Residentes de la vereda La Fuente, de la Mesa de los Santos, se quejan por la contaminación ambiental y los malos olores que se presentan, debido al mal manejo por parte de las 371 granjas avícolas que existen en la zona.
Pese a que este tipo de granjas son una alternativa para disminuir el desempleo en Santander, alcanzando a generar hasta 120 mil vacantes, está representando un problema a la comunidad, ya que se genera contaminación especialmente por el mal manejo de la limpieza de los sitios, lo cual ha llegado, incluso, a afectar el ecosistema con la proliferación de moscas, los malos olores y la caída de aguas contaminadas a las quebradas La Honda y La Lejía. Dichas fuentes hídricas no solo proveen el líquido a la comunidad, también caen a los saltos del Duende y del Mico, sitios turísticos por tradición.
Según Rómulo Pedraza, fundador de la Asociación Comité Cívico Pro Desarrollo de la Mesa de los Santos (Compromesa), “las granjas avícolas están utilizando químicos no amigables con el medio ambiente, para desinfectar y descomponer los animales muertos, y así economizan dinero”.
Síntomas como irritación en los ojos e infecciones y oídos son cada vez más frecuentes en los trabajadores, como asegura Pedraza. Lo anterior, además, les ha generado afectaciones como él.
Este tipo de sustancias han provocado en los habitantes y trabajadores irritación en los ojos, problemas pulmonares y auditivos, y han provocado en otros lo que se conoce como pterigión o crecimiento de carnosidad o tejido al interior del ojo.
En una visita que realizó Periódico 15 a varias granjas avícolas de La Mesa de los Santos, los trabajadores expresaron que, aunque se hace control de desechos por parte de las autoridades, “es normal este tipo de olores y el aumento de moscas, debido al compost orgánico que se hace para la descomposición de los pollos que mueren en el proceso”. Sin embargo, este control solo se realiza una o dos veces al año.
A pesar de que estos establecimientos tienen normas de sanidad para la entrada a los galpones, no cuentan con un lugar adecuado donde puedan guardar el compost. La elaboración de la pollinaza, mezcla entre restos de pollos muertos y la gallinaza, en ocasiones alcanza hasta los 30 centímetros de altura y esto atrae las moscas, especialmente, como cuentan los empleados del lugar.
Carlos Alberto Forero, trabajador de una de las granjas, afirma que una de las soluciones es, “por medio del tamo, hecho con las cáscaras del arroz, se mantiene la humedad y se evita que salgan los malos olores producidos por el excremento de los pollos, esta proporciona además comodidad a los pollos, haciendo que sea una buena cama para ellos”.
Por tal motivo, a pesar de que cumplen con las medidas respectivas para prevenir este tipo de daños, denuncian que algunas empresas, no cumple con estas normativas y que ha tenido varias demandas, pues el olor que emana llega hasta las demás granjas y es la principal contaminante del ecosistema del municipio.
Qué dicen las autoridades
A través de un comunicado de la Corporación Autónoma regional de Santander (CAS), Carlos Duque González, asesor nacional para asuntos ambientales de la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi), expresó que son conscientes de los deberes que tienen los productores con las autoridades ambientales, por eso existe un trabajo de asistencia técnica. “Si hay algún productor que no está haciendo bien las cosas, entramos rápidamente a apoyarlos para que realicen bien los procesos”.
Frente a las declaraciones del funcionario, los residentes de La Mesa de Los Santos no quedaron satisfechos. Pedraza declara que “no se ha visto el control en estas granjas avícolas, pues desde hace más de 20 años el medio ambiente se ha visto más afectado y la cantidad de este tipo de granjas siguen aumentando”.
Calidad del agua
Desde el 2015, la Gobernación de Santander trabaja en la construcción del Acueducto del Chicamocha, que proporcionaría agua de calidad a los habitantes de la zona. Sin embargo, este solo ha avanzado en un 45 % de su construcción y aún faltan 15.000 millones de pesos para que se finalice.
Pedraza afirma que al estar contaminadas las quebradas por las empresas avícolas, solo quedan las aguas lluvias, de cisternas y pozos profundos, pues las corrientes subterráneas no han sido valoradas para saber si están también contaminadas.
Es por esto que las administraciones municipales de Los Santos y Piedecuesta envían tanques de agua traídos del río Manco y Los Curos para abastecer a la población. Los tanques solo tienen capacidad que va de los 15.000 y 25.000 litros y tienen un costo entre 250 mil y 350 mil pesos, que se dividen entre los que reciben el agua.
Sumado a lo anterior, la comunidad afectada resalta que esto también ha traído un problema al turismo. “Los olores nos están afectando, y así ningún turista va a querer visitarnos”, expresó Pedraza.
Omar Alfonso Morales Galindo, subdirector de la CAS, dice que se han atendido varias quejas sobre el caso y se está tratando de adelantar procesos para el beneficio de la comunidad, pero “estas situaciones requieren de tiempo para resolverse en su totalidad”.
La comunidad pide a las autoridades ambientales ejercer mayor control a los procedimientos de compostaje y almacenamiento de los pollos, para que de esta manera el ecosistema y la salud de las personas del lugar no se vea afectado.
Por Jessica Tatiana Hernández Estrada
jhernandez392@unab.edu.co
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