Kiara María Atria Peñalosa migró a sus 21 años. Ella es comunicadora social con énfasis en periodismo, es hija, hermana y fundadora de la cuenta en Instagram ´Qué Hacer Bucaramanga´, que todavía tiene a su cargo.
Al culminar los estudios académicos decidió venir a Colombia, “cuando se está allá uno piensa en sacar una buena universidad y tener buenos estudios”. Terminó clases en julio de 2016 en la Universidad Católica Andrés Bello ubicada en Caracas, donde vivía con su hermana mientras realizaban sus pregrados. Las opciones para los habitantes de Venezuela, a pesar de ir a la Universidad son diferentes, “en otros lugares un joven tiene la oportunidad de viajar, comprarse una casa, un carro”, metas que ella y su hermana vieron limitadas.
Cuando solo pudieron comer carne una vez a la semana, sintió de manera directa el apretón de la economía, “no se podía exceder en la ración diaria porque sino los otros días no comías”.
En diciembre concluyó su contrato y en enero de 2017, después del cumpleaños de su padre, inició el viaje a Bucaramanga con 20 dólares ($60.000) como capital. El 24 de enero armó su maleta, “literal, cuando migras tu vida debe caber en una maleta”, pero fue el 29 de enero que empezó su recorrido por tierra hasta San Cristóbal (capital del Estado Táchira) y llegó a San Antonio, “cuando estaba en el puente arrastrando mis dos maletas enormes, en ese momento fue que empecé a llorar y dije: mi vida está a punto de cambiar”.
En el nuevo país
En su viaje a Colombia la acompañó su mamá, Ludy Peñalosa, Kiara recuerda que traía un morral lleno de bolívares, “toda mi liquidación de dos años de trabajo se convirtieron en $90.000 que se quedaron en el transporte, el taxi y dos arepas en el páramo”.
Arribó a Bucaramanga el 1 de febrero con la ventaja que tenía un techo y un plato de comida seguro, pues llegaba a vivir en casa de un tío y el abuelo materno.
En la ciudad empezó a buscar ofertas de trabajo y enviaba hojas de vida a bolsas de empleo, durante mes y medio no laboró. En Bucaramanga empezó como vendedora en una tienda de almohadas, también con su tío pegaban etiquetas para los vasos de piñatas, “teníamos que pegar 6000 vasos al día y nos pagaban $18000 por eso”.
Después de un mes y medio de realizar cualquier labor, un día en Internet leyó una pauta que anunciaba la necesidad de comunicadores, Kiara envió su hoja de vida y quedó contratada en Salma Agencia de Publicidad en la cual sigue ejerciendo y es la encargada de crear contenido.
Un nuevo comienzo
Durante el tiempo que no consiguió empleo tomaba fotos a todo lo que veía y le gustaba porque para ella era novedoso.
Con el material que capturó creó una cuenta en Instagram, “con redes soy muy buena, para mí hacer crecer una red social no es complicado”. Conocía la dinámica digital y tras buscar páginas que tuvieran información detallada sobre restaurantes, sitios turísticos o eventos culturales que fueran de bajo costo y le permitieran conocer en la ciudad, y al ver la carencia, decidió crear Qué Hacer Bucaramanga.
Este espacio tiene como fin “difundir lugares, eventos y curiosidades de la ciudad”, la dio a conocer con los dueños de restaurantes y le permitió ir a eventos, “de los sueños que yo metí en la maleta, jamás me imaginé que eso llegara a pasar”.
En la actualidad su página tiene aproximadamente 28 mil seguidores y la mantiene porque le gusta informar a los demás sobre los eventos que hay en la ciudad, “publico sobre lugares y trato siempre de responder las preguntas de periodismo para poner la mayor información posible”, también para motivar a los bumangueses a cambiar la idea de que “en Bucaramanga no hay nada”.
Esta una de las historias de los 381.735 inmigrantes venezolanos en situación de regularidad que hay en el país, según un informe entregado por el Organismo de las Naciones Unidas para las migraciones en el mes de julio del presente año.
Por Azarith Acuña Gómez
macuna308@unab.edu.co