La Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (Cdmb) abre proceso legal por contaminación de quebradas contra el asentamiento humano Hacienda Río de Oro, en Girón. El fallo prohíbe que se viertan aguas negras a las quebradas. Sin embargo, desde 2016 una tutela establece como obligación el servicio de agua para la comunidad, que aún no lo tiene, y pocos han podido construir pozos sépticos.
En 2013 se invadió este terreno que hoy es el hogar de 206 familias, y hace tres meses recibieron el primer servició público, el de luz por contador prepago. Antes la tomaban de manera ilegal del alumbrado público, a través de un empalme a una de las líneas y un polo a tierra en casa. La carga de un alumbrado público es de 220 voltios y una casa necesita 110 voltios. Por tanto, estas instalaciones ilegales conllevan a pérdidas del voltaje y una fluctuación puede dañar los electrodomésticos u ocasionar un incendio. La solución fue que la Electrificadora de Santander (Essa) instalara acometidas eléctricas y regular el consumo con contadores prepago
Para entrar al asentamiento se debe llegar al barrio Bavaria II, que es la comuna dos de Bucaramanga. Un puente vehicular con una señal de “¡Peligro, prohibido el paso vehicular y peatonal!” marca el trayecto. La otra entrada es por el puente La Hamaca, construido y bautizado por los habitantes, donde Leidy Paola Quiñonez cayó el 11 de marzo, iniciando el recorrido del puente, a seis metros de altura, se estrelló en la maleza, en vez de las piedras del río, el resultado fue un tumor en la espalda.
Este terreno pertenece desde 2014 a la Urbanizadora Hacienda Río de Oro S. A. S. Su representante legal es Luis Carlos Monsalve, quien estudia la posibilidad de negociar unas áreas con la comunidad, si esta crea una asociación de vivienda y solicita la urbanización del terreno. Sucede que luego de un estudio del suelo, un plan de ordenamiento urbano y la aprobación del Concejo de Girón para urbanizar el terreno, se obtienen servicios públicos y se pueden realizar proyectos de construcción.
Juan José Gómez, abogado de la Secretaría de Vivienda de Girón, indica que se hace un censo como control permanente para evitar sigan invadiendo el terreno. “Aunque es un bien de propiedad privada, desde la Administración Municipal debemos garantizar que no lleguen más familias y se establezcan, porque hay muchas zonas que están declaradas en alto riesgo”, explicó el funcionario.

Recuperación del predio
El presidente de la junta de acción comunal de Hacienda Río de Oro y representante de la Mesa de Participación de Víctimas de Girón, Giovanny Beltrán, ha llegado hasta el Senado de la República defendiendo a su comunidad. Cuenta que le ganaron dos tutelas al Municipio; en una un juez ordenó se haga un estudio para saber si el terreno es apto para el servicio público y en otra, la Alcaldía debe visitar regularmente la zona y suplir el agua con carrotanques.
En 2013 se ordenó la recuperación del predio y se comisionó la inspección de policía para que se diera el desalojo. “Llegaron uniformados del Esmad, 70 policías y 150 carabineros. No venían ni con la Defensoría, Procuraduría, ni Defensa Civil”, narra Beltrán. Él mismo corrió a su casa, sacó una pimpina de gasolina, se la echó encima y tomó un encendedor. “Lo hice porque estaban maltratando a la comunidad, en especial a las mujeres. Les pedí trajeran a la Defensoría del Pueblo y llegó Lucy Pabón, delegada de la institución”. Ella abogó porque gran parte de la comunidad son víctimas desplazadas por la violencia y la Alcaldía de Girón no tiene donde reubicarlas.
El plan fue hacer una reubicación provisional dentro del asentamiento a las familias que se encontraban cerca al talud. Sin embargo, Gómez explica por qué no se pudo hacer: “Las mismas familias que había se segregaron para ocupar los terrenos que estaban libres. Ahora, la comunidad nos pasó una carta manifestando que no querían que hiciéramos control, que nos impedían el acceso y que no se responsabilizaban por la seguridad de los funcionarios que estuvieran allá”. Añade que los empleados de la Alcaldía de Girón deben entrar a Hacienda Río de Oro con Esmad y policías debido a amenazas de muerte y daños a las camionetas de los funcionarios.
Giovanny Beltrán, líder de la comunidad. / FOTO SILVIA JULIANA TARAZONA ARDILA
La necesidad conlleva a la organización
Los habitantes están organizados bajo una especie de estatutos, como lo hacen los conjuntos residenciales. Por ejemplo, María Rosario Ortiz, propietaria de la primera casa, detiene cualquier vehículo desconocido que quiera ingresar sin ser anunciado. Como llegar a la vía Palenque – Café Madrid tarda cerca de 20 minutos caminando, Luis Francisco Rodríguez tiene una camioneta azul en la que de lunes a viernes transporta a los niños hasta la vía para que asistan al colegio.
Betty Elena Ruiz tiene una chaza de venta de minutos, dulces y recargas para las tarjetas de la luz. Su negocio es el punto de encuentro de todos los vecinos en caso de emergencia. “Los que más recargan son los de las tiendas, consumen 20 mil pesos día por medio, las familias más pequeñas recargan dos mil pesos para ocho días y otras de cuatro integrantes recargan cinco mil pesos para el mismo tiempo”, explica la vendedora.
El constructor es Alcides Serrano, dueño de una parcela cerca al asentamiento y quien dirige los arreglos de las casas de Hacienda Río de Oro. Por estos días ayuda a su tío Teomiro Serrano, un campesino que llegó hace ocho meses al asentamiento y compró la posesión de un área de siete por 15 metros cuadrados en 10 millones de pesos. “Me vine del campo porque enfermé y tuve que hacer un cambuche, así viví seis meses porque me llegó un dinero y compré el terreno”, contó Serrano.
Algunas zonas del asentamiento están en alto riesgo de derrumbe; al pisar las tablas de los puentes estas parecen partirse, y la seguridad es nula. Giovanny Beltrán explica que “una vez usted entra al barrio está protegido, aquí no dejamos entrar a los ladrones o marihuaneros”. Asimismo, les incomoda la presencia de políticos que llegan tanteando el terreno para sus campañas. “Esa Nubia López llegó con 50 tablas y se autoproclamó la madrina de la comunidad. Salimos a votar por ella, pero ganó y no ha vuelto a aparecer”, cuenta el tendero Jesús Ortega.
Por: Silvia Juliana Tarazona Ardila
starazona551@unab.edu.co