyo del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo pudieron realizar un inventario de 400 tramos de caminos, casi 800 kilómetros. También se sacó un libro patrocinado por la Corporación de Turismo de Santander en el que se comparten a la sociedad cuáles son esos caminos que representan a la cultura santandereana. Así mismo, se consideran vigías del patrimonio al ser quienes recorren las rutas antiguas y los empedrados, que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, y el Ministerio de Cultura declararon como itinerarios culturales y bienes de interés cultural  en el país, quienes a su vez les dieron el poder de presentar informes y quejas para la conservación de puentes y caminos.

Más que salud

El impacto de Caminos Reales de Colombia en Santander ha trascendido lo físico y la salud para lograr un cambio en la inclusión y socialización de los ciudadanos,
un efecto económico en lo pueblos cercanos y en el bienestar emocional y social.
Consideran que “el grupo es impactante porque fortalece como individuo, somos una sociedad cultivada, nacida, vivimos y morimos a través de la manipulación del miedo y cuando usted como manada en sociedad rompe los miedos, se siente segura, se siente que hay gente, y como que rompe esa incertidumbre que de pronto genera la sociedad,de pronto por eso nos volvimos manada, mucha se nos pega porque da tranquilidad”.
Sin planearlo, Caminos Reales de Colombia, Camargo y la otras 45 personas incluidas, se convirtieron en unos fomentadores del patrimonio material, del  sentido de pertenencia. Escogieron al montañismo como un tipo de vida: caminar y pensar ecológico.
Todo con el fin de que la sociedad aprecie el esfuerzo que hacen por proteger los bienes culturales y materiales del departamento.

Por Lina María Sanabria M.
lsanabria450@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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