También conocidos como flamencos americanos o del Caribe, fueron rescatados en un puesto de control de la Policía Nacional cuando eran traficados en una buseta de servicio público. /FOTO CDMB.

La imagen de un gavilán muerto atado de sus alas a un poste de luz en un barrio de Floridablanca, con un cigarrillo en una de sus garras y en la otra una caja de fósforos, puso en alerta una vez más a las autoridades locales frente al maltrato animal y la falta de conciencia de la población ante especies de fauna silvestre, especialmente.

Según la ley 1774 del 6 de enero de 2016, cualquier persona que maltrate a un animal doméstico, silvestre o exótico, le cause la muerte, lesiones que agraven su salud o integridad física, será condenada a prisión de 12 a 36 meses; contará con la inhabilitación de uno a tres años para ejercer alguna profesión, oficio o comercio, además de pagar una multa de cinco a 60 salarios mínimos mensuales legales vigentes.

Animales como los flamencos, tigrillos y monos araña, unas de las especies más amenazadas, siguen siendo víctimas de las acciones indiscriminadas del hombre, las cuales los condenan a vivir una vida distinta a la que deberían tener.

Es así como en medio de decomisos que realizan autoridades como la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (Cdmb) y la Policía Nacional, denuncias y entregas voluntarias, dichas especies terminan en centros de rescate, en el caso de Santander, llegan al Cabildo Verde en Sabana de Torres o al Centro de Atención y Valoración de la Cdmb en Floridablanca, donde a pesar de los tratamientos que los veterinarios hacen para salvarlos y regresarlos a la vida silvestre, no siempre son suficientes.

Periódico 15 le cuenta las historias de tres animales que son el reflejo de los estragos que dejan las acciones del hombre.

Fueron sacados de su hábitat

En mayo de 2017, la Fuerza Púbica rescató a cuatro flamencos, que según Juan Felipe Chica Galeano, veterinario del Centro de Atención y Valoración (CAV) de la Cdmb, iban a ser traficados. “Uno murió por el deterioro muscular que le generó el estrés de estar sometido al encierro. Los otros fueron trasladados a las instalaciones del centro ubicado en la Finca la Esperanza, vía al Santísimo en Floridablanca”, explicó Chica Galeano.

Según la Lista Roja de las Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uicn), estas aves se encuentran en la categoría menor preocupación, es decir; que a pesar de su tráfico no hay mayor peligro para su especie.

Los animales estuvieron cuatro meses en la Corporación en proceso de recuperación y posteriormente fueron trasladados al zoológico de Barranquilla donde están actualmente. Estas especies son traficadas con el fin de vender sus plumas como accesorios.

No es un gato

Algunas personas tienden a confundir a los tigrillos con los gatos especialmente por su apariencia cuando son cachorros. Los sacan de su hábitat y los tienen como mascotas, pero una vez que empiezan a crecer, su instinto salvaje aparece y son incontrolables. Pese a esto, los tenedores los domestican hasta hacerlos perder su comportamiento natural.

Esto fue lo que le ocurrió a un tigrillo de cuatro meses de nacido que fue llevado por entrega voluntaria a las instalaciones de la Cdmb, en diciembre de 2016. Este animal, nativo de Bolivia, Brasil, Colombia, vivía en una casa ubicada en Provenza. El cachorro tenía marcas en el cuello, como si hubiera tenido correa, rastros de improntamiento (amansamiento) y las garras cortadas. “El tigrillo aún está en el CAV de la corporación, infortunadamente, el proceso de rehabilitación es bastante lento y se necesita un programa que en Colombia es muy escaso”, afirma Chica Galeano.

Esto significa que para que el tigrillo pueda ser liberado su estado de domesticación debe ser nulo, hay que devolverle su instinto salvaje.

El resto de su vida en el centro

“Emma”, como la bautizaron en el CAV, es una mono araña –especie nativa de Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Panamá- que llegó por entrega voluntaria, hace siete años a la Cdmb. Sus condiciones físicas eran óptimas, a excepción de su grado de amansamiento, el cual era y aún es bastante alto.

“Es adulta y su grado de amansamiento es avanzado. Quitárselo sería una labor ardua y liberarla no es una opción, ya que es una especie que está en peligro de extinción. Por lo tanto, se decidió dejarla de por vida en el centro” afirmó Juan Felipe Chica Galeano.

Por Jadi Valentina Carreño Torres

jcarreno700@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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