Por María José Parra Cepeda / mparra191@unab.edu.co

Cuando se habla de cumbia la primera pregunta que usted se hace es: ¿De cuál cumbia me habla? Me gustaría pensar que su pregunta va por la línea de creer que existen subgéneros y que cada artista es libre de hacer con estos lo que se le antoje. Aunque, aquí entre nos, sabemos que de primerazo eso no fue lo que pensó. De seguro su duda va más por el lado de si hablamos de la cumbia bumanguesa, de barrio, de esa que desde hace rato se baila y se escucha por acá.

La cumbia nació en el Magdalena y desde allí se abrió su paso hasta La Patagonia. En Perú combinaron rock y ritmos nativos con cumbia, y arrancó la cumbia peruana. En el país que vio nacer y morir al duro de duros, Rodolfo Walsh, mezclaron las teclas del piano y las cuerdas de la guitarra y se dio la cumbia villera. Y así en cada país de Latinoamérica se repite la historia de mezclar instrumentos con distintos géneros musicales. Me gustaría creer que entendemos, más o menos, por dónde va la cosa. La cumbia no nació ayer. No fue soplar y hacer botellas. Esta vaina se viene cocinando desde hace tiempo, para ser precisos, desde mediados del siglo XX.

Pero en Bucaramanchester muchos escuchan en bucle la canción «ew, guacala la cumbia». La tocan y entonan con un poco-bastante de clasismo, desconocimiento y falta de criterio. Ahora, cada quien puede opinar lo que quiera de algo o alguien, pero mano, hablar por hablar, desde la estupidez y no los argumentos, es jodido. Yo solo necesité una clase de baile, un conversatorio de dos horas y un grupo que, como es debido, canta y goza la cumbia, pa’ entender cómo es la vuelta.

La cumbia mezcla todos los géneros. También nos reúne a todes. Sí, así como lee, hasta a los que se creen de mejor familia (porque en este país sí que nos encanta hablar de «clases»). Justo por estas épocas quién no se alegra con una canción de Pastor López, Armando Hernández o Rodolfo Aicardi. Pues esos manes lo que hicieron fue cumbia, en una época en donde no había música de «ñeros». Escribieron versos alegres, pero muchos otros que reflejaban las difíciles condiciones económicas y sociales, que no han cambiado.

Entonces, lo que ha pasado, como ya pasó antes, es que la cumbia va evolucionando. Y resultado de esto están bandas como, Villa Tropical, que conocí en el evento «400 beats de Bucaramanga para el mundo». Un grupo integrado por una empresaria, un pintor, un psicólogo y un conductor, cuyo propósito es contar historias que otros géneros no llegan a tocar. El poder de sus letras y la pasión se siente en canciones como “Amor prisionero”, que nació de una conversación, entre dos mujeres, que hacen fila para entrar a la Cárcel La Modelo y visitar a sus amores, privados de la libertad.

No hay que ser un genio para saber que el agua moja, tampoco para entender porqué a la cumbia la miran de ladito, de soslayo: por sus letras. Muchos otros géneros (muy famosos y exitosos) hablan de temas «problemáticos» con la tripleta: sexo, drogas y alcohol. Pero es que la cumbia se ha atrevido, ya desde hace mucho tiempo, a hacerlo desde los barrios, con ritmos populares (de la gente) y con historias que muches preferimos ignorar y despreciar. Nos bailamos cuanto vallenato, merenge, reguetón o salsa bien machista y racista, pero nuestra cumbia ¡fó!

Así como de seguro le dió la oportunidad a grupos como Damas Gratis en Argentina, Los Maravillosos De José Villanueva en Perú o solistas como Natalia Lafourcade en México, dele play a Saul Naranjo, Richi Oviedo, Grupo Enkelé o Grupo Ginebra, de esta tierrita.

Amigues, nadie es más o menos por sus «gustos» músicales. La música es música, duélale a quien le duela. ¿No le parece ridículo y absurdo no gozarse una canción por sus prejuicios? Y tenga cuidado, porque esto puede ser el reflejo de sus estigmatizaciones.

Solo tengo para decir que siento un fresquito, cuando conozco y reconozco que la cumbia es resistencia: visibiliza las historias que son escondidas, apartadas y silenciadas. Si usted, al igual que yo, hace días, semanas o meses, no escuchaba, ni sabía de la cumbia, váyase avispando para que a la próxima que suene una bien chimba se la sepa, la baile y sobre todo la reivindique, porque la cumbia en Bucaramanga es de todes.

Universidad Autónoma de Bucaramanga