Dos años completa Laura Lucía Serrano en la producción de piezas que plasman a especies colombianas en vía de extinción, a partir de cueros, foamy y textiles, para personas con discapacidad visual puedan identificarlas y sentirlas.
El arte tiene la capacidad de deleitar al espectador con sus diferentes formas, colores, intenciones, e incluso, con varias corrientes artísticas que van desde las formas que se asemejan a la realidad, hasta las más abstractas; produciendo así distintas experiencias a partir de lo que la vista percibe.
Laura Lucía Serrano Bernal es una artista plástica egresada de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y docente del programa de Artes Audiovisuales en la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Unab). Desde niña tiene un fuerte vínculo con la imagen, pues junto con su abuelo Lizandro Serrano, un caricaturista de corte político, dibujaba y creaba.
A lo largo de su vida y su carrera profesional se ha dedicado a investigar las formas de hacer imágenes y el comportamiento de las personas con respecto a estas. Es por esto que desde hace dos años investiga y desarrolla una experiencia estética inclusiva, en otras palabras, que cualquiera pueda disfrutarlo cuando desee.
Un camino guiado por las pasiones
“El interés por los animales es una fascinación de toda la vida, siempre me gustó leer e investigar sobre esto”, asegura esta artista plástica. De su pasión nace la temática sobre la cual giran las ilustraciones de su investigación:los animales en vía de extinción.La mirada de Serrano no disimula su angustia frente a esta situación: “me entristece enormemente que están desapareciendo, aunque suene muy ‘hippie’, estamos relacionados, los animales tienen un papel fundamental en nuestra existencia”.
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWT por sus siglas en inglés) en Colombia hay 173 especies en peligro crítico de extinción, 390 en peligro y 640 se encuentran en estado de vulnerabilidad -de estas cifras, 407 son animales y 769 son plantas-.
Un caso cercano de esta situación es el oso de anteojos, una especie que contribuye a los ecosistemas que proveen agua. En Santander, está desapareciendo por la destrucción de su hábitat:los páramos.
A partir de esta realidad, la docente plantea que una de las causas por las que no hay mayor preocupación por la desaparición de estas especies es porque no son conocidas o porque no existen imágenes que generen un vínculo. Por esto, una de sus principales apuestas es generar dicha representaciones gráficas que sobrepasen un ámbito educativo y trascienda a uno más atractivo y dinámico, al punto de que la gente se sienta representada en estos animales, incluso, pensando en las personas que no las ven.

El tacto y la visión, una relación estrecha
“La narración es desde lo visual, no me imagino mi vida sin imágenes”. Esta fue su respuesta al preguntársele sobre el punto de partida de su idea enfocada en las personas con discapacidad visual.Asegura que, a partir de la investigación que ha adelantado en estos dos años, se ha encontrado con estudios que evidencian la relación entre lo que se ve y se toca. “La actividad cerebral de una persona cuando ve una imagen y cuando toca un objeto, es muy similar. Las personas con discapacidad visual sí pueden ver a través de tacto”, añade Serrano.
En Colombia, según un estudio realizado en 2017 por el Ministerio de Salud, 177.875 personas tienen una discapacidad, y de esta cifra, el 13% tiene problemas de visión. Entidades como el Instituto Nacional para Ciegos (Inci) enseñan Braille, el cual es un ejemplo de cómo la gente con discapacidad visual tienen la capacidad para comunicarse y entender el mundo a través del tacto, sin embargo, las actividades que pueden desarrollar más allá de lo educativo no son variadas con respecto a lo visual.
Frente a esta situación, Serrano asevera que le interesa que las personas tengan una experiencia estética con las piezas, no que solo conozca la forma, porque esto ya lo hacen con libros: “La idea es que disfruten diferentes sensaciones, así como lo hacemos con la música. Sentí que tenía un compromiso como creadora de imagen y con las personas que tienen dificultades y no ven en absoluto”.
Otro de los hallazgos en su investigación es que en Santander la imagen estética para personas con discapacidad visual es inexplorada. Fue por esto que viajó a Bogotá y realizó un taller para testear sus piezas táctiles inclusivas que son: tres ilustraciones táctiles en impresión láser, una impresión 3D hecha en PLA -ácido poliláctico- y máscaras táctiles de cuero y foamy.
Una persona con problemas de visión puede entender Braille, puede saber cómo es la forma de un oso de anteojos real porque lo ha estudiado en libros de termoformado –formas tridimensionales hechas con termoplástico desde un molde-, pero no sabe cómo disfrutar una forma de dicho oso que no se asemeje a la realidad sin algún tipo de instrucción o explicación, ya que es arte y un artista puede jugar con las formas a su gusto.

En dicha actividad, un grupo con dificultades visuales tocó las piezas elaboradas por Serrano, mientras un acompañante narraba instrucciones y datos sobre el animal para que fuera una experiencia que involucrara a los dos, pues según la artista, “en nuestro país creen que solo es relevante trabajar con la forma, pero es muy importante la experiencia estética. Es bonito ver que hay actividades que pueden ser enriquecedoras para ambos públicos”.
El taller se realizó el sábado 15 de febrero, en las instalaciones del Inci, contó con la participación de cuatro acompañantes de la institución, tres personas con baja visión, tres que perdieron la visión en algún momento de su vida, diez personas con ceguera congénita y tres acompañantes.
La otra experiencia: Los acompañantes
Laura Lucía Serrano organizóun taller para generar experiencias con sus ilustraciones y ver cómo surgían nuevas formas de utilizarlas a partir del ámbito de conocimiento de los participantes de los 26 participantes, entre ellos, docentes, profesionales y padres de familia que interactúan con personas con discapacidad visual e interesados en la creación de imagen y proyectos conocidos como ‘hágalo usted
mismo’.
El espacio se centró en la representación del oso de anteojos que Serrano había realizado antes de iniciar la investigación. La jornada comenzó con la explicación del proyecto y después se adelantó la parte práctica en la que los asistentes contaban con diferentes materiales y técnicas para realizar un elemento.
La impresión láser y el pegante fueron imprescindibles para las personas que con foamy liso y escarchado, diseñaron máscaras de oso de anteojos para que pudieran ponerse y a la vez sentir los relieves. En una esquina, estaban dos señoras de edad en una máquina de coser elaborando una camisa con estampado con las imágenes de bromelias que sirven de alimento para el oso de anteojos. Mientras tanto otras participantes realizaban unas impresiones sobre telas para convertirlas en ‘mochilas’.

/FOTO GABRIELA JAIMES GALINDO
Otro de los proyectos que se logró en el taller fue un oso de peluche, fabricado con tela estampada con bromelias, hilos y agujas. Daniela Arboleda fue su creador y explicó a Periódico 15: “Todo esto de la planta tiene un trasfondo, hice un oso de peluche porque me pareció linda la idea de dárselo a un niño en una tela que explica que eso es lo que come el oso de anteojos”.
“Lo que yo planteo acá es algo inclusivo, no hablo de una cosa que es para ti y otra para mí, sino de algo que podamos hacer juntos y disfrutar de formas diferentes desde nuestra experiencia”, agrega Laura Lucía. La meta final es que su material pueda ser descargado desde una biblioteca virtual compuesta por colecciones de diferentes animales, con el propósito de que las personas tengan acceso y sea fácil su reproducción no comercial.
Por Gabriela Jaimes Galindo
gjaimes326@unab.edu.co