Los pasillos de urgencias se vuelven angostos con la invasión de camillas y en medio de la falta de espacio empieza a escasear el aire. Sobresale un hombre sentado con el ojo morado y el parpado hinchado, pacientes en recuperación, familiares en espera, y en la sala de consulta externa los bebés se hacen sentir con su llanto. Aunque el tiempo parece detenerse, es un día más en el Hospital San Juan de Dios.

Este hospital es una Empresa Social del Estado (E.S.E) de nivel dos, es decir, cuenta con más equipos, especialistas y servicios para la comunidad. Por la importancia que representa para usuarios y trabajadores, se han hecho propuestas, peticiones y hasta eucaristías para evitar que la institución cierre sus puertas de forma definitiva.

Las deudas

El desequilibrio financiero que posee la institución se vincula a las deudas que tienen las EPS con el hospital. Al ser público de segundo nivel, trabaja por evento, es el tipo de contratación en donde todo paciente que llegue debe ser atendido y los servicios que se le presten se facturan y cobran a la entidad que pertenezca.

Ese es el pago que está en mora. Natalia Ojeda dijo que las EPS deben “17 mil millones y las que más adeudan son Emdisalud, Salud Vida y Cafesalud”.

En la última rendición de cuentas con vigencia 2016, la cartera con Emdisalud era de más de 1.710 millones de pesos, las de Salud Vida y Cafesalud de más de 1.675; ahora las dos primeras tienen una deuda que sobrepasa los 2 mil millones de pesos; Cafesalud ya entró en liquidación (ahora es Medimás EPS) y es su deber jurídico saldar la deuda con el hospital.

Las EPS están incumpliendo con la Ley 100 de 1993 que les dio origen y las dejó como intermediarias entre el Estado y los hospitales. Son quienes poseen el dinero, hacen el recaudo a los usuarios y deben pagarle a los hospitales por los servicios que les prestan.

Víctor Guillermo Taboada Acuña, coordinador del Centro Regulador de Urgencias (CRU) de Santander, afirmó que en estos casos la Secretaría de Salud departamental lo que puede hacer es “una intervención ante la gerencia, los entes que están cobrando y pagando, las EPS”. Sin embargo, la gerencia del hospital afirma que regularmente las EPS no quieren conciliar para así dilatar la deuda, lo que con el tiempo afecta la actividad de los hospitales públicos.

La institución ha estado siguiendo un cronograma para cobrar las carteras, pero no ha sido efectivo por lo que han tomado la decisión de iniciar trabajos jurídicos. “Ya no podemos más, la verdad es que tratamos de llevar todo en buenos términos para no afectar la operación, pero llegará un punto donde no vamos a poder”, manifestó Natalia Ojeda.

La falta de dinero ha hecho que el hospital no cumpla con sus obligaciones financieras. “Nosotros le debemos a proveedores 14 mil millones de pesos, son deudas que vienen desde 2010”, aseguró la gerente.
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Saneamiento fiscal

El 31 de mayo el hospital fue declarado en alto riesgo por el Ministerio de Hacienda. Al estar en esa situación, tuvo 60 días para presentar su Programa de Saneamiento Fiscal y Financiero, que tiene como objetivo la búsqueda de estrategias para pagar la deuda y seguir una operación corriente donde se vuelva sostenible.

La gerente le dijo a Periódico 15 que plantearon “aumentar la venta con nuevos servicios como el de cuidados intensivos y gastroenterología; minimizar sobre todo de urgencias, que hay servicios que no están siendo rentables para la institución”, además de un capital de trabajo y recuperación de cartera.

No es la primera vez que pasan por este proceso, en 2014 iniciaron un programa que terminaba este año. Ahora deben esperar, puesto que su propuesta pasa por manos de la Secretaría de Salud departamental y luego por el Ministerio de Salud, quien determina si es o no viable.

Calidad para todos

Existen dos tipos de vinculación en el hospital, una es de personal de planta y otra es por contratación. Esta última la conforma el personal que se encarga de suministrar la empresa Integra Salud, la cual asume el pago oportuno de los trabajadores, aunque el hospital les deba.

Margarita Pinto, jefe de la oficina de Calidad, asegura que el personal médico general, auxiliar de enfermería, instrumentación quirúrgica y los del área administrativa no tienen demoras en el pago de su sueldo, sin embargo, vale la pena recalcar que existe el personal de planta que son alrededor de 36 personas y que aunque los más de 177 trabajadores vinculados a Integra Salud estén al d ía, el hospital debe esos salarios.

Además, Pinto Díaz manifestó que “hay cosas que no tienen que ver con el tema de la crisis y es el comportamiento ético”. Agregó que frente al escenario financiero que afronta el hospital, son los trabajadores quienes deben continuar aportando con lo que saben hacer y de la mejor manera posible.

La importancia

Con un posible cierre los más perjudicados serían los usuarios, sobre todo aquellos que son remitidos de otros municipios.

La jefe de la oficina de Calidad del hospital cuentó que esta institución realiza “atención sin barreras, es una premisa dentro del proceso de atención, me llega el usuario enfermo, yo tengo que atenderlo independiente del régimen al que pertenece”.

Les prestan servicios a cerca de 300 mil usuarios de más de 10 municipios, incluidos Betulia, Cepitá, Girón, Lebrija, Zapatoca y Los Santos. Tienen a cargo el 33% de la población subsidiada de todo el departamento y el 16% de la Población Pobre No Asegurada (Ppna).

Martha Caños, acompaña a su mamá a consulta de medicina interna dijo que “si llegan a cerrar, uno queda fregado, mucha gente en Piedecuesta”, pues en ese municipio no cuentan con los especialistas que tiene el Hospital San Juan de Dios.

Es el único hospital público de segundo nivel que tiene especialistas 24 horas en el área metropolitana. “De no estar nosotros tendrían que ir directo al Hospital Universitario de Santander (HUS) que iría a colapsar porque ya atiende demasiada gente y nosotros le hacemos como un filtro a esa población”, aseveró Ojeda.

Aunque la situación del hospital es poco alentadora, quienes lo conforman saben que representa la posibilidad para que la población vulnerable, aquellos que no cuenten con el Sistema de Selección de Beneficiarios Para Programas Sociales (Sisbén), tengan un lugar donde los atiendan y les den solución a sus estados de salud, por esto que la gerente declaró: “el hospital no lo vamos a cerrar, vamos a hacer hasta lo imposible para que no se cierre, seguiremos prestando los servicios y atendiendo a todo el mundo”.

Por Karen Julieth Sánchez D.

ksanchez814@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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