El herbario del Jardín Botánico fue una de las zonas con mayores problemas. Funcionarios de la Cdmb manifestaron que una de las causas fue la disminución del caudal del Río Frío, lo que produjo un taponamiento de la bocatoma que abastece de agua el Jardín Botánico. Este periodo de cierre también lo utilizaron para el mantenimiento de lagos, jardines y el aviario.
La Cdmb aseguró que ha realizado acciones para mantener el lugar en buen estado, las cuales se evidencian en el Plan de Conservación para la Cavanillesia chicamochae y el Plan de Conservación para las especies Zamia encephalartoidesy Z. incognita.
De igual forma, según el Plan de Acción de dicha corporación, el Jardín Botánico Eloy Valenzuela se fortalecerá con el aumento de las colecciones de plantas y, además, con algunos programas integrales que están orientados a la conservación de las especies de fauna y flora que están en peligro de extinción.
¿Qué pasó con las otras zonas naturales?
El ambientalista y visitante del Jardín Botánico, Jesús Franco Mórelo, manifiestó que hay zonas del Jardín Botánico que deben restaurarse. Además, que existen otros lugares como el Cañón de las Iguanas, ubicado en la vereda Chocoa, a hora y media de Girón, en donde no hay presencia de las autoridades. Esta vereda ya se había contemplado como el nuevo lugar en donde se ubicaría el relleno sanitario El carrasco, pero el Tribunal Administrativo de Santander dio un fallo, el año pasado, a favor de la comunidad de Girón que interpuso una acción popular, que buscaba proteger los derechos de los residentes.
Por otra parte, Franco Mórelo, explicó que “cuando las autoridades llegan tienden a privatizar los lugares, comienzan a meterle mano, a «embellecerlos” y, posteriormente, los abandonan, y ese embellecimiento sin mantenimiento hace que se deteriore bastante y solo se pierde la esencia del lugar”.
Además, afirmó que aunque es deber de las autoridades ambientales velar por la protección de los recursos de estos lugares, hace falta mayor educación y conciencia ambiental por parte de los visitantes, para que durante su permanencia no dejen residuos. “Las personas también deberían aportar. Se podría buscar apoyo y crear quizá cooperativas independientes del Estado que se limiten a enseñar a la gente, a mostrarle todos los lugares que tenemos y a explicar la importancia de conservarlos”, manifestó Jesús Franco.
“Hacen falta leyes ambientales”
Si bien es cierto que la falta de compromiso por el medio ambiente es un factor que contribuye al deterioro de los recursos ambientales, también es evidente que la minería y otras actividades realizadas por las personas impiden su sostenibilidad.
La ingeniera ambiental, Marilyn Agámez Rojas, afirmó que aunque en Colombia existen leyes que buscan minimizar los impactos que atentan en contra del medio ambiente, el marco legal no es tan rígido como debería. “Hacen falta leyes ambientales. En muchas ocasiones no se hace un debido plan de manejo ambiental a las reservas. Si se hiciera, se podría tener un mayor control”, expresó la ingeniera. En los artículos 8, 79 y 80 de la Constitución Política de Colombia se hace énfasis en la importancia de que los ciudadanos gocen de un ambiente sano, por lo que es deber del Estado mantener en óptimas condiciones estos sitios.
De igual forma, Agámez Rojas explicó que es necesario priorizar estos espacios ecológicos (en donde hay especies vegetales, animales y complejos geomorfológicos), y que esto se puede hacer estudiando las licencias ambientales que se soliciten, de manera que se pueda verificar que no haya una afectación directa al ecosistema. También recalca que se deberían “generar programas de gestión interinstitucional para la conservación y manejo de los ecosistemas, desarrollando acciones de manejo de acuerdo a la zonificación ambiental, que contribuyan a prevenir y mitigar el impacto y a restaurar aquellas áreas afectadas de manera antrópica”.
Por Maira Alejandra Orozco Díaz
morozco16@unab.edu.co