La escuela de Física de la Universidad Industrial de Santander (UIS) se ayuda financieramente con el manejo del Grupo de Investigación en Relatividad y Gravitación (Girg), debido a que los fondos otorgados por el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias) no son suficientes. En este grupo trabajan en conjunto docentes y estudiantes, quienes por medio de semilleros dirigidos a los niños y actividades realizadas por el subgrupo Halley logran mantener algunos recursos necesarios que no se estiman en el presupuesto asignado.

Desde el 11 de octubre varias universidades públicas del país entraron a paro nacional indefinido por la reducción presupuestaria, el déficit acumulado actual es de 18,2 billones de pesos, según se expresó en la asamblea del Sistema Universitario Estatal (SUE).

El complejo Astronómico grupo Halley es una subcategoría de Astropartículas que hace parte del Girg, que es además, una división de extensión, divulgación e investigación, integrado por 22 estudiantes de pregrado, maestría y doctorado que realizan investigación básica.

Luis Núñez, físico, docente e investigador de la facultad comenta que la divulgación y extensión, pretende compartir el conocimiento, pues este debe “revertirse a la sociedad, que la gente entienda lo trascendente que hacemos”.

El campo de trabajo en el que Núñez se desempeña es la astrofísica y es el responsable del área de astropartículas, es decir, estudia las partículas que vienen de afuera de la galaxia para saber de qué están hechas.

Colciencias ha pasado de tener 380.331 millones de pesos en 2017 a 337.600 millones de pesos en 2018, como lo muestra su página oficial. De esto solo el 6,97 % fue destinado a funcionamiento y el 93,03% a inversión.

Jorge Martínez Téllez, director de la escuela de Física de la UIS, explica que Santander debe recibir del Estado el gran porcentaje de las nóminas de los gastos de funcionamiento, entonces, quiere decir, como se mostró, que “si el dinero destinado a esta área es mínimo a nivel nacional, se reduce significativamente a nivel departamental”.

Por lo anterior, Girg busca fondos por medio de proyectos de investigación que pretenden crear conocimiento práctico de impacto social, o por el semillero de investigación que ofrece el grupo Halley.

Desde esta última iniciativa, se impulsa a que los niños también participen por medio de dos fases: En la primera se admite niños de siete a nueve años, y en la segunda, de 10 a 14 años, aproximadamente.

El curso dura diez sábados y quienes deseen hacer parte deben pagar la suma de 240.000 pesos. También se desarrollan diplomados, las visitas al planetario -que van con su respectiva boleta- o salidas de campo para observar las estrellas.

Los fondos recolectados con las diferentes actividades son usados en su mayoría para financiarlas becas de los estudiantes en auxiliaturas. Núñez destaca que “lo fundamental es la gente porque con ellos construyes ideas, con las ideas proyectos y con los proyectos buscas fondos’’.

Para Steven Fernando Rico, estudiante de física y profesor del semillero de fase dos, lo que más le ha gustado de trabajar allí es que aparte del impacto social que genera a personas de todas las edades, puede ser partícipe de “la variedad de proyectos de investigación que genera el mismo grupo, los diferentes detectores y las diferentes situaciones que se han desarrollado mediante el Complejo Astronómico”.

Enseñanza del funcionamiento del telescopio dirigido por Steven Rico docente del Grupo Halley. /FOTO MAYRA CAMPOS

Aportes a la construcción de país

Colombia cuenta con al menos once universidades que ofrecen el pregrado en Física, a pesar de ello, los jóvenes estudiantes no suelen vincularse a este tipo de programas. Entre el año 2011 y 2014, según el Observatorio Laboral para la Educación, se
graduaron de Economía, Administración, Contaduría y carreras afines 469.705 profesionales; en Ciencias Sociales y Humanas hubo 221.572 titulaciones. Esto contrasta con áreas como las Matemáticas y las Ciencias Naturales, así como de Agronomía y Veterinaria, de las cuales solo se graduaron a nivel nacional 53.434 personas. Y específicamente según el informe de UIS en Cifras, en 2016 tan solo se graduaron diez personas en Física.

Las aplicaciones de las ciencias naturales -en este caso la Física- comprenden un amplio espectro. Objetos tan “básicos” y usados como el velcro provienen de misiones ligadas a la ciencia como lo fue el programa Apolo, o la tomografía que surgió gracias a la Astrofísica.

La escuela de Física de la UIS no se queda atrás, el detector “Racimo Aire” fue creado por Karen Forero y José Luis Salamanca quienes en ese momento eran estudiantes de Ingeniería Electrónica vinculados al grupo de investigación Girg. Ahora, ya graduados, constituyeron su propia empresa como desarrollo económico para seguir avanzando en su extensión.

A partir de tener detectores de rayos cósmicos se dieron cuenta de que tenían que generar la estación meteorológica independiente. Este proyecto es financiado por Colciencias y lo que se pretende es que el aire que se respira en Bucaramanga lo midan los estudiantes de colegios de la ciudad, de décimo y undécimo grado. También se va a crear una red para que los ciudadanos tengan la información que se está generando.

Existen estudios relevantes dentro del grupo. Uno de ellos se enfoca en cómo utilizar los rayos cósmicos y las partículas que vienen de afuera para así poder estudiar los objetos existentes en el planeta y analizar la estructura interna de volcanes, principalmente sus capas superiores. Si esto se logra, se podría conocer cuál es la ruta de explosión de determinado volcán y alertar a pueblos cercanos. Finalmente, y como parte de las investigaciones, también se trabaja en establecer cuál es el daño celular que se produce en tripulaciones aéreas, causado por los fotones (radiación) Cherenkov.

Por Mayra Alejandra Campos

mcampos676@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga