En medio de la etapa que se vive en el país por la incertidumbre frente al proceso de paz que busca la terminación del conflicto armado con las Farc y que dejaría alrededor de 8 mil hombres y mujeres desmovilizados, 650 empresas le han abierto las puertas a los colombianos en proceso de reinserción. A pesar de que esta cifra indica un avance significativo, ya que los empresarios comenzaron a diseñar esquemas de responsabilidad social que generan empleo, aún queda el reto de bajar los índices de estigmatización.
Según cifras de la Agencia Colombiana para la Reintegración, ACR, entidad encargada de impulsar el retorno de la población desmovilizada a la legalidad, entre 2002 y 2016, un total de 49.407 personas se han reintegrado en el país y en la actualidad 20 mil continúan en el proceso. Sin embargo, la reintegración no garantiza que quienes decidieron dejar los grupos armados ilegales consigan trabajo y obtengan su sustento económico. Así lo explica Luis Ronald García Vargas, coordinador de la ACR Santander.
“Nosotros no generamos vacantes, ni somos una bolsa de empleo, lo que hacemos es formar, crear herramientas y desarrollar habilidades para que ellos puedan progresar como cualquier ciudadano del común. Tampoco pedimos que por ser desmovilizados les den preferencia, lo que queremos es que les reciban las hojas de vida y los traten igual que a los demás”.
Para García Vargas este proceso no es solo del desmovilizado sino de las comunidades en general. “Más de 27 mil integrantes del proceso han aportado 80 horas de servicio social con esto demuestran que ellos lo que quieren es aportar y así baja la estigmatización, pero es necesario que el colombiano entienda que son seres humanos que quieren rehacer sus vidas en la legalidad”, indica.
Panorama en Santander
En Santander, 2.162 personas ingresaron al proceso de reintegración con la ACR, y actualmente 700 siguen en el mismo. En materia de oportunidades laborales, de las 81.754 empresas activas del departamento, hasta el momento solo 30 emplean a quienes decidieron dejar las armas y regresar a la vida civil.
Respecto a la baja participación del sector empresarial, Juan Camilo Beltrán Domínguez, presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Bucaramanga, manifiesta que “Santander, históricamente, no es una región que haya tenido buena receptividad frente a los temas de inclusión laboral de reinsertados, nos falta todavía bastante cultura”. Asimismo, agrega que el empresario de la región debe asumir un rol mucho más flexible en torno a la vinculación de personas que vienen de diferentes partes del conflicto pues considera que es determinante para lograr verdadera paz en el país.
Por su parte, Alejandro Almeida Camargo, director ejecutivo de Fenalco Santander y presidente del Comité de Gremios, argumenta que el comercio juega un papel fundamental en la reinserción.
“En Bucaramanga se puede decir que seis de cada diez habitantes los emplea el comercio, es decir, el 60%, lo que significa que el comercio, indiscutiblemente, tanto en Bucaramanga, en Santander y desde luego en Colombia, es determinante en la inclusión de quienes quieren estar en la vida laboral, en la vida cotidiana”.
También sostiene que es necesario generar campañas de concientización y que el gobierno gestione algún tipo de incentivo tributario para que los empresarios abran las puertas de sus negocios y den esas segundas chances a quienes dejaron los fu- siles.
Ejemplo para el país
Labores Verdes Ambientales, empresa de aseo de Floridablanca, es una de las que emplea a excombatientes y que desde el 2012 le ha dado la oportunidad a más de 100 colombianos que se acogieron al proceso de reintegración a la sociedad, de los cuales 19 trabajan actualmente.
Aunque no recibe ningún beneficio por el aporte social, pues paga impuestos como cualquier otra, Esmeralda Prada Ardila, su gerente, expresa que la satisfacción es aportar un grano de arena para la paz del país.
Freddy Hernán Barajas, desmovilizado del Frente Walter Sánchez del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, y uno de los trabajadores de esta empresa de aseo, inició como operario en 2015 con la idea de mejorar la calidad de vida de él y de su familia. Aunque lo ha logrado y hoy es supervisor, afirma que este proceso no fue fácil.
“Cuando estuve buscando trabajo fue difícil, me rechazaban por mi situación y no pude conseguir nada formal. Hay muchas empresas que discriminan, cargar con este estigma no es fácil y la verdad no pensé que hubiera un lugar con esa perspectiva de poder ayudarnos laboralmente, que nos acogiera de la manera tan buena como lo han hecho acá”, comenta.
De igual modo, José Manuel Ortiz, exintegrante del mismo bloque y desmovilizado hace 11 años, encontró un puesto en la firma de construcción Estructuras Par, con el tiempo estudió construcción y finanzas, salud ocupacional y supervisión de obras civiles, a la fecha ya tiene 10 años de experiencia. “A mi la empresa me contrató sin yo saber nada de construcción. Ahí fui aprendiendo en el camino, estudié, me capacité y por eso he salido adelante. Me aceptaron sin importar el pasado, eso es lo que deben hacer las empresas”, cuenta Ortiz.
Pese a que estos desmovilizados encontraron opciones laborales saben que no todos cuentan con oportunidades. Por esta razón, expresan el deseo de que en Santander aumenten los espacios de trabajo para colombianos en su condición.
“Conocí a muchos muchachos que al igual que yo están agradecidos con la empresa, todavía me los encuentro y me dicen que los ayude a volver, que quieren trabajar otra vez acá. Deberían haber más empresarios que sean incluyentes”, señala Freddy Barajas.
A su vez, José Ortiz enfatiza que “la paz no se trata de hablar cháchara ni de hablar bonito, la paz es cumpliendo. Esas instituciones que reciben al personal, sea desmovilizado o no lo sea, sí le están apostando a la paz”.
Superar la informalidad
Si bien es cierto que hasta el momento el 74,2% de las personas en proceso de reintegración están ocupadas, solo el 30,6% tiene trabajo formal.
Al respecto, García Vargas asegura que a pesar de ser complicado, desde la ACR se está diseñando un plan con los empresarios para que las personas encuentren empleo en lo que real- mente se formaron. “Creo que en Santander tenemos una alta tasa de empleabilidad y eso beneficia al proceso de reintegración. Lastimosamente esa empleabilidad es en su mayoría mano de obra informal y lo que buscamos es que si un desmovilizado estudia Mecatrónica en el Sena salga a trabajar en eso y no que resulte como ayudante de construcción o en otras áreas”, añade.
Por Jhon Jairo Ballesteros C.
jballesteros343@unab.edu.co