Ya han pasado más de dos años y el Tercer Carril no está terminado. Desde enero del año pasado, la comunidad del barrio Diamante II se ha visto afectada por las distintas obras que se llevan a cabo en esta zona residencial, ocasionando inconvenientes como el ruido de los carros y la polución en el aire.

Estos problemas se presentan debido a que el tráfico, que anteriormente pasaba por la carrera 24 para tomar la autopista hacia el sur del área metropolitana, fue redirigido hacia la avenida 89, la cual es la entrada principal del Diamante II, ocasionando un aumento significativo en la inseguridad e intranquilidad del lugar.

José Ramón Toscano Mariño, miembro de la Junta de Acción Comunal (JAC) que fue elegida en abril del 2016, comentó que desde que la Secretaría de Infraestructura de la Gobernación decidió cerrar el cruce que existía en la carrera 24 (la que pasa por el frente de la escuela ‘1, 2, 3 Por Mí’), ha aumentado el flujo vehicular en el barrio y por lo tanto problemas como robos a las casas y atracos, “ya hasta se robaron varios metros de cable que eran utilizados para conectar el sistema de alarmas”.

Con respecto al tema de la polución, Toscano Mariño dijo que por el aumento del flujo vehicular, más que todo en la avenida principal, la cantidad de humo de los automóviles que tienen que soportar, además del polvo que traen las construcciones, conlleva un riesgo para la salud y más por el hecho de que la mayoría de la comunidad son niños y ancianos.

La Secretaría de Infraestructura realizó a inicios del 2016 unos acercamientos a la comunidad para socializar los proyectos que se tenían previstos (dentro de los que estaban los cambios en el flujo vehicular del sector), en donde participaron alrededor de 50 personas. A raíz de este suceso se creó el comité que estaría al tanto de las negociaciones con el secretario Mauricio Mejía Abello, conformado por 12 miembros de la JAC del Diamante II.

Según Ramón Toscano, los problemas iniciaron en enero del año pasado cuando solo 5 de los 12 miembros de la JAC, fueron quienes estuvieron al tanto de las negociaciones con la Secretaría de Infraestructura de la Gobernación, en cabeza de Mejía Abello, cuando se tenía planeado hacer una rotonda en el parque frente a la iglesia Divino Salvador Salvatorianos, lo que pudo ocasionar la tala de varios árboles y la demolición de unos juegos para niños que hay en el lugar, “a la semana de que el comité estuviera dialogando, se fueron solo cinco de los miembros a negociar no sé qué, luego llegaron con la concertación y aprobaron que se tumbara el parque”.

Sin embargo, el presidente de la JAC, Luis Edgardo Sarabia Pedraza, afirmó que, sobre esta situación, fueron dos personas quienes accedieron a firmar los acuerdos mencionados, “aquí el proyecto de la glorieta se firmó solo en presencia de dos miembros de la junta que estaba antes de la nuestra”.

Luego de un periodo de negativas por parte de la comunidad a través de cartas, reuniones y marchas, se logró que el proyecto de la glorieta quedara congelado, ya que según el ingeniero de la Secretaría de Infraestructura de la Gobernación, Leonardo Dueñez Gómez, “la glorieta que se tenía pensada hacer está fuera de discusión debido a las protestas por parte de los habitantes del barrio”.

Dueñez Gómez comenta que si bien la redoma fue una opción que tomaron para mejorar la movilidad de quienes entran y salen del Diamante II, se tienen dos alternativas más, como recuperar la avenida 87, que pasa por detrás del ‘1, 2, 3 Por Mí’, lo que aligeraría el tráfico vehicular en la entrada principal del barrio, o colocar un semáforo en el cruce de la calle 83.

No obstante, la comunidad también presentó una propuesta con estudios (por petición de la Secretaría de Infraestructura de la Gobernación), en la que se pedía colocar un cruce elevado por la carrera 24 hacia la autopista, para que las personas que fueran hacia Floridablanca no ingresaran al barrio, como anteriormente se hacía. A pesar de ello, la idea fue rechazada por ser inviable, ya que habría sobrecostos que perjudicarían a las obras, como lo comentó Toscano Mariño, “ellos nos dijeron que ese puente elevado era inviable, primero por costos (entre 20 y 25 mil millones de pesos) y segundo, porque era imposible construirlo”.

Toscano también manifestó que como ve el progreso de la obra con todos los problemas que se han generado desde hace un año, pareciera que “no hubiera planeación seria y que todo se ve como si estuvieran construyendo sobre la marcha”.

Hasta el momento y según el presidente de la JAC, Luis Sarabia, solo se ha llegado a un acuerdo entre la comunidad y la Secretaría, en el que se deberá hacer un conteo bajo las condiciones reales para observar la cantidad de carros que entran y salen del Diamante II, con el fin de ver cuál de las propuestas planteadas es la más viable tanto por costos como por tiempo de ejecución, “estamos esperando a que concluya la obra para reunirnos y mirar los pros y los contras”.

La Secretaría de Infraestructura de la Gobernación tiene planeado que el conteo se haga en el transcurso del mes de marzo y que todo sea entregado en mayo de este año.

Por Kevin Yozic Pedraza H.
Kpedraza@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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